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La carabela pone rumbo al levante

  • El conjunto levantinista tira de su versión más italianizada para imponerse al Pescara en la final del Colombino Los valencianos aguantaron bien y resolvieron con dos zarpazos en momentos clave

La carabela de plata pone rumbo a levante. Toma el camino de la costa valenciana para honrar a un ganador inédito. El Levante se alzó con su primer título colombino en un duelo espeso, inconexo y escaso de fútbol. Un un equipo italiano frente a uno de los técnicos más italianos del fútbol español no podían deparar espectáculo. Fue un choque intenso y disputado, como no podía ser de otro modo, pero ni mucho menos vistoso ni atractivo para el poco público que acudió.

El choque no obstante fue interesante. El Pescara se encontró con un rival que le dio la pelota, lo esperó y le apretó como suelen hacerlo los conjuntos de Caparrós. Los valencianos no tuvieron prisas. Dejaron hacer y enseñaron los dientes con mucho peligro cuando salieron desde atrás. Avisó Pedro Ríos al cuarto de hora. Detuvo bien Pigliacelli. Cuestión de segundos después, Héctor Rodas cabeceó al fondo de la portería un córner botado desde la izquierda. 18 minutos necesitó el Levante para adelantarse en el marcador y poner el duelo como mejor le podía venir.

El Pescara siguió a lo suyo. Su oponente no cambió. Mejor no podía estar. La ventaja en el marcador le iba a garantizar un partido propicio para su planteamiento. Prueba de ello fue la siguiente oportunidad que malogró de nuevo Pedro Ríos. El dominio fue transalpino, mientras que los granotas esperaron agazapados listos para dar otro zarpazo. Los adriáticos volcaron su ataque por la banda izquierda. Piscitella y Bjarnason superaron a sus marcadores con relativa facilidad. Caparrós cerró la vía de agua.

El Pescara no varió en exceso. Se había movido en las proximidades de Keilor Navas sin demasiada contundencia. Debió pensar Pasquale Marino que a base de insistir acabaría llegando el gol de la igualada.

Bjarnason retrasó algo su posición. El centrocampista adriático se pegó a la zona de medios para tratar de enlazar mejor con el ataque. El Pescara buscó la continuidad que no tuvo en los 45 minutos iniciales. Al Levante no le incomodó lo más mínimo. A más ataque de su oponente, más espacios y oportunidades. Fue el más italiano de los dos aspirantes a la carabela de plata.

El gran referente ofensivo del este conjunto granota estuvo inadvertido. Barral, activo e incisivo en la semifinal contra el Olhaenense, vivió en la sombra durante buena parte del choque. Estuvo más centrado en la presión que en la suma. Esperó su momento. La tuvo en el 79'. Apenas unos segundos antes de ceder su puesto a Ángel.

Ni siquiera a balón parado pudieron deshacerse del control valenciano de la situación los italianos.

Los técnicos movieron sus banquillos. Caparrós refrescó el medio y la defensa. No estaba dispuesto a permitir que se relajase el nivel de presión de sus jugadores sobre los rivales. Retiró a los desgastados Pedro Ríos y Simao.

Ganaron los levantinistas con los movimientos. Iborra le dio un nuevo impulso, aunque no fue suficiente para amilanar al Pescara hasta el tramo final del duelo.

El equipo hermano quería su primera carabela de plata y luchó por ella. Se acordó de los minutos finales del Decano y se volcó en el área de Keilor Navas. Sus espacios los trató de aprovechar el cuadro granota.

La confirmación llegó desde el banquillo. Ángel necesitó menos de un minuto para sentenciar. Un pase magistral de Iborra lo remató solo ante el portero transalpino.

Con diez minutos hasta el final no hubo más partido. El Levante anestesió el encuentro. Controló sin problemas y esperó su momento para levantar la carabela de plata en la final más italiana del trofeo.

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