Economía

Retroceso industrial, auge energético y vuelta de las minas

  • El progreso de los sectores industrial y energético persistió hasta 2008 cuando sufrieron un declive que se ha prolongado hasta la actualidad.

Los datos de empleo y valor añadido del sector industrial y energético nos informan del progreso hasta 2008 y de una severa caída posterior que no parece haberse detenido. La última EPA registra 256.000 ocupados y el valor añadido fue 12.900 millones de euros en 2009, de modo que el sector no alcanza el 10% del PIB regional y apenas supera el 9% del empleo andaluz. Detrás se encuentra una caída del 14% en el VAB industrial respecto a 2000 y un 11% del empleo, o de un 20% en ambos casos si los comparamos con sus máximos alcanzados a mediados de la década. La evolución de las manufacturas ha sido similar a la nacional y más favorable la del sector energético, como muestran los gráficos.

La tabla permite apreciar que el valor de la producción, el output de las empresas, es el segundo de España y que no son pocas las actividades preeminentes, como la agroalimentaria, refino y química, metalurgia y energía eléctrica. Estas tres últimas agrupaciones, junto con material de transporte suponen casi el 45% del valor de la producción industrial andaluza y centraré en ellas el espacio limitado de este artículo descriptivo, ya que la agroindustria será objeto de otro capítulo de esta serie.

Andalucía es el principal actor del sector eléctrico español, gracias, sobre todo, a la construcción de siete centrales de ciclo combinado en esta década, sumadas a las tres térmicas de carbón preexistentes. Pero lo más visible es la eclosión de la generación renovable, animada por una regulación hoy en entredicho. La mayor proporción es eólica, aunque ha sido vertiginosa la instalación de parques fotovoltaicos y, más recientemente, la de aprovechamientos termosolares, una tecnología en la que los expertos ven el mayor potencial de crecimiento, además de la eventual eólica marina. La termosolar es el soporte del éxito internacional de empresas que han desarrollado aquí sus capacidades, como Abengoa, Iberdrola, Sener y Cobra (ACS). Y, en cierta forma, es una digna recompensa a la investigación en la Plataforma Solar de Tabernas.

En Andalucía se encuentran las dos refinerías peninsulares de Cepsa, La Rábida (Huelva) y Gibraltar-Los Barrios, muy orientada ésta al suministro de buques. En la primera ha finalizado en 2010 la mayor inversión industrial de la década, más de 1.000 millones de euros destinados a ampliar la capacidad de producción de gasoil. Enagás titula una planta de regasificación de gas natural licuado (GNL) en Palos de La Frontera, objeto de sucesivas ampliaciones y que en 2015 podría ser la segunda de España, tras la de Barcelona. El grupo matriz de Fertiberia ha proyectado otra planta de regasificación, también en Palos, que se espera comenzar en 2011, tras casi una década de tramitación.

El balance es bastante satisfactorio en el ámbito energético, aún considerando la caída del consumo de los últimos años y las incertidumbres regulatorias no despejadas. Pero hay que señalar también que la minería de carbón finalizará en 2012, con el cierre de Corta Ballesta en Espiel.

La actividad petroquímica está representada por Cepsa Química, que ha integrado a Ertisa (Huelva) e Interquisa y Petresa (Campo de Gibraltar) y cuenta con un peso relativamente importante dentro del sector en España y con capacidad demostrada de hacer frente a la competencia internacional. La restante industria química está concentrada en Huelva, sin excluir la producción de detergentes de Persán, en Sevilla y de materias primas farmacéuticas en Deretil (Villaricos, en Almería). La década comenzó con gran empuje en Huelva, pero la realidad final es muy distinta. Ercros ha cesado su actividad, por la caída de la demanda de su producto principal y la imposibilidad de competir con la sosa importada de Asia. Tioxide ha visto muy afectada su producción de pigmentos debido a la caída de la construcción y del automóvil. Fertiberia Palos ha podido mantener la producción de amoníaco-urea y AdBlue gracias al ajuste de los precios del gas natural, hasta que disponga de suministro propio.

Ha finalizado también su actividad Nilefos, antigua Rhodia, y lo está haciendo FMC Foret, dado que ya no podrá deponer fosfoyesos y no puede soportar la compra de ácido fosfórico a un tercero. Fertiberia ha sustituido la importación de roca fosfórica por la importación de ácido marroquí y sólo podrá continuar mientras el precio de los fertilizantes compense la diferencia de costes. No es un balance alegre.

En material de transporte se ha constatado la inviabilidad de la fabricación de automóviles en Santana Motor (Linares, en Jaén), mientras que ha dado mejor resultado la fabricación de material ferroviario de CAF-Santana, aunque es muy dependiente de la demanda regional. Tampoco ha dado resultado el apoyo a los astilleros de Huelva y de Sevilla, unidos en un mismo grupo tras la privatización de este último y prácticamente abocados al cierre.

Se han incorporado al ámbito militar (Navantia) los astilleros de Puerto Real y Cádiz y se han abierto a nuevos encargos sustraídos del régimen de ayudas de Estado, aunque la carga de trabajo no está exenta de incertidumbres, en particular las reparaciones. El devenir de la industria auxiliar ha ido parejo al de los astilleros y su futuro está limitado porque todavía no han conseguido diversificar suficientemente sus clientes.

Dragados Off Shore ha realizado proyectos señeros en los sectores de petróleo y gas natural e inicia 2011 con mejores expectativas que las de hace un año. Hemos vivido una resurrección inesperada, la del astillero Crinavis en Campamento (Campo de Gibraltar), que ha albergado la construcción de un dique para el puerto de Mónaco y una terminal de GNL para Exxon.

Sin duda una de las realidades más alentadoras es la consolidación de las actividades andaluzas dentro del consorcio Airbus, tanto la construcción de algunas piezas como el ensamblaje y pruebas de aeronaves. No han sido pocas las incertidumbres que han pesado sobre los programas civil (A 380) y militar (A 400 M) pero la década finaliza, afortunadamente, manteniendo abiertas las posibilidades para que las empresas andaluzas hagan realidad todo su potencial de participación.

Dentro de la industria auxiliar del automóvil, el cierre de Delphi continúa siendo noticioso años después, sin que la acción pública haya podido cumplir su generoso compromiso de recolocación. En la provincia de Jaén, Valeo Iluminación sufrió un conflicto durante 2009 motivado por al ajuste ante la caída de la producción de automóviles, posteriormente solucionado. La fábrica de Renault de Sevilla, por su parte, produce ya el 30% de las cajas de cambio de todo el grupo, pero esto no la inmuniza contra una evolución desfavorable del mercado como la que se prevé para 2011.

El sector metalúrgico tiene más de dos mil años de tradición en Andalucía y hoy está centrado en el cobre y en el acero. Atlantic Copper (Huelva) es el segundo fundidor de Europa y una parte menor de su producción es transformada en alambrón por Cunext (antigua Metalcable) en Córdoba, una vez que la primera desintegró esta actividad. El grupo de Acerinox (Campo de Gibraltar) es uno de los tres mayores productores de inoxidable del mundo y ha superado una caída dramática de la demanda internacional y de los precios en 2009, gracias al ajuste de la producción y de los gastos. De mucha menor dimensión, no debe olvidarse la fundición de Siderúrgica Sevillana, muy vinculada con el reciclaje de metales al igual que Acerinox, que ha tenido que ajustarse con esfuerzo a la caída de su demanda en 2009 y 2010.

Sin duda, algunos de los cambios más reseñables de la década se han producido en la minería. La extracción de áridos y de arcilla ha seguido la expansión y contracción de la construcción, como no podía ser de otra forma ya que su producción no es exportable, a diferencia de lo que sucede con la roca ornamental que está encontrando algo de alivio en la exportación o en productos singulares, como es el caso de Cosentino Stone.

La década comenzó con la práctica despedida de la minería metálica, sólo residual en las magnetitas de Cala hasta 2009 y gracias a su naturaleza pública, y con todo el cobre suspendido o cerrándose. Finaliza, sin embargo, con dos nuevas explotaciones en operación: la singular minería e hidrometalurgia de Cobre Las Cruces, tras una gran inversión y no poca fuerza de voluntad, y la minería de zinc-cobre en Aguas Teñidas. Existen además algunos proyectos como el reinicio de las actividades en Minas de Riotinto. Todos ellos están amparados por una cotización que a principios de 2001 era de 1.750 dólares por tonelada y está cerrando a más de 9.300 dólares al final de 2010, muy por encima del umbral de rentabilidad de cualquiera de estas explotaciones.

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