Málaga

IES Jesús Marín: 90 añosy 100.000 alumnos después

  • El instituto Politécnico pone en valor en su 90 aniversario su impacto en la formación de profesionales a través de una oferta académica en permanente adaptación al mercado

El director del centro, Arturo Fernández, con la consejera de Educación, el alcalde y el subdelegado del Gobierno.

El director del centro, Arturo Fernández, con la consejera de Educación, el alcalde y el subdelegado del Gobierno. / FOTOGRAFÍAS: JAVIER ALBIÑANA

Ocho nombres y cinco sedes después, el instituto Politécnico Jesús Marín alcanza 90 años de historia. Promotor de la formación técnica en Málaga, el centro se fundó en 1927, bajo la dictadura del general Primo de Rivera, con la misión de proporcionar profesionales cualificados para la industria y la obra pública local. Ningún avatar histórico ha detenido su ritmo. Ni siquiera el hundimiento, por defectos en su cimentación, en los años 70.

La historia local casi se puede reescribir siguiendo el pulso del centro y el ritmo de los 100.000 alumnos durante casi un siglo han ocupado sus aulas. Tanto es así, que el acto conmemorativo del aniversario, celebrado ayer, circuló desde la formalidad institucional a la emoción. El alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre, recordó a su padre, el ingeniero Francisco de la Torre Acosta, en su época como profesor del centro, cuando todavía se llamaba Escuela de Maestría Industrial, y explicó que la memoria de Jesús Marín, mítico director del instituto de 1958 a 1971, pervive todavía en su recuerdo. La consejera de Educación, Adelaida de la Calle, señaló que el actual director, Arturo Fernández, fue uno de los primeros alumnos que tuvo como profesora de Biología de la Universidad de Málaga.

El centro imparte siete familias profesionales, bachillerato, ESO y enseñanza de adultos

Ese vínculo sentimental con la sociedad local es el que cada jueves por la mañana reúne a un nutrido grupo de profesores jubilados en la cafetería del instituto para compartir desayuno y memoria. Jorge Heredia, profesor de Dibujo Técnico entre 1974 y 2006, es uno de los habituales. Subraya que una de las experiencias más emotivas que le ha legado su amplia experiencia docente ha sido tener alumnos que pasados los años han vuelto para trabajar como profesores y formar a nuevas generaciones. Testigo del tremendo cambio que el conocimiento y la tecnología han imprimido en la formación técnica, Jorge Heredia recordaba ayer que empezó enseñando con tiralíneas y estilógrafo para concluir con el manejo de los programas informáticos de diseño. A una velocidad similar a la que tuvo que encajar el profesor de Dibujo la enseñanza de su materia, el centro se tuvo también que adaptar a la demanda de los tiempos. De la formación original orientada la electricidad, el torno, la madera y la calderería, se pasó a la administración, la informática, el sonido, la imagen y la electrónica.

La oferta académica actual en formación profesional comprende siete titulaciones en grados de ciclo superior: Administración y Finanzas, Administración de Sistemas Informáticos en Red, Desarrollo de Aplicaciones Web, Mantenimiento Electrónico, Iluminación, Captación y Tratamiento de Imágenes, Proyectos de Edificación y Sonido para Audiovisuales y Espectáculos. Cuenta también con seis grados medios: Electromecánica de Vehículos, Carrocería, Gestión Administrativa, Instalaciones Eléctricas y Automáticas, Instalaciones de Telecomunicaciones y Vídeo.

Desde el curso 1998/1999, coincidiendo con la implantación de la Logse, el IES Politécnico Jesús Marín incorporó la enseñanza secundaria obligatoria (ESO) y todas las modalidades de bachillerato.

Además, contempla turnos tanto de mañana como de tarde, formación de adultos presencial y semipresencial en ciclos formativos y secundaria.

En conjunto más de 2.000 alumnos y 160 pro'fesores componen el alma actual de un centro del que su director, Arturo Fernández, destaca la "diversidad". Un dibujo de esa variedad lo representaban ayer el zureo de un grupo de adolescentes que ajenos al barullo de la celebración oficial compartían apuntes, risas y bocadillo en un patio interior del instituto. A su lado dos niños, apenas llegados a la educación secundaria, jugaban ensimismados al ajedrez. La partida concluyó con caballos, peones y alfiles rodando por el suelo. "Como siempre gano se cansa tira las piezas", explica el vencedor sin darle más importancia al incidente, mientras su compañero de juego recalca que le gustaría ganar, pero que en ningún caso aceptará una victoria compasiva.

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