Entre leones

La Pepa vuelve a Cádiz

  • La Constitución de 1812 sale del Congreso y ya está en Cádiz. Exteriores reconoce el valor de González para la marca España. Ruiz-Gallardón y sus ataques a 'Madriz'. Griñán no estaba loco, sabía lo que se hacía

Tan lejos, tan cerca

En el Pleno del Congreso del pasado jueves, el PP y el PSOE escenificaron lo lejos que están en la reforma electoral y lo cerca, en el pago a proveedores. En el primer asunto, la convalidación de decreto-ley de la profunda modificación de las reglas de juego laborales, la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, y la portavoz del Grupo Socialista, Soraya Rodríguez, protagonizaron un agrio debate en un tono, a veces, más mitinero que parlamentario. Aparte de poco ejemplarizante y chusco por momentos, el rifirrafe sirvió para abrir más, si cabe, la brecha existente en este asunto entre las dos primeras fuerzas políticas nacionales. El tono adecuado lo puso el portavoz del PNV, Emilio Olabarría, que criticó con rigor el texto del Gobierno pero sin entrar en la guerra de guerrillas. Finalmente, el Ejecutivo sumó a la supermayoría parlamentaria del PP el apoyo de CiU, UPN y FAC. En el transcurso de este debate, la vicepresidenta del Congreso de los Diputados, Celia Villalobos, y el diputado de Amaiur, Sabino Quadra, estuvieron a punto de un repique tras un aviso basado en un error de la malagueña. El presidente de la Cámara Baja, Jesús Posada, no va a poder ni fumarse esos puritos que siempre le acompañan. Otro tono muy distinto caracterizó el debate sobre decreto-ley sobre el pago de proveedores de las entidades locales. El ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro; el representante del PP, Juan José Matarí, y el portavoz del PSOE, Gaspar Zarrías, mantuvieron un debate sereno que permitió que finalmente populares y socialistas votaran juntos. Eso sí, el Grupo Popular no aceptó tramitarlo como proyecto de ley, y el texto se quedó tal cual.

Marca España

Dos días antes, populares y socialistas votaron también juntos una proposición no de ley, promovida por el Grupo Popular, instando al Gobierno a desarrollar un Plan General de la marca España que promueva, dentro de la austeridad presupuestaria, una imagen potente de España en el exterior como un factor estratégico de competitividad y prosperidad para la sociedad española. Por cierto, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, anunció esta semana que tiene previsto reunirse con el ex presidente del Gobierno Felipe González, porque considera que es un "activo de la marca España". ¿Tendrá algo que ver?

Gibraltar

García-Margallo, en su reciente comparecencia en la Comisión de Exteriores del Senado, eludió referirse en su intervención inicial a Gibraltar, un contencioso que tras la liquidación del foro tripartito parece haber entrado en un callejón sin salida, con la cooperación vecinal estancada. Mientras tanto, el ministro principal del Peñón, Fabian Picardo, está dando muestras de una moderación exquisita, alejado de la estrategia más frentista que caracterizó la etapa del también socialista Joe Bossano.

Ruiz-Gallardón

Pero el mayor protagonismo parlamentario de la semana lo ha acaparado el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, al vincular el aborto en España con la "violencia estructural de género". Mientras que colectivos de mujeres, sindicatos y partidos de izquierdas han arremetido contra el ex alcalde madrileño, entre la derecha más extrema ha recuperado apoyos, que añoraban aquellos años en los que, siendo un joven edil de Alianza Popular (AP) en el Ayuntamiento de la capital, se refería de la siguiente guisa a la revista alternativa Madriz, de Ceeseppe: "Es una porquería repugnante, pornográfica, blasfema, en el sentido jurisdiccional de la palabra, contraria a la moral, a la familia y apologética del consumo de drogas".

Andalucía

Cuando el secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán, decidió no convocar conjuntamente las elecciones andaluzas con las generales del pasado 20 de noviembre, en su propio partido surgieron voces críticas contra él. "Está loco", decían. En este arranque electoral, cuando la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas dice que puede haber pelea con un PP que todavía no tiene garantizada la mayoría absoluta, muchos de aquellos detractores le dan ahora la razón. ¿Estaba loco también el presidente de la Junta cuando apostó por Carme Chacón en vez de por Alfredo Pérez Rubalcaba para tomar el timón del PSOE?

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