Tiene 14 años, casi 15, pero su mente es al menos tres años menor, inocente, cariñoso, sin ningún tipo de maldad para con el otro, al contrario, convencido de que todo el mundo es bueno. Si tiene que elegir a un superhéroe al que imitar, no le llama la atención ni Spiderman, ni Superman, él es de Deadpool, "un antihéroe como yo", suele decir. Vive desde que es un bebé -curiosidades de la vida, cuando nació un amigo le dio la enhorabuena a su padre poniéndole por teléfono el Sólo pienso en tí, de Víctor Manuel- con un retraso madurativo producto de un tipo de esclerosis, una discapacidad que le supone que le cueste mantener a esos a los que llama sus amigos, que lo van abandonando conforme van cumpliendo años mientras él sigue estancado en su inocencia, una inocencia que no impide que reaccione ante esa adversidad con un "no soy tonto, como algunos se creen", a la par que prefiere esconder ese sufrimiento que le provoca ese rechazo.

Y no, no es tonto, como algunos se creen. Hace unos días preguntó a sus padres por una noticia que leyó en redes sociales, una noticia que titulaban con una lapidaria frase: "Los niños con discapacidad no deberían nacer, solo son un estorbo para la sociedad". Esa frase era de Marisol Alamilla Betancourt, ya exsecretaria de Educación y Cultura de Quintana Roo -de los Estados Unidos Mexicanos-, quien defendía que las escuelas deben estar libres de niños discapacitados, "porque lo ideal es tener un niño bien y en buenas condiciones cognitivas". "No deberíamos dar apoyo a niños con discapacidad, ya que más que un apoyo es un gasto que les quitamos a los niños sanos. Los pequeños con alguna mal formación o discapacidad no deberían ser admitidos a la sociedad, ya que no aportan nada, sino todo lo contrario, generan un gasto al cual no le veo beneficio. Estoy en contra de que el nacimiento de estos niños sea permitido, en primera no deberían permitir a los padres tener niños con discapacidad si no pueden solventar los gastos para que los pequeños lleven una vida digna", defendía la susodicha de argumentario fascistoide -al más puro estilo hitleriano- tocándole el corazón al niño y a sus padres...Bueno, tras volver de vomitar, prosigo. Vivimos en una sociedad en la que un día sí y al otro también te intentan convencer de que más vale soltar el paquete si hay amenaza de discapacidad. Si esos padres se hacen caso del médico, la hermana de ese niño, de la que pronosticaban durante el embarazo que nacería con tantas malformaciones que sería poco más o menos que el espejo de ET, no estaría entre nosotros; por cierto, una niña que vino al mundo totalmente sana. Me da pánico y pena que la sociedad se inhumanice hasta tal punto que se acabe haciendo una selección de quien debe nacer y quien no. (Anti)héroes como ese niño son un gran regalo de vida y de la vida.

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