fútbol división de honor

El banquillo soluciona los problemas

  • Golazos de Canito y Pitu y estelar actuación de Jaime en el Cartaya

Después de los resultados acaecidos en la mañana del domingo, el Cartaya, por primera vez en mucho tiempo, comparecía con la presión escrita en su frente ante el Algabeño en un partido para vivir o para morir, y el conjunto rojinegro eligió la vida. Y curiosamente alcanzó gloria y tranquilidad con goles de dos de los hombres más discutidos hasta llegar a este punto de la Liga. Dos futbolistas de la casa que hasta el momento habían contado con menos minutos, Canito y Pitu, para un 2-0 que logró el Cartaya con sufrimiento, con mucho sufrimiento.

Después de casi 80 minutos, al Cartaya se le dibujaba un horizonte oscuro, no ya por los resultados ajenos, sino porque no encontraba ni el fútbol ni el camino para meterle mano a un rival que se manejó con soltura pero sin dientes. Nada que ver con el Algabeño de su campo, dicharachero y proponedor de cosas. Así, la primera parte fue intragable, sólo alterada por el colegiado en una acción en la que debió aplicar la ley de la ventaja y le hizo caso a su asistente para señalar falta. La acción acabó en gol de Ceada. El trencilla cometió un error de bulto que le iba a condicionar todo el partido. Nunca estuvo en consonancia con la contienda. Ya en los instantes finales de la primera mitad, el Cartaya tocó la corneta y Ceada, el juvenil, remató de cabeza con paradón del portero sevillano. Los locales pidieron penalti y que el balón entró. Nada de eso tuvo en cuenta el árbitro.

La segunda parte describió el mismo guión. El Cartaya era un mar de dudas mientras que el Algabeño se estiraba, hasta tener una ocasión que se marchó fuera por poco. Pasados los minutos, Diego Tristán y Noé comenzaron a mover los banquillos y esta vez los relevos del Cartaya tomaron la palabra en el partido.

A los 79 de juego, una internada de Novoa la remató Canito al fondo de las mallas anticipando al primer palo. El gol fue como soltar todos los miedos y evocar al cielo y a todos los santos, con dedicatorias varias de Canito, alguna de ellas no la entendimos muy bien. Excesivamente expresivo el eterno capitán. En fin.

Ahí se desató el Cartaya y uno de los cambios, independientemente de las aportaciones goleadoras de Canito y Pitu, el de Jaime, provocó una transformación integral en el centro del campo. El sevillano, potente como un roble, resolvió la contención como el que sale a tomar el sol dándose un paseo. Su presencia en el centro del campo achicó al Algabeño y propulsó a su equipo.

Ya en el añadido, con el Atlético Algabeño queriendo hacer lo que no pudo en 90 minutos, desnudándose, un balón que le cayó a Pitu lo convirtió el delantero en el golazo de la temporada hasta el momento. Le salió el portero para tapar lo que no se podía y la vaselina del atacante acabó en la red. Hacía tiempo que el Cartaya no celebraba un gol con ese ímpetu y tenía razones para ello. Era ganar la vida, salir del descenso, pensar que salvarse es posible. Sigue teniendo que mejorar muchas cosas. Pero es mejor pensar que tiene que hacerlo desde el triunfo. Porque perder habría sido un drama. O casi.

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