Economía

Entre la iniciativa local y la vocación internacional

  • El PTA cumple 17 años con la esperanza de ver el epílogo de la crisis el próximo año · Pese a la recesión, 11 nuevas empresas se han instalado en 2009 en el parque

Desafiando cualquier mal pronóstico en una región en la que la tecnología no era un gran valor, nació hace 17 años un lugar en el que poner en marcha los últimos avances tecnológicos. Junto a la barriada malagueña de Campanillas, surgió un recinto para albergar a ocho empresas que contaban con 130 empleados. En este tiempo, su crecimiento ha sido tan exponencial que el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) cuenta hoy con 520 empresas y 14.000 empleados. La clave del éxito, según su director general, Felipe Romera, ha sido saber "adaptarse a la evolución del mundo" sin perder de vista la innovación más cercana.

"En los años 90, lo más importante era fabricar electrónica, luego vimos cómo estas factorías se iban a China y Europa del Este", comenta Romera. Hoy el sector dominante es el de la tecnología de la información, "no tanto en la fabricación como en la prestación de servicios avanzados, con el capital humano como eje", añade el director general, que asegura que "aunque también nos interesan las fábricas, hay que reconocer que aquí es difícil ser rentable". Una maquinaria tan dinámica y viva como el PTA busca siempre nuevas oportunidades de negocio, como las energías renovables o la biotecnología, tanto aplicada al sector agroalimentario como a la salud.

La mayoría de las empresas implantadas en este centro son malagueñas, "pequeñas iniciativas nacidas de la Universidad que han sido capaz de hacerse grandes y servir de referencia internacional", explica Romera. Ejemplos de ellas son AT4 Wireless, antigua Cetecom -estaba en el grupo de las ocho primeras firmas en el parque-, Ingenia, Novasoft, Airtec y Optimi. Sus logros, y las de otras que las precedieron, han proporcionado al PTA la visibilidad de la que hoy puede presumir y que ya ha atraído hasta Málaga unas 40 empresas extranjeras, como las multinacionales Oracle y Huawei.

En verano estará lista la ampliación de 36 nuevas hectáreas que se suman a las 184 actuales de la tecnópolis. Pero no se queda ahí su ambición de crecimiento. Cuando se estén inaugurando los nuevos terrenos ya estará en fase de desarrollo la siguiente ampliación (otras 130 hectáreas en la parte norte). "Yo creo que podremos estar en las 400 hectáreas en el futuro, convirtiéndonos en el parque más grande de Europa y triplicar el número de trabajadores hasta alcanzar los 50.000; en los próximos 17 años se puede abrir un horizonte mucho más amplio del que hemos tenido hasta ahora".

La idea de la tecnópolis surgió en el transcurso de un Consejo Social de la Universidad de Málaga en 1990. El entonces alcalde, el socialista Pedro Aparicio, tomó las riendas del proyecto y constituyó la entidad gestora con Felipe Romera a la cabeza. Y aunque, según éste, la sintonía con la UMA no fue grande durante los primeros años, hoy es una referencia imprescindible. "La Universidad está en el consejo de administración del parque, es un elemento básico de futuro y presente", confiesa. "La mitad de los trabajadores son titulados universitarios, ingenieros, economistas, y la UMA es una gran impulsora de nuevas empresas, no podría existir el PTA sin la universidad, sin la cooperación entre ambas", añade.

Romera dice que el reto que se presenta en 2010 es "que se nos acabe la crisis que está golpeando a las empresas, que éstas relancen sus productos y alcancen el dinamismo de antes". Finalmente, las previsiones no han sido tan pesimistas este año. "Esperaba un decrecimiento del 20%, quedarnos con unas 400 empresas, y sin embargo hemos crecido de las 509 de 2008 a las 520. De lo que estoy convencido es de la recuperación de Isofotón", dice el director general.

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