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Otro paso hacia el título

  • El Madrid corrigió sus males y derrotó al Sevilla en un partido en el que ofreció un torrente de fútbol en la primera parte y manejó a su rival durante la segunda

El Real Madrid derrotó al Sevilla, 3-1, en un partido clave en la lucha por la Liga, en el que corrigió sus males con un torrente de fútbol en la primera mitad y manejó a su rival en la segunda, para acariciar el título gracias a un gol que rompió el duelo, el número 203 en Primera de Raúl González.

La tensión del partido se respiró desde el pitido inicial. Entradas al límite y dos equipos peleando al máximo sin dejar de lado el buen fútbol que marcó el duelo. Comenzó el Madrid imponiendo su ley. El espíritu guerrero de Cannavaro y Heinze en el centro de la zaga se contagió al resto y la clave del dominio blanco se fraguó en el centro del campo. Gago, Guti y Sneijder fueron los dueños.

La irregularidad del Madrid se individualiza en jugadores como Sneijder. Pasó de hacer su peor partido, ante el Valencia, a brillar como nunca. De sus botas nació el tanto que abría el marcador. Una falta, botada a la perfección desde el costado izquierdo, la cabeceó Heinze a la red.

No se habían cumplido diez minutos y el Sevilla se amparaba en el toque y las triangulaciones ante el vendaval blanco. Pero la velocidad de más la metió el Madrid. Los problemas defensivos del Sevilla, con bajas importantes, eran patentes y Jiménez reaccionó. La cara del equipo cambió. Cuando los minutos mejoraban el aspecto del Sevilla llegó el empate. Un nuevo despiste defensivo del Madrid a balón parado acabó con el gol de Kanouté, que fusiló a Casillas tras varios rechaces en el balón dividido dentro del área.

Castigo duro para un Madrid decidido en lanzarse por el título. Raúl mató un balón largo de espaldas al arco. Rodeado de dos rivales. Con una maniobra se marchó y colocó su disparo en la escuadra. Un gol en un momento clave.

Comenzó sin ritmo la segunda mitad. El Real Madrid quería matar el encuentro pero el Sevilla comenzó a inquietar. Capel empezó a medir a Sergio Ramos. Kanouté y Luis Fabiano, los dos respiran gol a cada paso que dan, empezaron a poner en aprietos a Cannavaro y Heinze. Todo lo contrario que Higuaín, al que se le hace de noche cada vez que pisa área. En un minuto, el 58, tuvo tres claras ante Palop. Todas disparó al muñeco. Los silbidos de la grada contrastaron con los cariños del capitán y los aplausos del cuerpo técnico. Cuando no tuvo tiempo para pensar no falló. En su siguiente ocasión se juntaron la visión de Sneijder y la precisión del mejor asistente de la Liga, Guti, para dejar en bandeja el tanto a Higuaín y desatar una celebración en equipo que olía a título.

El partido había muerto. Schuster ató el resultado dando entrada a Diarra y el Sevilla acabó voluntarioso sin inquietar a Casillas. En el día clave, el Real Madrid no falló. Su distancia de 6 puntos al Villarreal y 7 al Barcelona, lo deja todo en sus manos. El Bernabéu comenzó a saborear una nueva Liga.

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