Cádiz se malbarata en Fitur. Su oferta es atractiva, pero como cada uno hace la guerra por su cuenta, los touroperadores se rinden. Las agencias de viajes y las aerolíneas no eligen un destino por casualidad. Todas conocen Cádiz como la palma de su mano, pero se espantan cuando no encuentran una interlocución válida que les facilite las cosas para apostar por esta provincia. El destino depende de la fuerza y el espíritu de cada territorio. Y Cádiz destaca en Fitur -desde antaño- porque sus municipios buscan su propio espacio para presentar su oferta por separado, como si compitieran entre sí. Esta imagen no es la mejor y sus oportunidades se esfuman por las disputas territoriales. Este año, al menos, se ha logrado vender una foto inédita y ejemplar, la de los alcaldes de la Sierra promocionando la Ruta de los Pueblos Blancos con una sola voz. Esta dirección es la correcta, ya que la Cádiz sólo crecerá desde la unidad.

Y hubo otra foto, la del Día de la Provincia en Fitur, en la que también se pudo ver a muchos alcaldes posando juntos -de toda la provincia y de casi todos los colores- aunque dicha imagen fue para la galería. A la hora de la verdad, cada cual trató de potenciar por su cuenta la marca de su ciudad, como siempre. Algeciras y San Fernando con su Ruta de la Vanguardia del Flamenco 'Paco de Lucía-Camarón de la Isla'; Chiclana con su festival de música, casi a la misma hora en que El Puerto exhibía su poderío en otro punto de la capital. Sanlúcar resaltó la conmemoración de la primera Vuelta al Mundo y Rota su Feria de la Pizza. Cada alcalde cantó sus ofertas como si estuviese en un mercadillo. Por no hablar de Cádiz capital, jugando a cuatro bandas: el obispo con la exposición que acogerá en la Catedral; también le llegó el turno al Festival No Sin Música; el alcalde defendió por su parte el potencial de la historia gaditana; y al día siguiente las cofradías promocionaron la Semana Santa. De locos. Todos salieron en la foto, pero nadie sabe cuántos encuentros celebraron con profesionales del sector y cuántos se cerraron con acuerdos que refuercen esta provincia como destino turístico, comercial e inversor. En este terreno la nota más saliente la puso la Diputación. La única institución que tiene claro que los mayoristas no eligen un destino por suerte, sino por convicción.

El problema que sufre Cádiz es el localismo cateto. Y encima hay fenómenos que dicen que estamos de lujo. Que para qué más hoteles e infraestructuras, no vayamos a convertir esta provincia en algo parecido a la Costa del Sol. Mejor seguir como estamos, dicen, con 4 de los 10 municipios más pobres de España; con apenas 35 empresas con más de 250 empleados; con sus ciudades viviendo de espaldas entre sí, cuando no tratando de birlarle el proyecto al vecino. Hay razones para desarrollar un polo económico, claro. Pero aquí no se entiende que lo que es bueno para Cádiz, Jerez, La Isla o Conil es bueno para todos. Aquí discutimos hasta del segundo puente una vez finalizado. Hasta que Cádiz no interprete su realidad, respetando la singularidad de sus municipios, no proyectará una imagen atractiva para invertir y acorde a su potencial.

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