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La Copa Laver nace a lo grande

  • Con un formato similar al de la Ryder Cup, lo de Praga fue mucho más que un torneo de exhibición

Nadal eleva la Copa Laver.

Nadal eleva la Copa Laver. / MARTIN DIVISEK / efe

Roger Federer y Rafael Nadal jugaron juntos por primera vez y ambos celebraron el título como si fueran dos adolescentes ante unas gradas repletas de aficionados, que disfrutaron de un nivel de tenis digno de los mejores torneos del mundo. La primera edición de la innovadora Copa Laver no pudo ser mejor.

Aunque sobre el papel es de momento una exhibición, lo que se vivió entre el viernes y el domingo en el O2 Arena de Praga fue toda una competición. La efusiva celebración del equipo europeo tras el punto definitivo, con Nadal lanzándose a los brazos de Federer, fue el perfecto reflejo de la seriedad con la que los tenistas afrontaron el torneo.

"Fue una sensación que estaba al nivel de los grandes momentos de mi carrera", comentó después Federer, un jugador que ganó 19 Grand Slam. La frase tiene un doble análisis: por un lado, el suizo es uno de los impulsores del torneo y todo lo que diga servirá para promocionarlo; por el otro, su rostro tras derrotar a Kyrgios en el último encuentro hablaba de una enorme emoción.

La Copa Laver, en honor al legendario tenista australiano Rod Laver, nació de una idea del propio Federer y tomó forma gracias a Team8, la agencia de representación que el helvético creó hace años con Tony Godsick. Recibió el apoyo de muchos jugadores y de torneos como el Abierto de Australia y el Abierto de Estados Unidos.

Su formato es similar al de la Ryder Cup, con un equipo europeo y otro del resto del mundo: cada día se juegan tres individuales y un dobles, los partidos del viernes reparten un punto; los del sábado, dos y los del domingo, tres.

En Praga jugaron, además de Federer y Nadal, Dominic Thiem, Alexander Zverev, Tomas Berdych, Marin Cilic, John Isner, Denis Shapovalov, Nick Kyrgios, Jack Sock y Sam Querrey.

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