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El alirón del Barcelona empezó en Mestalla tras ganar el Valencia

  • Derrota de un Real Madrid gris que no ha reaccionado tras la goleada del sábado

El alirón del Barcelona comenzó en el campo de Mestalla, donde el Valencia derrotó al Real Madrid por 3-0 en un encuentro de clara superioridad local, ante un rival muy desdibujado, que en ningún momento dio la sensación de tener fuerzas para mantener viva la remota esperanza de alcanzar al líder.

Al Valencia le iba en juego casi más que al Real Madrid, pues su objetivo era más factible, ya que actualmente está en puestos de Liga de Campeones. Con un encuentro jugado mucho más con la cabeza que con el corazón, el equipo valenciano logró su objetivo como menos dificultades de las esperadas.

Pronto se le notó al Real Madrid que estaba tocado tras el partido ante el Barcelona, entre otros motivos porque también muy pronto Casillas volvió a convertirse en la solución a sus problemas, tal y como demostró en un cabezazo de Baraja a los tres minutos.

Poco a poco, el Valencia cobró la iniciativa en el juego gracias a un buen trabajo de conjunto. Que el cuadro ché creía más en sí mismo que su rival quedó claro en torno a la media de partido, en la jugada entre Villa y Mata que supuso el 1-0, pero también en un disparo de Villa que rozó la meta de Casillas a continuación, en el 2-0 de Silva en un acción en la que no tuvo problemas para preparar un buen disparo y en una nueva parada del meta visitante a disparo de Mata.

Tras el descanso, el dominio del juego fue del Valencia, un equipo que se aproximó mucho al área de Casillas, pero que perdonó en el último remate ante un Real Madrid que no reaccionaba y que mantenía en las cabalgadas de Robben sus únicas opciones de marcar un gol y meter el miedo en el cuerpo al rival.

El partido había entrado en una fase de alternativas ante ambas porterías, con un Real Madrid algo más ofensivo, cuando en la enésima aproximación del Valencia, Baraja enganchó un balón en el borde del área y puso el 3-0 en el marcador. Fue un gran gol.

No dio señal alguna de reacción el equipo madrileño en el cuarto de hora final del partido, en el que el Valencia, sin prisas, mantuvo sus aproximaciones constantes a la portería de Casillas, en un partido en el que, aunque el marcador parezca indicar lo contrario, el acierto no fue una de las cualidades del equipo valenciano, pues dispuso de opciones para lograr una victoria más amplia.

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