Expulsado en 2007 y suspendido en 2008 por un caso de dopaje, el equipo ciclista kazako Astana quiere redimirse en la próxima edición del Tour de Francia, que arranca este sábado, con un triunfo.

El equipo tiene las armas: cuenta con el heptacampeón del Tour, el estadounidense Lance Armstrong, y con Alberto Contador, vencedor de la ronda gala en 2007. Armstrong vuelve a las carreteras francesas después de poner punto final a un retiro de tres años y medio, mientras que Contador regresa dos años después, ya que en 2008 fue privado de defender el título, al quedar su equipo excluido de la competición.

Tanto uno como otro estarán arropados por sus dos lugartenientes: el estadounidense Levi Leipheimer y el alemán Andreas Klöden.

A menos que ocurran lesiones o demás desdichas, es difícil imaginar a otro de los 19 equipos participantes ganando este Tour. Ésta podría ser la mayor victoria en la corta carrera del Astana y quizás la última. La razón es el dinero. La crisis financiera mundial golpeó severamente a las empresas públicas kazakas que patrocinan al equipo.

En 2008, el Astana trató de comenzar de cero y contrató a Bruyneel, que trajo al equipo a Contador y a Leipheimer, con la esperanza de que el español revalidara su título de 2007, pero el equipo fue excluido del Tour por el escándalo del año anterior. Eso significó un duro revés para Contador y el equipo, que a pesar de todo ganó las otras dos carreras más importantes, el Giro y la Vuelta, convirtiéndose en el quinto ciclista que gana las tres grandes. Pero para 2009 Bruyneel se sacó un nuevo conejo de la chistera: Armstrong. Los cimientos para el triunfo están puestos y el Astana espera redimirse de sus errores pasados.