La contra crónica

Víctimas, culpables y responsables

  • El Recreativo cayó por la suma de un nuevo árbitro nefasto y el acierto de un Racing que sólo tuvo que beneficiarse de ello · A pesar de la derrota, la situación apenas ha variado por la zona baja de la clasificación, donde el referente sigue estando a la misma distancia asumible

No hay crimen sin todos los ingredientes. Como la distribución clásica de las obras teatrales, con sus tres partes bien definidas, no hay crimen deportivo que no cuente al menos con tres ingredientes indispensables para ser llevado a cabo en ocasiones con una impunidad pasmosa. En toda derrota hay una víctima, un culpable y un responsable. El primero de los papeles toca, no se elige. Al Recreativo le tocó interpretarlo de forma trágica en Santander, donde más que derrotado fue víctima de una operación en la que poco pudo hacer para evitar su desenlace. Hubo un culpable con pasaporte aragonés y procedencia federativa, que ejerció con brillantez el puesto que el guión le tenía fijado. Su aportación al desenlace final fue decisiva. Y por último quedó sitio para el responsable consecuente de una situación propicia. El Racing de Santander fue el responsable y el beneficiario de la caída albiazul, más no el culpable último, pues encontró un aliado inesperado (o sí) en Daudén Ibáñez para hacer bueno eso de entre todos lo mataron...

el futuro incierto

Con el paso de las jornadas parece que el panorama se aclara y el futuro se oscurece. La permanencia está en Huelva. Es algo que todos los protagonistas tienen más que asumido, pero una victoria lejos del Nuevo Colombino otorgará un plus de garantías extra. Ya sólo quedan cuatro oportunidades por delante para conseguirlo. La derrota de Santander es una oportunidad perdida. El margen de error es cada vez más reducido y los recreativistas saben que cada paso que dan en un sentido o en otro tienen difícil retorno.

la tabla ayuda

Igual que el futuro tiende a ser incierto, la clasificación sigue siendo la mejor de las ayudas posibles para los onubenses. A pesar de la derrota, el Recre estuvo a punto de salir el domingo de la zona de descenso. Un gol más del Barcelona al Valladolid, sin contar el anecdótico de Smolarek lo habría permitido. Ésa es la realidad que debe tener presente el equipo y todos los que lo rodean. Los pucelanos son cada vez más rivales. El calendario, la última visita a Huelva, el empate a puntos, la dinámica de resultados que arrastran, su potencial dentro y fuera del campo... todo los acercan al Decano.

medio llena

Y detrás del enemigo público número uno está el dos y luego el tres. Hay más metidos en la pelea y no parece que ninguno ofrezca garantías para salir. Salvo el Athletic de Bilbao y el Mallorca, que han colocado tierra de por medio, los demás siguen a tiro de piedra. El Zaragoza no despega, el Deportivo ha sido frenado en seco, el Betis mantiene su irregularidad, el Osasuna también falla ahora en casa... Todos tienen puntos débiles a los que aferrarse.

Derrota en Santander. Podía entrar en el guión. Lo que molestó fue la forma y en el momento en que se produjo. Porque el Recre nadó y se ahogó en la orilla. Cuando estaba muy cerquita del objetivo, un cúmulo de situaciones desafortunadas -rebotes que nunca fueron a pies onubenses, asistente en el limbo al no ver que Tchité estaba en fuera de juego, árbitro permisivo con el Racing- le condenaron a acabar con esa cara.

Sorrentino lo tiene claro. Si se quieren alcanzar los objetivos, o sea la permanencia, si es menester, se juega el tipo. La cara para ser más exactos. No dudó el italiano en lanzarse a los pies de Munitis, aún a riesgo de llevarse una 'caricia' del incisivo jugador cántabro.

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