fútbol división de honor

Milagro del Cartaya en su visita al Conil

  • Puede ganar en la última jugada, pero antes el rival falla dos penaltis

José Mari (Cartaya) persigue a un jugador del Conil, ayer.

José Mari (Cartaya) persigue a un jugador del Conil, ayer. / diario de cádiz

Hay partidos que resultan difíciles de explicar, o de encontrarle una explicación final al resultado, suponemos que todo eso lo emana el fútbol impredecible y variable de un segundo para otro.

A estas horas, el Cartaya debe estar frotándose los ojos por dos cuestiones fundamentales. La primera pregunta es cómo pudo sumar un punto. El Conil, que desaprovechó dos penaltis e infinidad de llegadas y algunas ocasiones claras, dominó el partido de cabo a rabo o algo más allá, esencialmente en la segunda parte, en la que tuvo un ochenta por ciento de posesión tirando por lo bajo. Además, perdió, en los primeros minutos a dos de sus mejores hombres, José Mari y Cornejo, éste último al lanzar un penalti cuyo golpeo se marchó al banderín de córner. Nunca había visto una acción tan lamentable. El máximo goleador de la categoría se cayó desplomado al suelo a la hora de golpear. Nada se supo después.

Si el conjunto de Limón gana al Isla Cristina en la última jornada estará libre de todo peligro

La segunda pregunta que se hace el Cartaya es que cómo demonios no ganó el partido en la última acción del mismo. Córner a favor del Conil, minuto 93, sube el portero local y despeja la defensa cartayera. Le cae el balón a Pereira, que es derribado pero la acción sigue porque entra en escena Dani Pérez. El delantero, que se dejó el periscopio en el vestuario, se entretiene tanto que le hacen falta mientras la portería local seguía desguarnecida. Hay que decir que era una acción desde la locura a la que había que ponerle cordura. Tener la sangre templada en esos momentos no es fácil.

El caso es que después de poder perder el partido de forma contundente, lo pudo ganar en la última jugada del partido.

Al final, empate a uno que le puede valer al Cartaya para coger aire y escapatoria. Necesita ganar la última jornada al Isla Cristina y en eso se va a poner a partir de ahora. De nada sirve lamentarse cuando las cosas, no sólo lo de ayer, se pueden cambiar. Le puede valer con tres puntos. No sólo para eludir el descenso, ahí no duda nadie sino para alejarse de los puestos precedentes a los que generan la pérdida de la categoría, por aquello de las carambolas por los ascensos y descensos de otras categorías superiores.

A los 21 minutos marcó Pitu, en estado de gracia permanente después de aprovechar un contragolpe fulgurante que retrató a la defensa local. Antes de eso pasó lo de Cornejo y su increíble fallo en el penalti. Poco después del tanto de Pitu, nuevo penalti en contra del Cartaya por un desmayo de un futbolista local en el área rojinegra. Lanzó Silveira y paró Raúl Hernández. Así acabó la primera mitad, con el Cartaya dando gracias al cielo.

Enrabietado, el Conil, saltó a la reanudación con sangre en los ojos y encerró al Cartaya hasta casi meterlo en su área pequeña. Se supone que el plan era salir a la contra. Pero el Cartaya no salió nunca y el cántaro fue tomando forma hasta que se rompió. Lo hizo Ponce, con un chutazo desde la frontal ante el que nada pudo hacer Raúl. Antes, el portero del Cartaya realizó una soberbia parada, inmenso de reflejos abortó el gol que ya se cantaba en la grada.

Luego, después de tanto ir a ninguna parte porque el Cartaya lo sujetó casi todo en defensa, el Conil pudo palmar por la acción inconclusa de Dani Pérez. La lectura es clara. Si cuando debes perder de forma clara empatas, es que los dioses están de tu parte.

Y eso espera el conjunto de Limón en el desenlace. Ha trabajado para ello y espera recompensa. El Isla Cristina será el invitado y se espera que no impida el milagro, porque tal cual todo y cómo cogió Limón el equipo, salvarse de todo pecado sería un milagro en toda regla.

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