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Un año invicto... sin el balón

  • El Atlético, que no cae fuera en la Liga desde que lo hiciera hace 12 meses, sostiene su competitividad por su prodigiosa defensa

  • Para apretar al Barça llegan Diego Costa y Vitolo

Las imágenes del Betis-Atlético de Madrid.

Las imágenes del Betis-Atlético de Madrid. / Antonio Pizarro

Entre el Betis que dio una lección al contragolpe en el Vicente Calderón el 18 de diciembre de 2011 (0-2) y el que el pasado domingo dio todo un clínic de posesión estéril ante el mismo enemigo en el Benito Villamarín media un entrenador: Diego Pablo Simeone. Aquella victoria verdiblanca, la última en el estadio donde conquistó sus dos Copas, provocó la destitución de Gregorio Manzano como entrenador colchonero. Y lo que es más importante para la historia: puso la semilla del cholismo. De un equipo que crea escuela sin la pelota. Que convierte la defensa en un arte, a la manera de las grandes formaciones italianas que tanto minaron la moral de los españoles hace unas décadas.

Un año invicto... sin el balón Un año invicto... sin el balón

Un año invicto... sin el balón

El Betis tuvo la pelota tres cuartas partes del tiempo. Al Atlético no le importó lo más mínimo. Dos veces probó a Oblak la escuadra de Quique Setién, el domingo mucho más intensa que la jornada anterior en Las Palmas, y sólo una de ellas, en un derechazo a botepronto de Tello, el portero esloveno tuvo que sacar a relucir su nivel premium.

Sólo en la primera media hora anduvo molesto el Atlético en su repliegue. Pero en cuanto el Betis enseñó una grieta en su armadura, allá que hundió Saúl la daga y flotó en el aire de Heliópolis que fue mortal. Lo fue.

Es prodigioso el control de la situación que muestra el Atlético guarecido cerca de Oblak. La concentración es extrema en todos para el cruce, la anticipación en la marca por arriba o por abajo. Su colocación, de manual: parecen disponer de sensores para que cada cuerpo tape un ángulo de la portería, tal es la cantidad de veces que uno rayado en rojo y blanco bloquea un tiro del rival. La habilidad para hacer medias faltas de las que no pitan los árbitros también es admirable, porque el fútbol también se trata de eso, no sólo de dibujar paredes o regatear. Y para rematar su consistencia, le suelen dar a la jugada lo que ésta pide para disipar cualquier conato de fuego. Si hay que reventar el cuero, se revienta.

Ese rosario de virtudes acaba en unos números imponentes. Hoy cumple un año natural invicto como visitante en la Liga. Desde aquel 3-0 en Villarreal, han sido 20 los encuentros, con 12 victorias y ocho empates.

En la pasada Liga, su racha foránea fue clave para cazar al Sevilla en el pulso por la tercera plaza final. En sus 11 desplazamientos, saldados con seis triunfos y cinco empates, sólo encajó seis goles y dejó la portería a cero en media docena de partidos.

Esta temporada, su seguridad atrás sigue siendo la clave. Desde que empezó la Liga con aquellos dos goles en Girona (2-2), dos empates más y seis victorias. Y sólo dos tantos más en contra, uno anecdótico en Las Palmas (1-5) y otro que tampoco evitó su triunfo en Bilbao (1-2). Encadena ya cinco salidas seguidas sin encajar: Leganés (0-0), Celta (0-1), Deportivo (0-1), Levante (0-5) y Betis (0-1).

El Atlético vuelve a ser el menos goleado de una Liga, con sólo siete dianas, junto al Barcelona. La diferencia está en que el líder ha marcado 38 por los 24 de los madrileños. Por eso atesora seis puntos más. Para sostener e incluso nivelar el pulso con los azulgrana, Simeone sabe que tendrá que elevar su capacidad rematadora y sobre todo realizadora. Tiene el argentino dos motivos para esperanzarse: uno llega de una mala noticia, como fue su eliminación de la Liga de Campeones, y el otro llega de esos regalos invernales llegados por Amazon: Diego Costa y Vitolo.

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