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Abatido albatros

Introducido por su gran amigo Pessoa en los círculos del modernismo, Mário de Sá-Carneiro formó junto al primero y Almada Negreiros el núcleo fundador de la efímera revista Orpheu -sólo dos entregas en 1915- con la que la poesía portuguesa, algo antes de que lo hiciera la española de la mano de los ultraístas, entró en la era de las vanguardias. Como sus hermanos de la península, los autores de Orpheu reaccionaron contra la pervivencia de la poética tardorromántica -lo que estos últimos llamaban el "sentimentalismo saudosista"- en sintonía con los movimientos de renovación que en toda Europa buscaban una voz acorde a los aires del siglo. "Abatido albatros", de acuerdo con la acuñación de Perfecto E. Cuadrado, Sá-Carneiro se quitó la vida en un hotel de París cuando contaba sólo 26 años, pero en los últimos de su breve itinerario -los de su estrecho trato con Pessoa, que tuvo un importante reflejo epistolar- escribió algunos de los textos fundacionales -no sólo poemas como el futurista Manucure, sino también relatos como los incluidos en El cielo en llamas o novelas como La confesión de Lucio- que inspirarían a la generación de los ismos.

Traducida por Manuel Vicente Rodríguez, la edición bilingüe de Renacimiento recupera por primera vez entre nosotros, además de los incluidos en Dispersión o el póstumo Indicios de oro, los poemas de juventud que el propio autor entendía como parte de su prehistoria. La indudable modernidad de Sá-Carneiro, que apostó por la experimentación sin desprenderse de la métrica tradicional ni abandonar del todo el fondo decadentista, se ve a veces lastrada por su tendencia al ensimismamiento o lo que es peor al patetismo. "Atormentado por las ansias del ideal", como lo retratara Carmen de Burgos, el poeta aunaba en una extraña mezcla el anhelo de lo nuevo con una personalidad escindida -"Yo no soy yo ni soy el otro"- y paradójicamente deudora, en su expresión doliente o incluso mórbida, de la imagen tan decimonónica del poeta maldito.

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