l Cuando se dan cita los buenos toreros, los buenos animales y los buenos aficionados, no hay nada que pueda estropearlo. Tocó en Chirivel y Ortega Cano, Ojeda y Espartaco se encargaron de poner en pie a la plaza. Más de 25 años les contemplaban y ellos supieron responder a la grandeza de su nombre. Chirivel salió ganado y todos los aficionados también.
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