Economía

El tapón de corcho planta cara al plástico

  • Las comarcas corcheras andaluzas lanzan una campaña de promoción para frenar el avance de los cierres sintéticos

Corcho y vino forman desde hace 300 años un binomio tan indisoluble que hasta se refleja en que denominamos descorche al acto de abrir una botella. ¿Y si un día nos vemos obligados a desplasticar? No es lenguaje-ficción. El tapón de corcho está retrocediendo rápidamente frente al de plástico. Hace pocos años copaba prácticamente todo el mercado. En 2004, el porcentaje de botellas con cierre de corcho cayó al 78,6 por ciento y en 2007 ya era el 70,8.

"En 2013 el corcho se empleará sólo en el 60 o 65 por ciento de las botellas", aseguró ayer el presidente de la firma Cortansa, Ángel Rodríguez de la Borbolla, que intervino en Sevilla en el seminario Vino, vidrio y corcho: trinomio inseparable. La situación puede afectar de lleno a Andalucía, que produce más de la mitad del corcho nacional y aporta el 13 por ciento de la producción mundial, generando más de 90 millones de euros de movimiento anual. Los grupos de desarrollo rural de las comarcas corcheras andaluzas, han dado la voz de alarma y se han unido para lanzar la promoción Naturalmente corcho, con un presupuesto de 300.000 euros.

El precio no explica el retroceso. Es más, el coste del plástico dobla al del corcho, un producto totalmente natural y ecológico. La causa responde al nombre de tricloroanisol o TCA, una molécula identificada recientemente con el llamado sabor a corcho en el 4 por ciento de las botellas. "Los países anglosajones promocionan también el plástico diciendo que no hay suficiente corcho en el mercado, algo totalmente falso", dijo el presidente de Cortansa, que aseguró que la aplicación de certificaciones de calidad ha permitido reducir el TCA, "aunque no ha desaparecido", puntualizó.

La I+D+I es la clave para vencer al TCA, aunque la falta de industria en Andalucía lastra la investigación. "Tenemos capacidad para producir 800 millones de tapones, pero sólo terminamos y comercializamos 70 millones", explicó Rodríguez de la Borbolla. El resto se deja en manos de terceros, fundamentalmente Portugal.

Juan Flor, director técnico de Bodegas Montecillo, firma riojana perteneciente a Grupo Osborne, se mostró convencido de que "el TCA se puede resolver" y aseguró que ha conseguido reducir su incidencia en laboratorio. Flor concluyó que el corcho es insustituible en los grandes reserva, al permitir una oxidación paulatina con la botella tumbada. "El plástico obliga a tener la botella en vertical para no dar malos sabores, y perjudica a la maduración del vino", explicó Flor, que señaló que los cierres sintéticos sólo son viables en vinos jóvenes y blancos "que van a pasar pocos meses embotellados". "Para crianzas medias, puede utilizarse cierres plásticos de rosca, aunque con un alto porcentaje de fallos", aseguró. La batalla está servida.

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