fútbol división de honor / primera andaluza

El Cartaya da una exhibición

  • Partidazo ante el líder Coria rubricado con los goles de Pereira y Pitu

El Cartaya (en la foto con el Montilla) jugó su mejor partido de la temporada.

El Cartaya (en la foto con el Montilla) jugó su mejor partido de la temporada. / andrés gaitán

Hay veces en la vida en las que necesitas levantarte porque de lo contrario te hundes y te pones en pie sin piernas ni extremidades. Eso hizo el Cartaya en Puebla del Río ante el líder, el Coria, después de pasar la peor semana de su historia reciente.

A saber. Derrota ante el Montilla, diez partidos de sanción a un jugador, dos al primer técnico y otros tantos al segundo, con resta de un punto de su casillero particular, lo que dejaba al equipo empatado con los rivales en puestos de descenso. Con todo eso encima se levantó el conjunto de Noé, después de bailarse el mejor partido de largo en mucho tiempo. Es lo que tiene el fútbol, que cuanto más duda de una situación más lecciones te da. Me doy por aludido.

El caso es que se impuso al Coria por 1-2 y desde el principio dejó claro que quería revertir una situación que tenía en el sin dormir a la entidad entera. El choque arrancó con un Cartaya sin delantero puro, con Souto como abanderado y eso llevó a situaciones extremas a los experimentados centrales del Coria, Hornillo y Otón, que nunca hallaron la referencia para fijar y ahí vino el fallo del capitán para aprovecharlo el propio Souto, que la sirvió en bandeja a Pereira, que solo tuvo que empujarla. Minuto 14.

Para entonces, el Coria quería la iniciativa sin tenerla porque el Cartaya se mostraba flexible al mismo tiempo que perfecto en la ocupación de los espacios. Lolo era un líder en el centro del campo, Franci Ruiz con su cátedra habitual y mandando desde atrás Víctor Bocanegra. Es el portero más influyente de la categoría. Maneja tempo, portería, rivales y hasta los colegiados.

Fue pasando el tiempo y el líder no encontraba antídoto para el despliegue cartayero, cada vez más creciente, hasta el punto que acabó desquiciando a gente tan experimentada como Manu Fidalgo, Selu, Otón, Jony y Hornillo, por poner unos ejemplos.

Tan fue el asunto que al comienzo de la segunda parte Puma, el entrenador local, metió dos cambios y así siguió, con más sustituciones hasta acabar el cupo en el segundo tiempo.

Los primeros quince minutos de la reanudación fueron un calvario para el Cartaya. Metieron los locales a Cissé, una especie de torre de interminable techo, y eso provocó que los de Noé tuvieran que activar las baterías antiaéreas. El delantero lo tocaba todo, hasta que Franci Ruiz se le echó encima y apagó el incendio como el que le echa una toalla por la cabeza. Impresionante su lección de fútbol y colocación.

El tiempo, con el resultado de 0-1, era otro enemigo con el que el Coria no contaba. Pasadas la tormenta y el fuego los rojinegros volvieron a la colocación inicial y comenzaron, con los cambios, a estirarse de nuevo, con el Coria totalmente volcado pero inocuo, porque cuando rompía el entramado defensivo estaba Bocanegra, impresionante, sacando manos como el que se come un paquete de palomitas. Así el asunto llegó el segundo del Cartaya. Galopada de Jacobo, pase de la muerte una vez ganada la línea de fondo y Pitu, que pasaba por allí, metió la punterita para batir a Ezequiel. Olía a sentencia pero tocó sufrir de nuevo, después de un penalti que transformó Cissé, cometido sobre él mismo (m. 88).

Restaban siete con el descuento y en ese tiempo se pudo ver la mejor versión en madurez del Cartaya en mucho tiempo. Domó a la fiera, la llevó por donde quiso y así acabó muriendo el partido, con explosión de júbilo del banquillo y de todos los protagonistas.

Es posible que haya que tocar fondo para percatarte de lo que sucede en realidad. Eso le pasó al Cartaya, del que se espera otra versión en adelante. Se demostró a sí mismo que puede competir de otra manera. Y lo hizo ante el rival más poderoso, el líder. La primavera ha llegado antes de tiempo. Se espera que febrero el loco no la ponga otra vez patas arriba.

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