Cada año, miles de personas, con numerosos caballos y otros animales, se dirigen a una pequeña aldea, la de El Rocío, para vivir su famosa Romería de Pentecostés. Esta elevada concentración de personas conlleva que, año tras año, desde 1983, se ponga en marcha por parte de la Junta de Andalucía un dispositivo sanitario que se encarga de atender las incidencias que se dan en la aldea. Son los guardianes de la salud durante el Rocío y desempeñan una labor fundamental en la romería.

Este dispositivo supone uno de los mayores despliegues del país en cuanto a movilización de recursos y despliegue de personal sanitario. La organización del mismo está encomendada desde su creación a la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias 061 y en él participan médicos, enfermeros y técnicos del servicio de emergencias 061, así como profesionales sanitarios del Servicio Andaluz de Salud entre los que se encuentran pediatras, intensivistas, internistas y traumatólogos, además de especialistas en sanidad ambiental y seguridad alimentaria. Más de 200 sanitarios, que realizarán en estos días 700 turnos asistencias, han sido desplazados este año a la zona. Hasta la tarde de ayer, habían atendido a unas 900 personas, siendo necesario el traslado a hospitales de 25 de ellas.

Para el buen funcionamiento del dispositivo, siempre es necesaria la coordinación y colaboración con otros efectivos como las fuerzas de seguridad, bomberos, así como con las distintas administraciones, tanto autonómicas como central o locales.

El director del 061 en la provincia de Huelva, Juan Chaves, recuerda que este año ha sido diferente por el mal estado de los caminos debido a la lluvia, algo que les ha llevado a tener que adaptarse a las circunstancias y ser "muy flexibles", aunque "sin improvisaciones, resolviendo problemas concretos". Por ejemplo, en el caso del puesto asistencia fijo que tenían en Palacio del Rey, antes de abrirlo se cambiaron las rutas de las hermandades de Sevilla, por lo que se estableció en el Pino de los Mil Duros. "Constantemente nos hemos ido adaptando a los cambios en los caminos, para garantizar una correcta asistencia a través de las unidades periféricas y móviles", señaló. De hecho, según puntualizó, hasta el viernes se habían producido menos incidencias sanitarias que otros años, quizás debido al adelanto de la llegada de algunas hermandades.

En la aldea, el centro asistencial principal cuenta con tres consultas de medicina de familia, una de pediatría, una de enfermería, otra de traumatología, una sala de curas, otra de yesos e inmovilizaciones, una unidad móvil de radiología y una unidad de observación compuesta por siete camas y dotada con el equipamiento necesario para atender cuidados críticos. Por ejemplo, señaló Chaves, contar con la unidad radiológica y con servicio de traumatología les permite tratar muchos pacientes allí y no tener que derivarlos al hospital.

El centro también cuenta con una amplia sala de espera, que se puede habilitar para atender a personas en caso de un accidente con múltiples afectados. En el caso de los pacientes críticos, se les suele tratar primero en la aldea y luego se les traslada, en una unidad de cuidados intensivos, a un centro hospitalario.

Las incidencias más típicas durante la romería son las relacionadas con la traumatología, de diversa consideración -desde esguinces hasta caída de caballos o accidentes-, también las afecciones dermatológicas -aunque este año se esperaban menos de este tipo-, las gastrointestinales o las reacciones alérgicas, así como también registran pacientes con problemas respiratorios o con patologías cardíacas, que suelen ser menos habituales pero también más graves.

Juan Chaves destaca especialmente el compromiso del personal que forma parte del dispositivo que se despliega cada año en la aldea y que acude de forma voluntaria. "Lo que más valoro es el compromiso y la ilusión que demuestra cada año el equipo", afirma.

El Plan Romero también incluye un dispositivo destinado a velar por el bienestar y la sanidad animal, compuesto por dos veterinarios de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural. Una de sus funciones es colaborar con la Guardia Civil, el Seprona o la Policía Nacional ante cualquier indicio que se haya detectado de posible maltrato a un animal. Así, se trasladan al lugar, donde se realiza una revisión al animal para comprobar si tiene algún tipo de lesión, si hay evidencias de maltrato -ya que muchas veces no ha sido presenciado por los efectivos de seguridad, sino que responde a denuncias de ciudadanos- y elaboran un informe que se adjunta al expediente de los agentes para que el juez decida con posterioridad. Miguel Carro, uno de los veterinarios del servicio, asegura que en los últimos años se ha notado un descenso "bastante grande" de denuncias y que ya son "muy puntuales", algo que, a su juicio, evidencia una mayor concienciación entre los romeros.

Otra de sus tareas es de carácter administrativo, ya que muchos de los animales que van al Rocío tienen que tener una documentación, firmada por un veterinario oficial, por lo que este equipo se encarga de refrendar esos certificados para que los animales puedan volver a sus orígenes. Para ello, cuentan con un espacio en el Ayuntamiento donde los rocieros pueden acudir para refrendar y sellar las guías de traslado.

Otra de sus funciones está relacionada con los casos de fallecimiento de algún animal. Carro recuerda que, cada año, puede haber una concentración de entre 15.000 y 20.000 caballos en El Rocío, por lo que se producen muertes de algunos animales "de uno u otro tipo". Cuanto esto, desgraciadamente, ocurre, acuden para comprobar si el animal fallecideo lo ha sido por algún tipo de causa infecciosa que pudiese transmitirse al resto del ganado. En el caso de que no sea así, proceden a trasladar el cadáver del animal para que sea incinerado -como marca la legislación- lo antes posible y evitar así problemas. Los animales se llevan a un camión en el extrarradio que luego los transporta a una planta incineradora.

En cuanto a las incidencias que suelen afectar a los equinos, estos veterinarios destacan, sobre todo, los casos de cólico. Según explican, el caballo es un animal con un sistema digestivo bastante delicado, por lo que cuando se le cambia la pauta normal de alimentación y bebida "puede notarlo mucho, por lo cual hay que tener mucho cuidado en ese aspecto". Así, Carro indica que muchas veces se encuentran con animales fallecidos por un cólico, porque a lo mejor han injerido algún tipo de comida diferente o comido más de la cuenta.

En este punto, recuerda que, generalmente, los propietarios de los caballos o aquéllos que están acostumbrados a tratar a estos animales saben cómo hacerlo perfectamente. "El problema es que al Rocío acuden muchos animales alquilados, prestados o cedidos que son montados por personas que no están tan familiarizados con el trato al caballo. Por eso piensan que un caballo que tiene sed se tiene que llenar hasta arriba de agua porque eso le favorece, cuando es todo lo contrario, o le dan más comida de la cuenta", asegura Carro.

También se producen fallecimientos por ataques cardíacos, por muerte repentina. "El animal está tan normal y tiene una especie de ataque y fallece", señalan. Estos infartos pueden ser debidos a muchos problemas, pero estos veterinarios recuerdan que no pueden hacer necropsias porque no sería aconsejable enmedio de una aglomeración como El Rocío por temas de salud. Y otra causa son los accidentes. "Es frecuente que haya animales atados juntos y uno, por lo que sea, lanza una coz que puede partirle una extremidad a otro", explica Carro. En muchos casos, la rotura no tiene curación y el animal sufre muchísimo, por lo que se procede a una eutanasia humanitaria. De hecho, es lo que le ocurrió a uno el viernes. Hasta ayer por la tarde, seis équidos habían fallecido en la romería.

rocÍo 2016