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Verdi, el genio cotidiano

  • Turner Música publica en español la biografía que Julian Budden, uno de los máximos expertos en ópera italiana del último siglo, dedicó a Giuseppe Verdi

Verdi paseando frente al Teatro alla Scala de Milán en el año 1900.

Verdi paseando frente al Teatro alla Scala de Milán en el año 1900. / d. s.

Cuando se cumplen los 117 años de su muerte en Milán, el 27 de enero de 1901, Giuseppe Verdi sigue siendo el operista más representado del mundo, y a corto plazo no se aprecian tendencias que permitan intuir un cambio en el gusto del aficionado medio. La razón de su éxito estriba muy posiblemente en la forma en que el autor de La traviata supo hacer compatible el respeto por la gran tradición italiana con las innovaciones del drama musical que conoció el siglo romántico en toda Europa, el deseo de conectar con audiencias amplias ("El público lo aguanta todo, menos el hastío") con la irrenunciable voluntad por la creación de obras sólidas y dramáticamente funcionales, alejadas tanto del fácil hedonismo de muchos de sus contemporáneos como de las arbitrariedades eruditas y la falta de carácter.

Verdi supo afrontar cada nueva obra para la escena con la suficiente independencia para que cada cual mantuviera sus propias referencias, su color, su "tinta" (es un término suyo), lo cual se aprecia especialmente en las que revisó con años de diferencia (como Macbeth o Simon Boccanegra) sin perder nunca de vista su carácter propio. Esta consistencia en su producción lírica se constata a la vez que se observa la evolución de su estilo "de una tosca simplicidad hasta el máximo refinamiento y sofisticación", por decirlo en palabras de Julian Budden, autor de este estupendo libro que en su segunda parte puede considerarse una especie de resumen de su monumental estudio en tres volúmenes sobre las óperas de Verdi publicado entre 1973 y 1981.

Colaborador de la BBC durante más de tres décadas, miembro del Istituto Nazionale di Studi Verdiani en Parma y director del Centro di Studi Puccini de Lucca, Budden fue uno de los grandes estudiosos de la ópera italiana en la segunda mitad del siglo XX. La obra que ahora se ofrece en castellano como Vida y arte de Verdi se publicó originalmente en 1986 con el escueto nombre del compositor en el frontispicio, pero su autor la revisó constantemente y poco antes de morir a los 82 años en 2007 corrigió su última edición, que publicaría Oxford University Press al año siguiente y es de la que parte esta edición de Turner.

La obra está dividida en dos partes claramente diferenciadas: La vida y La música. La primera es un relato biográfico escrito con fluidez y riguroso orden cronológico que nos presenta a un hombre cuya evolución personal corrió pareja a la artística. El joven taciturno que se sentía inseguro en la sociedad milanesa que empezó a agasajarlo tras su triunfal Nabucco de 1842 fue transformándose, "bajo la influencia civilizatoria de Giuseppina" (Strepponi, su segunda mujer), en un hombre si no especialmente sociable, sí al menos tratable, capaz de moverse en público con aplomo, firmeza y autoridad, hasta el punto de que algunos informadores lo recuerdan como un anciano afable.

Frente al egocentrismo casi patológico de Wagner, su gran rival artístico, siempre se ha destacado de Verdi su generosidad discreta (que era compatible con una vigilancia extrema sobre cualquier cuestión vinculada con el dinero), su integridad moral, su bonhomía y el celo con el que protegió su intimidad. A este respecto, hay episodios que aún resultan emocionantes, como cuando escribe una carta a su antiguo suegro, protector desde la juventud y amigo Antonio Barezzi, sobre los rumores que corrían en Busetto por su relación con Strepponi: "En mi casa vive una dama, libre e independiente, poseedora de una fortuna que la pone al abrigo de la necesidad, y que comparte mi amor por la vida retirada. Ni ella ni yo necesitamos rendir cuentas de nuestros actos a ningún ser humano". Ese celo incluyó la destrucción de toda su correspondencia con Giuseppina, aunque el resto de su epistolario es abundante y ayuda a trazar el dibujo de una personalidad compleja, que por supuesto tiene sus sombras. Budden no las oculta. Al contrario, destaca los episodios difíciles de la relación con su segunda esposa, incluidos los escarceos con la soprano Teresa Stolz, o el trato injusto que terminó en ruptura total de relaciones con el director de orquesta Angelo Mariani, amigo íntimo justo hasta que en 1868 éste anunciara su compromiso formal con Stolz.

El relato biográfico de Budden, que en lo básico tiene ya más de 30 años, no aporta en cualquier caso novedades sobre lo que se conoce de Verdi, pero resulta ideal para el que quiera acercarse por primera vez con cierta profundidad a la vida del compositor. Ya que la obra magna de Budden no está disponible en español, es la segunda parte de este libro la que no debería faltar en las lecturas de cualquiera que no domine otro idioma y se considere mínimamente amante de la ópera verdiana, y por extensión, del arte lírico del siglo XIX. El autor británico traza aquí un dibujo breve pero de extraordinaria viveza y finura de cada obra de Verdi (no sólo óperas). Pese a incluir un centenar de ejemplos musicales, el análisis tiene un carácter plenamente divulgativo y permite seguir la evolución estilística del compositor tanto en la técnica musical como en sus concepciones teatrales y su tratamiento de los temas, todo lo cual nos lo desvela como un músico capaz de construir un lenguaje personal, en absoluto ortodoxo ni convencional, que lo eleva con justicia muy por encima de cualquier maestro italiano con el que coincidiera en vida en los teatros de toda Europa.

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