Andalucía

¿Alguien ha oído hablar en Jaén, Granada o Almería con el acento de Sevilla que se hace pasar por andaluz?

El populismo, con sus flecos de autocomplacencia y de traslado de los problemas y el estudio de las posibles soluciones al territorio de las emociones irracionales, emborrona en Andalucía, la celebración, un año más, del nacimiento de la Comunidad Autonóma Andaluza.

Las tentaciones populistas, los juegos supremacistas de afirmación identitaria, la sustitución del concepto de región o de comunidad por el de nación con vagas -por el momento- aspiraciones independentistas; la reafirmación del mito de "lo andaluz" basado en imaginarios radicales como la existencia de un idioma propio, el andaluz, y un acento compartido por la totalidad del territorio, impregnan ya extensivamente (más adelante llegará la impregnacion intensiva, si el proceso no se detiene) a sectores ámplios de nuestra población.

Da igual que sepamos que el idioma andaluz no existe sino como un conjunto de "hablas" del español con diferentes pormenores localistas. Como que tampoco existe un "acento andaluz": ¿alguien ha oído hablar a ciudadanos de Jaén, Granada o Almería con el acento de Sevilla y Cádiz que se intenta globalizar y hacer pasar por "andaluz"? Todo da igual para una generalidad de políticos sin respeto por el idioma ni por la historia, y dispuestos a ocultar datos como que, por ejemplo, que lo que hoy conocemos como Andalucía ni siquiera existía a mediados del siglo XIX.

Por eso, no vendrá mal recordar hoy, 28 F, que la prioridad de los políticos de inspiración progresista, imprescindibles en nuestra tierra, deberían incidir menos en aspectos sectoriales como la conciencia "nacional" y más en suplir la indecencia del comportamiento del Gobierno de la derecha en España en el asunto de las pensiones, asignando complementos a las más bajas; reduciendo gastos superfluos en observatorios, asesorías, iInstitutos de estudios, empresas públicas improductivas, y demás inventos clientelistas, para destinar el importe del ahorro a reanimar nuestros servicios de asistencia sanitaria, hoy en situación pauperrima. O convirtiendo Canal Sur en un vehículo de culturización e instrucción pública alejado de su carácter de caja tonta y demagógica.

Celebremos, sí, el Día de Andalucía. Pero con hechos de índole material que beneficien a los andaluces más desfavorecidos y conviertan en realidad las aspiraciones de quienes habitan, habitamos, este rincón único del sur de Europa.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios