Adelaida de la calle. presidenta de corporación tecnológica de andalucía (CTA)

"Soy buena gestora, pero mala política, no he aprendido en estos dos años"

  • La ex consejera de Educación ensalza su capacidad de gestión y su experiencia para conectar universidad y empresa

  • Sobre su nombramiento: "Susana Díaz es persuasiva y yo no sé decir que no"

La ex consejera de Educación y ex rectora de la Universidad de Málaga es la nueva presidenta de CTA.

La ex consejera de Educación y ex rectora de la Universidad de Málaga es la nueva presidenta de CTA. / juan carlos vázquez

-Hace tres semanas, cuando fue cesada como consejera de Educación, manifestó que quería volver a su vida de antes en la Universidad de Málaga (UMA) durante un tiempo y luego jubilarse, ¿qué le ha hecho cambiar de opinión y embarcarse en la aventura de CTA?

-CTA es una fundación privada, impulsada por la Junta, para fomentar la innovación y esto es algo que está muy pegado a lo que yo he hecho siempre: la gestión de la investigación junto al sector empresarial. Soy docente, investigadora y gestora. Y esta nueva responsabilidad es muy atractiva para alguien con mi nivel de formación.

-¿No ha podido rechazar la oferta de Susana Díaz?

-Me sorprendió cuando la presidenta de la Junta me llamó para proponerme ser consejera y ahora también cuando ha pensado en mí para este cargo. Tiene mucho poder de persuasión y yo no sé decir que no. De todas formas, el nombramiento tenía que ser aprobado por el patronato de CTA, y así fue.

"En esta nueva etapa intentaremos conectar con sectores emergentes y con 'spin off' para que se incorporen a CTA"

-CTA pasa de tener un presidente con un perfil empresarial (Joaquín Moya-Angeler) a darle las riendas a usted, que tiene uno más académico y político, ¿es lo que necesita la fundación para esta etapa?

-Yo me considero buena gestora, pero mala política. Aunque he mejorado, no he aprendido a ser política a lo largo de estos dos años. Sin embargo, creo que puedo aportar mucho a CTA por mi capacidad de gestión y de conexión entre el mundo académico y el empresarial. He sido rectora de la UMA y también vicerrectora de investigación y mi experiencia en la transferencia del conocimiento de la universidad al ámbito productivo puede generar mucho valor aquí.

-¿Cuáles son los objetivos que se marca en número de empresas, inversión promovida, proyectos incentivados...?

-Aún es pronto para saberlo. Lo primero que debemos hacer es mantener las empresas que hay, cerca de 160, y a partir de ahí crecer poco a poco. Éste será mi trabajo: ir conectando con sectores emergentes que puedan integrarse en CTA. En las universidades están surgiendo ideas que son el germen de los empresarios del futuro. Estas spin off, que están ubicadas en parques tecnológicos y entornos universitarios, son las que debemos captar para que reciban el apoyo de empresas tractoras.

-Para seducir a estas empresas tan pequeñas, ¿qué mecanismo van a desplegar?

-Una vía será la del apadrinamiento, de modo que una gran empresa o corporación apadrine un proyecto de I+D+i de una spin off o start up con la que considere que puede colaborar.

-La inversión más baja que se pide para entrar en la CTA es de 60.000 euros a lo largo de cuatro años, ¿la rebajarán?

-No nos planteamos bajarla. Lo que no cuesta nada no se valora.

"Creo que debería limitarse el mandato de los presidentes de CTA; las ideas se agotan y la renovación es buena"

-¿Actualmente qué peso tienen las pymes en la fundación?

-Suponen dos tercios de nuestros miembros. En 2005, el grupo que creó el patronato fundacional estaba compuesto por grandes empresas, pero a partir de ahí se incorporaron más pequeñas y medianas. Al fin y al cabo, éste es el tejido productivo de Andalucía. Siempre hablamos del milagro de Silicon Valley, pues no es más que la apuesta por spin off universitarias que aglutinan el conocimiento y a las que recurren las grandes empresas.

-¿En qué otras palancas se apoyará CTA para crecer?

-En dos. La primera, la internacionalización de nuestras empresas trabajando en proyectos de I+D+i sobre todo europeos, aunque también latinoamericanos. Y la segunda, la compra pública de innovación. Aquí desaparece el concepto de subvención y aparece el de compra basada en ofertas competitivas, un terreno que puede ser muy fecundo para la colaboración de empresas y grupos de investigación en el desarrollo de productos ad hoc. La idea es ir más allá de la Junta y llegar a más comunidades.

-Moya-Angeler ha estado 11 años al frente de la CTA, ¿imposible repetir esta marca?

-[Risas] Totalmente. Yo sé cuándo empiezo una cosa, pero no cuento con una fecha de caducidad escrita. Por lo menos un par de años estaré aquí seguro, antes no daría tiempo a obtener resultados.

-¿Debería haber una limitación para el cargo de presidente?

-Yo creo que sí. Los límites están bien porque las ideas se agotan y las renovaciones son importantes. Y lo dice alguien que ha sido eterna en la universidad porque ha sido rectora tres mandatos.

-¿CTA es el elemento del sistema andaluz de innovación que mejor ha soportado la crisis?

-Se ha comportado muy bien en momentos en los que podría haberse ido a pique como le ha ocurrido a tantas empresas. La clave ha estado en su capacidad de innovación innata, que la ha llevado a transformarse, a comercializar nuevos productos y servicios, a buscar fondos fuera de Andalucía y de España a nivel internacional...

"No veo mi salida de la Consejería como un fracaso, pero me da pena no haber culminado la transformación de la FP"

-Los centros tecnológicos no han tenido esa fortaleza a la vista de todos los están en concurso...

-Hay algunos que se pueden recuperar y seguir creciendo, pero tampoco tienen que ser estructuras permanentes para toda la vida. Han podido dar unos resultados importantes en un momento determinado, pero que les haya llegado el momento de desaparecer.

-¿CTA es un organismo que debería permanecer al margen de los cambios políticos que puedan darse en Andalucía?

-Sí, debe ser una estructura que se mantenga aislada de los vaivenes políticos. Si algo funciona, no hay que tocarlo.

-Sólo ha estado dos años al frente de la Consejería de Educación, la mitad de la legislatura, ¿siente que ha fracasado?

-En absoluto lo considero un fracaso. Creo que he trabajado con un equipo excelente en una serie de temas de los que me siento muy satisfecha, pero hay momentos en los que las circunstancias requieren de perfiles distintos.

-¿Cuáles han sido los mayores sinsabores de esta etapa?

-La satisfacción más grande es haber conocido de cerca a toda la comunidad educativa y ver los excelentes maestros y profesores que tenemos en Andalucía. Frustraciones también he tenido. Me ha dado pena no haber culminado la transformación de la formación profesional que es un reto que me marqué. Eso, sí la dejo encarrilada.

-¿Le da rabia que la gente la pueda recordar por sus declaraciones sobre los aires acondicionados en los colegios?

-Para mí eso es pasajero, anecdótico. La consejería ha ido modificando muchas estructuras de climatización, pero con otros sistemas -vegetación, estructuras aislantes...-. Poner aire acondicionado requiere de un mantenimiento tremendo, como en los hospitales.

-En nueve años ha habido seis consejeros de Educación, ¿son buenos tantos cambios en una pilar que debería ser clave en un gobierno socialista?

-Mientras continúen los programas y sus principios, las personas no somos imprescindibles.

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