la consulta del especialista

Si yo fuera el médico de Bale

  • La peor pesadilla para un galeno es encadenar una lesión con otra

Gareth Bale controla el balón con la cabeza durante un entrenamiento del Real Madrid.

Gareth Bale controla el balón con la cabeza durante un entrenamiento del Real Madrid. / kiko huesca / efe

Desde luego que no lo tienen que estar pasando nada bien en el Servicio Médico del Real Madrid. La peor pesadilla del médico de un equipo deportivo profesional es cuando un jugador encadena una lesión tras otra y lo peor es cuando la lesión es recidiva, el jugador recae una y otra vez y las miradas del entrenador se giran hacia la parcela médica. Recuerdo perfectamente que el año pasado por estas fechas, el galés era intervenido de una rotura de peroneos de la pierna derecha. Se recuperó normalmente y le permitió jugar con normalidad. Sin embargo, esta temporada viene siendo una pesadilla para el galés. La penúltima fue en el partido contra el Borussia Dortmund. Bale sufrió dolor en la pantorrilla de la pierna izquierda. Zidane dijo que simplemente se le había subido el gemelo, pero el caso es que se confirmó una lesión en el sóleo de dicha pierna. Paciencia. Justo cuando se había encarrilado la recuperación y el galés apuntaba al derbi contra el Atlético de Madrid del sábado 18 de noviembre, la pesadilla ha vuelto. Bale se ha roto el aductor largo de la maltrecha pierna izquierda.

El jugador está moralmente hundido. El cuerpo médico del Real Madrid también. El jugador se ha perdido 40 de los últimos 60 partidos. ¿Por qué?

Cuando parecía que su pesadilla acababa ahora se ha roto el aductor largo

La historia recuerda al calvario que pasó Messi con su bíceps femoral. Se rompía y rompía y llegó a desesperar al argentino.

¿QUÉ LE OCURRE A BALE?

Las lesiones musculares son una de las patologías más frecuentemente diagnosticadas en medicina deportiva. La mayor parte de las lesiones musculares son leves aunque un porcentaje cercano al 10% las denominamos graves, pues pueden ocasionar secuelas importantes.

De acuerdo con las estadísticas, entre un 25 y un 30% de los deportistas de alto rendimiento se lesionan (hay que tener en cuenta que en un deportista de élite, entre un 30-40% de su peso corporal corresponde a tejido muscular).

A lo largo de una temporada, un equipo profesional de fútbol sufre una media de 20 lesiones musculares por temporada.

Ya hay algún "profesional de la medicina" con la pegatina que le ha comprado a la FIFA colocada en el bolsillo de la bata, con un pensamiento carroñero que escribe en algunos medios de comunicación que la carrera de Bale está en peligro.

¿POR QUÉ SE PRODUCEN ESTAS LESIONES?

Hay predisposición a la hora de sufrir una lesión muscular. Los factores condicionantes se dividen en dos.

a) Propios del deportista: su estado nutricional antes y durante de la práctica deportiva, así como el equilibrio adecuado de electrolitos y sales. La sudoración origina pérdida de líquidos y sales en el organismo. Los músculos van perdiendo elasticidad al perder hidratación, por lo que tras un ejercicio prolongado aumentan las probabilidades de sufrir tirón. Si existen las adecuadas reservas de energía en el músculo (glucógeno), las probabilidades de lesión son menores. Es por esta razón que el deportista debe estar bien alimentado tanto en los períodos de entrenamiento como en los de competición. En el caso de Bale, la lesión de los peroneos del año pasado es posible que haya modificado su pisada e incluso la manera de correr o golpear, y por intentar proteger, de forma inconsciente, la derecha, sobrecarga la izquierda. Si yo fuera el médico de Bale, le haría un estudio de pisada completo para verificar cambios de apoyo y presión en la pisada. Es importante una revisión dental a fondo para descartar cualquier foco infeccioso que provoque una inflamación generalizada y por consiguiente una debilidad en la fibra muscular.

b) Ajenos al deportista: Un factor importante para prevenir una lesión es el estiramiento y el calentamiento adecuado de la musculatura en relación al deporte a practicar. Todos aquellos que involucren marcha o carrera deberán enfocarse a la preparación de la musculatura de los miembros inferiores (glúteos, iliopsoas, cuádriceps, isquiotibiales, gemelos, sóleos y tibial anterior). El trabajo de fortalecimiento muscular es clave. Si yo fuera el médico de Bale, trabajaría la musculatura con ejercicio excéntrico mediante el uso de polea cónica o sistema de poleas como kinesis.

TIPOS DE ROTURA FIBRILAR

Hay tres grados de roturas fibrilares, en función de la gravedad de las mismas:

Grado I: rotura fibrilar: Es la más frecuente. Se produce una rotura microscópica a nivel de las fibrillas musculares. Puede acompañarse de rotura de capilares apareciendo hematoma. El paciente refiere dolor violento que describe como "una pedrada" y se acompaña de impotencia funcional.

Grado II: rotura parcial. Suele representar el 20% de las roturas fibrilares. En este caso, hay mayor número de fibras rotas sin afectar al completo al vientre muscular. En la ecografía se aprecia la rotura y un hematoma intramuscular. En este caso hay deformidad y hundimiento en la exploración física.

Grado III: rotura total. En este caso se rompe todo el músculo separándose ambos extremos que se retraen. Se acompaña de intenso dolor, deformidad e impotencia funcional completa. Es la más grave y el tiempo de recuperación no es inferior a tres semanas.

TRATAMIENTO

-Fase aguda: reposo deportivo, frío local y vendaje compresivo durante 5-7 días. No está indicado el masaje ni la aplicación de cremas.

-Fase de cicatrización: el paciente puede empezar a hacer contracciones isométricas (poner duro el músculo) para reorientar las fibras de la cicatriz. Se deben comenzar a hacer estiramientos poco a poco.

-Fase de recuperación: reanudación progresiva de la actividad deportiva. También deberá prevenirse nuevas lesiones, realizando correctamente los estiramientos antes y después.

En cualquiera de las tres fases se puede acelerar la recuperación de la lesión y que la cicatriz no sea dolorosa. La infiltración con plasma rico en factores de crecimiento acelera la cicatrización de la rotura muscular y acorta el período de recuperación de la lesión.

Si yo fuera el médico de Bale prestaría mucha atención al aspecto psicológico del jugador, no en vano la ansiedad que acompaña a un jugador cuando se acerca el momento de la reaparición juega en su contra. Se ha visto que jugadores fichados en el mercado de invierno tienen una tasa de roturas fibrilares muy superior a la del resto de la plantilla. La razón, la ansiedad y responsabilidad. Genera mal descanso, tono muscular poco descansado y un incremento en el riesgo de rotura.

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