las claves

PSOE, entre la política de Estado y la incertidumbre

  • Presente y futuro. El cambio de rumbo con Javier Fernández no evita las dudas sobre qué deparará el porvenir tras la previsible pugna entre Susana Díaz, Patxi López o Pedro Sánchez

Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez. / EFE

A patxi López lo quiere todo el mundo en el PSOE. Y lo dicen públicamente. Desde que anunció que se presentaba candidato a las primarias, las muestras de amistad han sido constantes. El silencio de Pedro Sánchez, roto por un tuit en el que anunciaba que inicia su interrumpido recorrido por España, contrasta con las declaraciones de barones y dirigentes que proclamaban a los cuatro vientos que Patxi López era gran amigo.

Que todos lo quieran no significa que tenga asegurada la Secretaría General. Cuenta con el apoyo de algunos barones, en ningún caso suficientes para ganar las primarias; pero una parte relevante de la militancia joven se siente muy cercana a Sánchez. Fueron ellos los que lo convirtieron en ganador de las primarias hace menos de tres años. López, sin embargo, igual que el equipo de Susana Díaz, está convencido de que los seguidores de Sánchez son muy activos... pero menos, en número, de lo que se piensa. Por otra parte, no sería la primera vez que en un partido bien organizado la militancia más crítica acabara moviéndose al son que tocan los que mandan. O al menos parte de ella, pues conocen perfectamente el riesgo de enfrentarse a las direcciones provinciales y regionales.

Hoy el PSOE es un partido dirigido por una gestora que preside un hombre que gana peso cada día; un partido de oposición al que no le duelen prendas en pactar con el Gobierno cuestiones de Estado aunque sabe que Podemos intentará utilizarlos para denunciar su deriva derechista y ser cómplice de Rajoy. Pero al mismo tiempo se mueve en la más absoluta de las incertidumbres, pues celebra un congreso en cuatro meses y no tiene ningún indicio que permita asegurar quién va a estar al frente.

Javier Fernández, al que han tanteado diferentes personalidades del partido, no quiere ser candidato, aunque sabe que si diera el paso tendría bastantes opciones de ser secretario general. Para ello tendría que renunciar a la presidencia de la gestora, pero no es eso lo que lo desanima: cree que se le ha pasado la edad de asumir retos y responsabilidades, su corazón le da algunos disgustos aunque los médicos no ven señales inquietantes, y además el partido está falto de cohesión en Asturias.

traiciones y deslealtad

A pesar de su reticencia, aún es fácil encontrar a miembros destacados del PSOE que advierten que hasta el último momento todo es posible, y añaden que si no quiere la Secretaría General sí podría ser elegido presidente del partido, un cargo muy institucional y durante décadas referente de equilibrio y sensatez en las ocasiones turbulentas, sobre todo en tiempos de Ramón Rubial. Mirar a Fernández indica la desazón que se vive ante las posibles candidaturas de Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López, como si no se las considerara las personas adecuadas para relanzar el partido hasta el punto de ganar unas elecciones a medio plazo. Sánchez, porque la experiencia de su mandato ha provocado la crisis más grave que ha sufrido el PSOE, y López porque no cuenta con el empuje propio de un político de envergadura.

¿Y Díaz? Sigue deshojando la margarita y, aunque parece más cercano el anuncio de que dará el paso, los largos meses de indecisión han jugado en su contra. Se la identifica con la operación de defenestración de Sánchez, y sus detractores la consideran una persona con ambiciones ilimitadas que además no acaba de decidir su candidatura porque teme perder las primarias y, si fuera así, su figura como presidenta andaluza quedaría seriamente dañada.

Sánchez no oculta su animadversión a ella, la ve como la responsable de su caída, aunque sabe que no estaba sola en esa operación. Pero también ahora es López la figura que representa lo que protagoniza la Gran Deslealtad. Con mayúsculas. Sánchez lo veía como uno de los suyos, fue quien lo señaló para presidir el Congreso, confiaba en que se sumaría a su propia candidatura y... se adelantó y le dejó el terreno tan limitado que hace casi imposible que pueda presentarse a las primarias con garantías de éxito, porque Patxi divide el voto crítico a Susana.

Por otra parte, abunda en la supuesta deslealtad que López no le confió sus intenciones a Sánchez hasta después de que hubiera filtrado que anunciaría al día siguiente su candidatura y además apareció en escena con dos de los tres hombres más cercanos a Sánchez: Óscar López y César Luena. El tercero, Antonio Hernando, ya había aceptado previamente la petición de Javier Fernández y Susana Díaz de mantenerse como portavoz en el Congreso, lo que Sánchez consideró una alta traición. Óscar López, impulsor de la campaña electoral de Sánchez en las generales, será el responsable de la de Patxi López para intentar hacerse con la Secretaría General.

Por si no fuera suficiente la lista de agravios, Sánchez no olvida que, cuando dudaba qué hacer los días anteriores a la votación de investidura de Rajoy, fueron Patxi López y César Luena quienes le aconsejaron que dejara el escaño para no verse obligado a votar en contra del Federal.

la sombra de rubalcaba

Ahora es difícil despejar la incógnita respecto a las intenciones futuras de Sánchez. Según con quién se hable se recoge una visión distinta: que va a asumir el reto, que no presentará candidatura porque es consciente de que López ha echado abajo cualquier posibilidad de ganar a Díaz, que los apoyos recibidos en los últimos días de miles de militantes le han levantado el ánimo, que sus incondicionales le suplican que se presente y se está dejando convencer... Habrá que esperar unos días para conocer su decisión final, pero el inicio de su gira hace prever que dará el paso para la pelea de primarias.

En el sector pedrista, donde no se oculta la desolación por la irrupción en escena de Patxi López, culpan a Rubalcaba de la operación. Buen amigo de Patxi, creen que es quien lo ha lanzado a la arena para laminar así las posibilidades de Pedro Sánchez.

Rubalcaba suele ser mencionado cada vez que se produce un acontecimiento en las filas socialistas y es cierto que ha participado en varias operaciones importantes, pero no en ésta. Es buen amigo de la presidenta andaluza y la apoyará si decide presentarse, porque considera que es de los tres posibles quien más puede hacer por la recuperación del partido. También la apoyará porque cree que si se presentara y no ganara las primarias, se produciría una situación muy grave para el partido, porque Díaz no es una candidata más, sino la presidenta andaluza y líder de la federación más importante del partido. Y Rubalcaba siempre piensa en el partido, en un PSOE, que empieza a salir del hoyo, pero que todavía no sabe qué le depara el futuro.

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