Deportivo - recre (4-1)

Una empanada letal

  • El Decano perdió el choque en los veinte primeros minutos, en los que fue un juguete atolondrado en manos gallegas · El gol de Bodipo acabó con cualquier esperanza de reacción

De vacaciones en descenso. El Decano no pudo culminar en Riazor su remontada de las jornadas precedentes ofreciendo un pobre partido marcado por un comienzo desastroso. Y es que alguien debió incluir una buena empanada gallega en el menú albiazul. Sólo así se explica esos veinte primeros minutos. Esos minutos letales que condenaron, marcaron y dejaron prácticamente servido el duelo. Un partido que se perdió en veinte minutos, se disputó en los veinte siguientes y se marchó en una acción tan brillante como aislada antes del descanso.

El equipo de las dos victorias recientes regresó a su peor imagen. Fue un juguete en manos de un Deportivo que se sintió abrumadoramente cómodo, con espacios y ocasiones para hacer lo que quisiera. Cualquiera que viese ese comienzo del choque podría pensar que el local volvía a ser el equipo grande de antaño y que el Recre caía hasta su cota más baja.

Fue tal el dominio que en los tres minutos iniciales disfrutó de otras tantas oportunidades para abrir la cuenta. A los 50 segundos lanzó Lafita un tiro a la cruceta. Un minuto después Riesgo apareció para desviar a córner un remate espectacular de Bodipo de espuela. A consecuencia de esta acción Lopo cabeceó y Arzo sacó bajo palos. Un torbellino gallego.

El Decano fue desarbolado. Sin timón, a la deriva y desbordado por las dos bandas, el conjunto onubense se aprestó a sufrir a sabiendas de lo difícil que iba a ser evitar el tanto local. Sobrevivió hasta que Lopo rozó un tiro que Ze Castro envió fuera.

Menos de diez minutos necesitó el equipo de Lotina para poner el duelo de cara y al Recre contra la pared. Como un colegial castigado, los albiazules comenzaron a purgar sus errores. Verdú emergió en el centro del campo. Se hizo dueño y señor de la parcela ancha. Se benefició de los problemas de Jesús Vázquez para contener. Siempre tuvo un metro más que los demás y eso con calidad es una ventaja más que suficiente para construir la victoria. El resto fue aprovechar las debilidades onubenses por las dos bandas.

Precisamente una pérdida en el centro del campo recreativista permitió a Lafita superar primero a Vázquez y luego a los zagueros. Derribado en el área, Turienzo no tuvo dudas. El capitán deportivista Sergio materializó la pena máxima pese a tener que repetirla.

Con semejante distancia en el marcador lo lógico era pensar que todo estaba perdido. Y así era, porque si mal estuvo el Recre hasta ese instante, peor se mostró en los posteriores. No obstante, a veces las ocasiones se presentan cuando uno menos las merece y eso fue lo que sucedió.

El Decano estaba noqueado. Completamente ausente del choque cuando Marco Ruben le ganó la partida a sus defensores, superó a Aranzubía, provocando que éste lo derribase de forma clara, aunque no tanto el lugar. Turienzo Álvarez pitó penalti. Adrián Colunga no sólo metió al Recre en la contienda con el gol a los 21 minutos, sino que entró en la historia albiazul al marcar por cuarta jornada consecutiva.

El tanto desconcertó al Deportivo. Los gallegos, tan cómodos hasta entonces, no había pensado en la posibilidad de tener que sufrir para sumar los tres puntos y se descompusieron. Los de Alcaraz pasaron de ser un juguete a tomar el mando y disfrutar con comodida de la posibilidad de alcanzar la igualada.Pero el gol es a veces un capricho del destino más que una consecuencia del fútbol. Quedó claro en el onubense y volvió a demostrarse a escasos instantes para el descanso. En la fase de mayor dominió albiazul, un centro de Filipe, aprovechando de nuevo las facilidades de las dos bandas recreativistas, fue cabeceado de forma magistral por Bodipo a la escuadra de Riesgo. Impecable.

Significó la sentencia porque ya no pudo el Recre recuperarse. Más que por el minuto en el que se produjo, el mazazo hizo daño por la fase del duelo en la que se produjo. Cuando mejor estuvieron los albiazules pagaron con el tercero su falta de pegada. Quedaba claro que no iban a ser capaces de enderezar el rumbo que iniciaron errado.

El permanente quiero y no puedo que siguió provocó que el Decano se fuera rompiendo a marchas forzadas. Cada vez las distancias fueron mayores y las fuerzas menores. Los impulsos albiazules se apagaron como las opciones de alcanzar una meta imposible. El Deportivo se sintió cómodo, ésta vez sí, defendiendo una renta que ya no se le iba a ecapar. Ni siquiera los intentos de Alcaraz por recomponer su bloque con Nayar o con el talismán Javi Guerrero dieron otro aire. Roto, y en el no partido, el cuarto de Filipe fue una anécdota sangrante en una derrota firmada en una primera parte marcada por esa empanada letal del comienzo.

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