Enfoque BBVA

Dar de comer al que tiene hambre, dar de beber al sediento

  • Los empleados de BBVA premian la importante labor que realiza la Fundación Virgen de Valvanuz de Cádiz a través de su comedor social, en el que atienden a más de cien personas a diario

Las ocho en punto es la hora de apertura de las puertas del comedor de Valvanuz, en la calle Santiago de la capital gaditana. Cientos de personas, la mayoría sin un hogar, acuden cada día para cenar. Nunca falta un plato de comida caliente y la atención y amabilidad de los voluntarios.

El comedor social de la Fundación Virgen de Valvanuz es uno de los proyectos de Territorios Solidarios de BBVA premiados por su necesaria e importante labor. "Recuerdo que cuando el Banco lanzó el programa de Territorios Solidarios, era el primer año que BBVA realizaba esta propuesta y, al leer las bases advertí que era una iniciativa que merecía mucho la pena. Una manera más de echar una mano a tanta gente a la que le falta lo indispensable y a la vez concienciarnos de que con poco, podemos hacer mucho", recuerda el padrino de BBVA de este colectivo, Óscar Iglesias.

Eligió Valvanuz por su "encomiable labor con los más necesitados, su dilatada trayectoria en este campo y la fiabilidad en la gestión de las ayudas. Hemos trabajado con ellos en el día a día y sabemos de su buen hacer". En este quehacer diario participan 33 voluntarios que realizan las labores del servicio de cena de lunes a viernes, dispensan bolsas de comida a familias, entregan bocadillos los sábados por la mañana y ayudan en el pago de recibos de luz, agua, alquiler o recibos de préstamo. "La misión principal consiste en dar de comer al que tiene hambre, dar de beber al sediento y vestir al que no tiene ni para unos zapatos. También recogen, seleccionan y distribuyen ropa, sobre todo mantas en el invierno, que es muy importante".

Destaca Óscar Iglesias el "alivio que supone saber que gracias a este comedor de Valvanuz y al de María Arteaga, todas las personas tienen acceso a un plato de comida caliente cada día, independientemente de su origen, religión, situación jurídica o merecimiento. Sólo por ser persona. Es la dignidad de cada ser humano lo que les importa. Sin más condiciones". Y habla del ejemplo de María Dolores, la religiosa que coordina la labor de la Fundación; de Mila, la trabajadora social o de Salud, la cocinera, y de "tantos y tantos voluntarios que me hacen seguir soñando con que otro mundo es posible". Además de padrino de Valvanuz, Óscar es el director de la oficina de BBVA en Cádiz desde hace cuatro años, "somos un equipo de cuatro personas que procuramos, en la medida de nuestras posibilidades, facilitar la vida de la gente que se acerca a nuestra oficina. A veces lo conseguimos". Llegó a ser padrino por la relación que tenía con este colectivo y con uno de sus principales colaboradores; Manolo Brun, "que además es compañero de BBVA ahora jubilado; con él que comparto inquietudes hace ya muchos años, desde nuestra pertenencia a las Fraternidades Marianistas de Cádiz".

Territorios Solidarios llegó para aportar su contribución en Valvanuz en el momento oportuno, afirma su padrino, "hace dos años, cuando disminuyeron las ayudas públicas y se incrementó el número de personas que se acercaban al comedor". El centro realiza sus actividades, a lo largo del año, de lunes a sábado. Abren a las diez de la mañana y empieza a funcionar la cocina y la atención y orientación a los necesitados de ayuda o información, y a los donantes. La Asociación tiene, además de la central gaditana, sedes en Málaga, Sevilla y Paraguay.

Mañana, como cada semana, cientos de familias sin recursos, personas sin trabajo, sin techo..., aguardarán su turno en la organizada cola a la espera de entrar en el comedor. Muchos reciben además, útiles de aseo y ropa. Valvanuz cubre sus necesidades básicas, aquellas que no deberían faltar nunca.

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