At. osasuna | recreativo · la crónica

Una proeza para vivir

  • Lucha por la salvación La heroica victoria del Decano en Pamplona lo coloca a un punto de la permanencia Justo El equipo de Alcaraz fue netamente superior a su oponente en todas las facetas.

Está vivo. Respira, se mueve y pelea. Ya no le amparan sólo las matemáticas, también sus acciones. El Recreativo vuelve a estar disponible, o tal vez recuerda a los incrédulos que nunca dejó de estarlo. El resultado a final de mes será el que tenga que ser. Sólo el tiempo lo dirá, pero nadie puede negarle al Decano el premio de la constancia y la entrega. Sólo un equipo que cree ciegamente en lo que hace es capaz de encarar el duelo frente al Osasuna como lo hizo el albiazul. La temporada recreativista está escrita a base de capítulos injustos. El de Pamplona iba a ser el último. Así se había asimilado incluso desde dentro del club. Estaba destinado ser el bello canto de un cisne en plena agonía hasta que el destino cambió el rumbo.

La victoria en el Reyno de Navarra no hace mejor al Recre. Tampoco la derrota lo hubiese hecho peor. Simplemente le regala el derecho ganado en el campo a pelear hasta el final por su propia supervivencia. El Decano está a un punto de salir de la zona de descenso. Quedan cuatro jornadas por delante. Todo un mundo para luchar, sufrir y vivir.

Haber sucumbido en Pamplona habría sido tan injusto como doloroso. El Osasuna no hizo absolutamente nada. Se limitó a aplicar la cicatera ley del mínimo esfuerzo para aprovecharse de la sempiterna carencia ofensiva albiazul. Tuvo lo que le faltó al Decano: pegada. Eso fue durante 80 minutos. Mientras las ocasiones fueron para los albiazules en un insultante dominio de la situación, a Pandiani le bastó con un saque de banda, algo de viento y un certero testarazo para colocar la desventaja en el marcador. Es la historia de una Liga. Decir que el Recreativo haya sido netamente inferior a la mayoría de sus oponentes sería mentir. Son menos los que pasaron por encima en juego, pero casi todos lo hicieron en el resultado. Sin pegada es complicado aspirar a nada.

A sabiendas de lo mucho que había en liza, Lucas Alcaraz apostó por los que sabía que no le iban a fallar. Antepuso el compromiso a la supuesta calidad. El once que saltó al Reyno de Navarra posiblemente no sea el mejor. Técnicamente saldrían combinaciones más portentosas. No era un partido sin más. Era una final a cara o cruz con la permanencia en el aire. Por ello optó por un once cargado de 'currantes', de gladiadores con los tres supervivientes del ascenso sobre el campo y con Morris como único extranjero. ¡Qué grande es el más pequeño de los centrales!

Como si de un cruel resumen de lo vivido durante el ejercicio se tratase, el Reyno de Navarra vivió una representación a escala de una Liga llena de buenas sensaciones, de imágenes positivas y marcadores adversos. No podía ser. Otra vez no. El primer aviso llevó la marca albiazul. Sisi tuvo el tanto a los dos minutos. Un error en la zaga navarra le regaló la opción de batir a Roberto. El meta le aguantó demasiado bien. Ni ambiente hostil ni presión del rival ni nada. Superioridad visitante.

El mejor sobre el terreno de juego fue siempre el Recreativo. Controló el centro del campo y apenas concedió esas temibles faltas laterales que tanto rentan al Osasuna. Sólo cometió un error que resultó fatal. Riesgo regaló un saque de banda que pudo evitar. Entre el viento y la defensa recreativista le dieron a Pandiani una de esas oportunidades que el uruguayo no acostumbra a perdonar. No lo hizo. Primer remate a puerta de los locales en el minuto 25 y gol. Todo el bagaje ofensivo navarro del duelo resumido en un saque de banda. Unos necesitan tanto y otros tan poco. La cruz del Decano.

La desventaja no amilanó a los onubenses. El partido no cambió más allá del marcador. La temida ansiedad siguió ausente del duelo. El Recre apretó los dientes. Buscó la meta de Roberto con mayor fuerza. La encontró pronto en la réplica de Adrián Colunga al palo. Media hora. Dos ocasiones claras para los de Huelva y cero goles. La tercera antes del descanso volvió a llevar el sello del asturiano.

El inicio de la segunda mitad fue enorme por parte onubense. Por si quedaba alguna duda, su dominio se acrecentó. Alcaraz adelantó más las líneas y ahogó al Osasuna.

Como consecuencia del agobio Sergio vio la segunda amarilla. Contra diez el Recre se había mostrado incapaz en muchas ocasiones a lo largo de la Liga. En el resumen a escala de su caminar tuvo una oportunidad para resarcirse. Para buscar el desequilibrio entró Javi Guerrero. Posteriormente le tocó a Maidana. Los 'currantes' se habían vaciado en la pelea. Ahora lo que tenían delante era un muro infranqueable. Para asaltarlo era necesario recurrir a los 'artistas'.

El tiempo corría inexorablemente con la sombra del descenso acechando. Agotadas todas las vías futbolísticas quedaba la última baza. A la heroica. Alcaraz metió a Ersen Martin. Desmanteló la defensa y quemó sus naves. Vencer o morir.

La desesperación comenzó a minar el ánimo cuando Adrián Colunga erró de nuevo con todo a su favor (78'). No podía ser. El dominio era tan apabullante que en los diez minutos restantes tenían que aparecer esos puntos que a lo largo del ejercicio se fueron quedando en el camino en situaciones similares.

Una jugada brillante de Adrián Colunga cayó a los pies de Ersen Martin en el 80. El turco tuvo la sangre fría suficiente como para colocarla pegada al palo. Un empate corto para los méritos albiazules. No era suficiente. El punto no valía pues la distancia se abría. Hacía falta más. El Decano lo buscó, siguió intentándolo y jamás perdió la fe. Por ello encontró con el tiempo cumplido ese balón imposible que Morris alojó dentro de la meta local para consumar una proeza que permite al Decano seguir con vida.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios