Tribuna Económica

Líneas ICO 2018

El pasado mes de enero el Instituto de Crédito Oficial (ICO) firmó de nuevo los acuerdos de colaboración con 10 bancos para la concesión de préstamos a través de las Líneas ICO. A finales de este mes se empezarán a tramitar operaciones, y estarán abiertas hasta diciembre de 2018. Los autónomos y pymes que consigan que se canalice su financiación por estas líneas estarán de enhorabuena porque verán mejoradas las condiciones financieras respecto a las usuales que rigen en el mercado. Pero el alcance de este instrumento, por su propio funcionamiento, termina siendo muy limitado. En 2017 sólo se concedieron préstamos ICO por 4.594 millones de euros, cifra muy escasa frente al total de crédito nuevo a empresas, que superó los 300.000 millones de euros.

La Línea Empresas y Emprendedores está orientada a financiar inversiones productivas o necesidades de liquidez de pymes y autónomos. Pero también da cabida a peticiones de fundaciones, ONG y administraciones públicas, y de particulares y comunidades de propietarios para la rehabilitación de sus viviendas. El importe máximo es de 12,5 millones de euros, con plazos hasta 4 años si se financia liquidez, y hasta 20, para inversiones. Las TAE máximas, que incluyen las comisiones, oscilan entre el 2,30% y el 4,30%. Similares condiciones se fijan en la Línea Internacional, que busca financiar el proceso de internacionalización y la actividad exportadora de las empresas españolas.

Por su parte, mediante la Línea de Eficiencia Energética se financiarán proyectos industriales que reduzcan las emisiones de carbono y el consumo de energía, o a empresas de hostelería en este campo. Aquí varían los importes máximos, que son, respectivamente, de 3 y 1,5 millones de euros. Y, por último, la Línea Crédito Comercial permite a autónomos y empresas anticipar el importe de las facturas procedentes de su actividad comercial o prefinanciar la producción, con una TAE máxima del 2,30%.

Para tramitar la operación, los autónomos o pymes deben acudir a los bancos colaboradores, que la canalizarán a través del ICO si las condiciones se ajustan y si previamente superan el análisis de riesgo que le practican. Como los bancos asumen el riesgo, son los que deciden sobre la aprobación. Así, la banca concede las operaciones que de todas formas concedería, y en las condiciones actuales de exceso de liquidez tiene pocos alicientes para no ofrecerlas por su cuenta.

Necesariamente tiene que ser así, porque si el riesgo lo asumiera el ICO no quedaría garantizado el rigor al concederse las operaciones. Sin embargo, invalida a estas líneas como instrumento de apoyo para proyectos que, siendo viables, no encajan en los patrones bancarios. Como solución, el ICO ha establecido la línea SGR-Saeca, aunque no viene funcionando: si entra en juego el aval, sobra el ICO, porque por sí mismo facilita el acceso y mejora incluso aún más las condiciones financieras. El ICO, además de definir mejor esta línea para que sea operativa, debería fomentar otros mecanismos de apoyo para estos proyectos, propios de emprendedores y empresas innovadoras. Ahí es dónde se produce realmente el fallo del mercado.

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