Economía

La lucha contra el déficit hará que el ajuste ronde los 38.000 millones este año

  • El Gobierno cree que si se hubiera aprobado antes la reforma laboral, España se habría "ahorrado" un millón de parados.

El déficit público ha tomado el relevo de la prima de riesgo como concepto estrella. Cada décima recortada es un mundo de esfuerzos. Y encima el panorama se recrudece con otra recesión. El Gobierno español, que ya anunció a Bruselas que no hará sus deberes en 2012 pero sí en 2013, procura explicar la dimensión del reto: según el ministro de Economía, Luis de Guindos, para cerrar este ejercicio al 5,8%, 1,4 puntos por encima de lo estipulado, el ajuste oscilará entre los 35.000 y los 38.000 millones, alrededor del 3,5% del PIB. Paradójicamente, pese a que no es descartable una reacción adversa de los mercados, De Guindos afirmó ayer que el Ejecutivo se ajusta "al espíritu y la letra del pacto de estabilidad".

Un problema nada desdeñable es que el margen de maniobra (o de recorte) se agota. "Hacen falta más sacrificios, pero se exigirá más a quienes más tienen", avanzó el ministro en lo que podría ser el anuncio codificado de una nueva subida de impuestos. "La estabilidad presupuestaria, las reformas estructurales y la solidaridad en el reparto del esfuerzo son los ejes de nuestra política", informó. La estabilidad es un dogma de fe, ya lo sabemos, que teóricamente conducirá al déficit cero en 2020. De la solidaridad queda la referida y muy abstracta pista. Respecto a las reformas, dos ya se han producido y la tercera llegará el próximo viernes. La laboral "podría haber ahorrado un millón de parados" si hubiese funcionado antes. La financiera debería desatascar el crédito. Y la siguiente tocará el modelo de los organismos reguladores (competencia, energía, telecomunicaciones), unificándolos o racionalizándolos. Se buscará la unidad de mercado. Y se agilizarán las licencias para nuevos negocios.

Tras el último Consejo de Ministros, el Gobierno avanzaba un cuadro macro muy negro, con una caída estimada del PIB del 1,7% y una tasa de paro del 24,3%. De Guindos aclaró que nadie en La Moncloa está dispuesto a "dar falsas esperanzas", pero dedicó unos minutos a subrayar los signos positivos del país: una balanza comercial saneada, el freno al endeudamiento, precios contenidos y costes laborales unitarios cada vez más próximos a la media europea. "Existe la luz al final del túnel. De ésta saldremos reforzados". ¿Déjà vu?

Decenas de representantes de la banca seguían la intervención del ministro. En la mesa redonda posterior, en la que hablaron María Dolores Dancausa (Bankinter), Jaime Guardiola (Sabadell), Francisco Verdú (Bankia) y Roberto Higuera (Popular), hubo escaso grado de contrición. Unos acusaron del descrédito del sector a los políticos y los medios; otros a las malas prácticas de la competencia internacional y a las agencias de rating; y todos, en bloque, negaron que los préstamos estén paralizados por decisión propia.

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