Fútbol. Nada más. Y ahí entra todo lo demás. Los imposibles, los imponderables, las cárceles de las calculadoras y la negación de las estadísticas. Si hace un mes se hubiera hablado de la permanencia del Atlético Onubense con cualquier seguidor del Grupo X de Tercera División la sentencia no hubiera sido ni recurrible. El filial del Decano parecía estar condenado sin remisión, pero no era más que un espejismo. El combinado de Jesús Vázquez ha encontrado el pozo en el desierto y ha sido capaz de revertir una situación catastrófica hasta el punto de llegar a la última jornada dependiendo de sí mismo.

Amanecía el partido ante Los Barrios con una noticia negativa, ya que Víctor Barroso, por problemas personales, no formaba parte de la convocatoria. El segundo equipo del Decano mantuvo el sistema que le ha llevado a la resurreción, con tres centrales y dos carrileros (1-5-3-2), pero la falta de ritmo de Iván Robles y la ausencia por sanción de Ponce terminaron por ubicar a Miguel Fernández en el carril diestro. Y en la falta de hábito defensivo del exsevillista -que tuvo una actuación bastante notable en general- nació el 0-1. El mexicano Alan se olvidó de su paso por el Decano para agarrar un balón en el costado izquierdo del área, amagar por dentro y salir por fuera, topando con el pie de Miguel Fernández. El árbitro no dudó. Penalti. Copi ejecutó la pena máxima a su derecha y Vichi se tiró al lado contrario. 0-1 y otra vez a remar con el viento en contra.

El cuadro onubense acaba la Liga fuera ante el Guadalcacín, que también se la juega

El filial quiso darle mucho ritmo al partido, consciente de que la velocidad en el juego iba a terminar pasando factura al cuadro de Carlos Ríos, pero lo cierto es que tanto Hedrera como Rojas terminaban dominando todo el juego interior ofensivo del Decano, así como los centros laterales que el cuadro recreativista envió al área. No es menos verdad que se mascó el empate hasta en tres ocasiones. La primera en una acción de Manu Torres, que agotó el tiempo al máximo para estrellar un balón suelto en el área en el cuerpo del portero de la Unión; la segunda en otro balón suelto, esta vez más cerca de la frontal, que Díaz envió cerca de la escuadra con un tiro con la zurda. El propio Díaz no llegó a rematar un servicio desde la derecha cuando se encontraba en boca de gol, ya muy cerca del descanso.

Pese a la derrota parcial en el intermedio, el Atlético Onubense no permitió que el resultado minase su autoestima, aunque es de recibo señalar que la Ciudad Deportiva contaba con más de un millar de aficionados albiazules (y más de medio centenar de Los Barrios) que llevaron en volandas a los canteranos hacia la remontada. De una falta que parecía no revertir demasiado en el costado izquierdo del ataque albiazul se gestó el empate. Iván Martín se sacó un disparo seco que se coló por el palo corto de Adrián Jiménez, que esperaba el centro. Vuelta a empezar.

A Los Barrios cada vez le costaba seguir más las revoluciones de los recreativistas, que fueron acumulando acercamientos, pero sin demasiado peligro. Los visitantes ni siquiera se asomaban al área de Vichi. Se llegó entonces al minuto 80. Iván Robles encontró a Misffut al espacio y el atacante sirvió raso al corazón del área, donde apareció Díaz para mandarla con delicadeza y pasión al fondo de las mallas. Con el 2-1 el Atlético Onubense se hizo mayor y se dedicó a gestionar su ventaja para evitar sobresaltos. Y llegó el pitido final. Y las lágrimas en el banquillo de Moisés Sánchez (que dirigió al equipo ante la ausencia por sanción de Jesús Vázquez), y los abrazos de los jugadores en el centro del campo, y los bailes con el Frente Onuba... Y el saber que si se gana en casa del Guadalcacín se rubricará otro milagro.