Liga adelante

El Colombino disfruta (3-0)

  • El Decano suma sus encuentros como local por victorias y pasa por encima de su oponente. Brozek expulsa a Pavón, marca un gol y da una asistencia para avalar la apuesta por su fichaje.

El Nuevo Colombino es garantía de fiesta. La alegría ha vuelto a la grada del coliseo recreativista. Ver cada quince días a su equipo ya no es un ejercicio de sufrimiento, sino un apuesta por el fútbol y el resultado. Tres de tres. El Recre se codea con los mejores de la categoría. Sus números son impecables. Pasó el Lugo por su feudo y se fue como el Mirandés y el Murcia, con una derrota en el zurrón y una sensación de superioridad absoluta.

Dominio y control casi total de un encuentro que once contra once fue del Decano y que, una vez desnivelado numéricamente, se convirtió en una larga espera por el gol que abriese la cuenta. Fue el mejor Recre. Mejor que su oponente y mejor que su propia versión de Santander, esa que tanto revuelo provocó y que exigió un examen prematuro del modelo. Sergi Barjuan pareció comprenderlo desde el inicio. Sacó una alineación con pocas semejanzas a la de El Sardinero. Mantuvo la línea de atrás. El resto fue nuevo. Dimas vio el choque desde el banquillo por primera vez. Marco Navas se estrenó y Alexander actuó cambiado de banda. La titularidad en el centro del ataque fue para el polaco Brozek.

Ganó así el Recre en presencia en comparación con lo ofrecido una semana antes. No generó excesivas ocasiones de gol. Le faltó velocidad en los metros finales para transformar el dominio en pegada, pero le demostró desde el primer instante al Lugo que iba a tener muy complicado sumar algo en Huelva.

Tuvo un cuarto de hora inicial en el que hizo correr a su oponente detrás del balón. Parecía inevitable que encontrase un hueco en la defensa de Quique Setién. El centro del campo, un pelín lento en la salida, superó al gallego, aunque en las alas faltó mayor profundidad con Alexander y Marco Navas. Y cuando superó la línea defensiva se encontró con Yoel para abortar las tímidas oportunidades.

Las opciones del Lugo se redujeron a la media hora del encuentro. Brozek hizo valer su calidad. Provocó una cartulina amarilla a Pavón a la altura del banquillo albiazul con una buena dejada que barrió el central lucense. Segundos después lo rompió con un gran movimiento en la frontal que obligó al zaguero a derribarlo.

Con diez los lucenses vivieron quince minutos pendientes del reloj. El objetivo no era otro que llegar ilesos al descanso para tratar de recomponerse ante el acoso previsible de la segunda mitad.

Lo que pudo plantear Setién en la caseta le sirvió de poco. Una buena internada albiazul por la izquierda la culminó Jesús Rubio con un disparo que Yoel convirtió en asistencia a Brozek. El polaco estuvo donde se esperaba, al rechace como el delantero centro que demostró ser. Se anticipó a su marcador y al portero para abrir la cuenta y cerrar el partido (54').

El tanto liquidó el choque. El Lugo se vio entonces superado por todos lados. Con el marcador a favor y un' hombre más sobre el terreno de juego la única duda era el marcador, porque el resultado era obvio que sería favorable a los onubenses.

Con un control absoluto de la pelota y los espacios propios del cansancio, el Decano se dispuso a hacer correr a su oponente detrás de sus sombras. Hasta que apareció de nuevo Brozek. El polaco demostró colocación en el primer gol y astucia en el segundo. Apretó al portero en un balón que parecía favorable al cancerbero. Lo dribló y aguantó con clase la llegada de un acompañante. Encontró a Jesús Rubio para devolverle con una perfecta asistencia de gol el disparo del extremeño unos minutos antes.

Media hora de partido por delante para disfrutar. El cuadro onubense se recreó en la suerte. Tuvo la pelota y la movió con tranquilidad, con paciencia e hizo vibrar de nuevo a una grada que sabe que esta temporada los partidos de casa son garantía de éxito. Sin claras ocasiones de gol pero con una presencia constante en las cercanías del área de Yoel el tercero iba a llegar. Era cuestión de madurarlo, de esperar el momento oportuno. Fernando Vega se sumó a la fiesta ofensiva. Con el Lugo fundido, los zagueros albiazules se instalaron en el campo contrario. El hispalense soltó un zapatazo con toda la rabia contenida por el encuentro de Santander que resultó imparable para Yoel. Y comenzó la fiesta, la que cada quince días se desata en Huelva.

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