El San Roque de Lepe entra en barrena. La inestabilidad generada por el baile en el banquillo y la incertidumbre por la falta de un timón claro se deja sentir sobre el césped, donde un equipo aurinegro sin brújula cayó de forma clara ante un oponente que teóricamente pelea por eludir el descenso. En el mes de noviembre este San Roque corre el riesgo de tirar por tierra sus opciones de pelear por meterse arriba si cede más terreno. La campaña pasada cuando quiso apretar ya era tarde.

Las dos nuevas incorporaciones del equipo tuvieron sus minutos en el Carlos Marchena de Las Cabezas. Tanto Teté como Saborido jugaron contra los sevillanos, pero parece el problema es más de orden que de efectivos. El equipo necesita tranquilidad, calma y un capitán al frente de la nave. Además no pudo tener peor comienzo el partido. Como presagio de lo que estaba por venir a los pocos minutos se lesionó Roser. Anticipó el debut de Teté. El Cabecense golpeó a balón parado pronto. Javi Salas de cabeza adelantó a los locales tras un saque. En cuarto de hora ya quedó claro que la mañana se nublaba para los leperos.

Los intentos aurinegros por volver al partido fueron estériles. La defensa y la zaga del Cabecense abortaron cualquier posibilidad de reacción de los de Maldonado, que no se vio acompañado por la fortuna lejos del Ciudad de Lepe.

La mínima ventaja local al descanso daba todavía opciones al San Roque de recomponer la situación. Sin embargo, no puedo comenzar peor la reanudación. Ismael sentenció el partido para los sevillanos. El San Roque acusó mucho el gol y a la hora del choque ya perdía 3-0 con el tanto de Lua.

A la desesperada tiró Maldonado de la artillería que tenía en el banquillo. Los movimientos y el desgaste del Cabecense permitieron al San Roque de Lepe recortar distancias con el tanto de Camacho que maquilló el tanteo, pero no fue suficiente para cambiar el curso de un partido que comenzó torcido y terminó con derrota del conjunto aurinegro.