fútbol DIVISIÓN DE HONOR

Cata apaga el incendio entre Camacho y la grada

  • El extremo da una exhibición adornada con un gol desde el centro del campo

  • El entrenador manda callar a los aficionados de la Olímpica

Paco Caraballo vigila de cerca a Harana en un lance del encuentro de ayer disputado en Valverde.

Paco Caraballo vigila de cerca a Harana en un lance del encuentro de ayer disputado en Valverde. / j. monterroso

¿quién dijo que las segundas partes nunca fueron buenas? Cata está destrozando esta ilógica a base de fútbol. Lo de ayer fue una exhibición técnica, adornada de regates, tacones, pases, velocidad y potencia. Y, por si fuera poco, maquilló su actuación con un gol desde el centro del campo. El Maradona de los Cárpatos ha convertido su vuelta al Javier López en una cita a ciegas con el amor de tu vida.

La otra imagen del partido se fotografió en el banquillo local. La instantánea de Camacho mandando a callar a los aficionados fue, cuanto menos, despreciable. El profesor de táctica utilizó el dedo con el que señala la estrategia para tapar la boca de unos aficionados que sólo pedían valentía. Lo hizo con el 2-0, no antes, y ese ventajismo ha servido para romper cualquier relación con la tribuna. El cliente y la razón: Un binomio irreconciliable.

El gusto agridulce en las bocas no permitió a los verdiblancos saborear una importante goleada. Por lo puntos, por las emociones. Todo pudo quedar resuelto en la primera parte si Nono no hubiese intervenido un disparo óptimo de Ordóñez o si, más tarde, no hubiera atajado un pase de la muerte a Braulio. Lo que todo el mundo hubiese empujado con la zurda, él lo lanzó con la derecha. Mal y suave. Lento y sin dirección. Atrapó Nono.

El peor Rota de los últimos años, llegó a Valverde con una clara intención: seguir frotando la lámpara de Luis Lara. El 9 gaditano ya sabía lo que era marcar en territorio valverdeño. En realidad lo sabían todos, por eso el marcaje férreo de la inquebrantable pareja que forman Oliveira y Canterla consiguió anularlo por completo. Sin su dominio aéreo, su protección de espaldas y su olfato goleador, el conjunto visitante se empequeñeció en el primer acto.

El segundo fue otro ambiente. No hablo de la grada. La Olímpica conservó, dio un acobardado paso hacia atrás y el Rota lo aprovechó tirando un balón al poste (Juanje) y rematando de cabeza a la escuadra un esférico que se encontró con la mano salvadora de Nacho. Palomita para el recuerdo. Fue entonces cuando comenzó el murmullo y las súplicas de los aficionados. El desenlace, ya os lo he contado. No seáis amarillistas.

Vino tras el segundo gol, obra de Benja, que empujó a la red una continuidad de disparos de sus compañeros. El tercero lo firmó Cata, desde su casa, tras intentarlo en varias fases del encuentro. Y el cuarto lo subió al marcador Imanol. Otro de los nuevos, que necesita confianza antes de que el tiempo pase ligero. ¡Ea, ya se me escapó!

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