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Una victoria trabajada que vale media permanencia

  • El CB Huelva gana al Aguas de Valencia tras encajar un parcial inicial de 0-9

Una victoria trabajada que vale media permanencia. El Ciudad de Huelva superó ayer al Aguas de Valencia Gandía, un rival directo en la lucha por salvar la categoría, con lo que rompe la racha de siete derrotas consecutivas. Ahora, a falta de nueve jornadas para el término de la Liga, el equipo onubense aventaja al levantino en tres partidos y además tiene a su favor el basket-average -también ganó en la primera vuelta por 70-79- por lo que se vería beneficiado en un hipotético empate final entre ambos. Además los jugadores salieron anímicamente reforzados del Palacio de los Deportes, dado que tras encajar muchos disgustos ayer tuvieron la buena nueva de cobrar dos mensualidades de las tres pendientes, lo que sin duda también supone una inyección de moral.

Muy mal pintaron las cosas en los primeros compases del encuentro. Jaime Peterson anotaba dos canastas y un tiro libre adicional marcando rápidamente distancias para los visitantes (0-5). El Ciudad de Huelva estuvo más de tres minutos y medio sin anotar y el Aguas de Valencia aprovechó la ocasión para despegarse. Con 0-9 en el marcador Pepe Rodríguez se vio obligado a solicitar un tiempo muerto buscando la reacción de su equipo. Cameron Bennerman, casi a los cuatro minutos, anotaba dos puntos que ponían fin a la sequía realizadora, aunque poco después el cuadro levantino alcanzaba una máxima renta de once puntos (2-13).

Pero el estadounidense le cogió el tranquillo al asunto porque luego encadenó otra canasta y un triple que formaron parte de un parcial de 8-0 blanquiazul que culminó Fede Van Lacke con un contragolpe (10-13, minuto 8). No obstante al final del primer cuarto se llegó con siete puntos de diferencia (12-19).

Ugonna Onyekwe, quien volvía a jugar en el Palacio de Deportes después de varios meses lesionado, cobró protagonismo en el segundo periodo. El nigeriano volvía a recortar distancias con una canasta y un triple (17-19), que fue precedido más tarde por otro tiro convertido desde más allá de la línea de 6,25 metros por Pavel Ermolinski (20-21). El Ciudad de Huelva había entrado de lleno en el partido y logró igualar la contienda en varias ocasiones (a 22, a 24 y a 30 puntos) antes de ponerse por primera vez por delante gracias a una buen contragolpe culminado con velocidad por Éric Sánchez (32-30, minuto 19). Otro triple de Grunfeld colocaba al Aguas de Valencia por última vez por delante (32-33), pero dos puntos de Darius Silinskis antes del descanso permitían a la escuadra blanquiazul marcharse al descanso con una mínima ventaja (34-33).

Tras la visita a los vestuarios el juego del equipo onubense mejoró muchos enteros. Curiosamente ya no dependió tanto en ataque de Cameron Bennerman, que en la primera mitad había anotado 14 de sus 16 puntos al final del encuentro, pero encontró el relevo en otros jugadores, especialmente el argentino Fede Van Lacke quien, a la postre se erigió en el máximo encestador del partido. Además los blanquiazules dominaron los aros y si antes del descanso el Aguas de Valencia había capturado más rebotes (19 por 21) al final del choque el dominio bajo los aros local en ese apartado fue claro (40-35).

A partir del tercer cuarto los aficionados onubenses que acudieron al pabellón pudieron disfrutar nuevamente con el juego de su equipo, que amparado en una gran defensa podía poner en apuros a su rival con velocidad. Antonio Morón, en el minuto 27, ponía la directa y hacía vibrar a los espectadores (48-38), pero un parcial de 0-8 volvía a llevar la inquietud a los presentes. Al finalizar ese tercer periodo un triple que entró 'llorando' tras rebotar en el tablero de Javi Rodríguez permitía al Aguas de Valencia seguir con opciones (55-50).

Pero el CB Huelva no dejó escapar la victoria. Pepe Rodríguez, con todos los sinsabores que ha tenido durante esta campaña, demostró que sabe gestionar a la perfección los 'recursos humanos' que dispone. Por ejemplo, ayer durante varios minutos jugó sin ninguno de sus dos bases 'puros' (Éric Sánchez y Antonio Bustamante), colocando en la pista a Van Lacke, Ermolinski y Bennerman. Y el experimento funcionó.

En los últimos compases el Aguas de Valencia acusó la desesperación de ver que no podía recortar la diferencia, lo que facilitó que el Ciudad de Huelva no sufriera en exceso y ampliara las distancias. Al final, entre el ruido de la tromba de agua que caía fuera, alegría en el Palacio de los Deportes.

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