Crítica '52 martes'

Mi madre será él

52 martes. Drama, Australia, 2013, 109 min. Dirección: Sophie Hyde. Guión: Matthew Cormack, Sophie Hyde. Fotografía: Bryan Mason. Música: Benjamin Speed. Intérpretes: Tilda Cobham-Hervey, Del Herbert-Jane, Beau Travis Williams, Imogen Archer, Mario Spate, Sam Althuizen, Danica Moors.

Desde Australia, avalada por Berlín y Sundance, 52 martes viene a añadir su grano de arena a la normalización de la transexualidad como asunto cinematográfico lejos de los tópicos, la banalización o lo paródico, para afrontar con mirada realista y espíritu experimental la relación entre una madre y una hija desde el momento en que la primera le comunica su deseo de convertirse definitivamente en hombre.

La debutante Sophie Hyde articula su relato en 52 secuencias que se corresponden con las 52 semanas y 52 martes en los que madre e hija deciden verse puntualmente tras separarse, lo que da pie a una estructura episódica que trabaja sobre la elipsis y la condensación, sobre la pincelada antes que lo explícito, para desplegar un conflicto de identidad que a la postre será doble: el de la madre, con su dolorosa transición, y el de la hija, sobre la que recae el peso del punto de vista, que se ve también zarandeada por las dudas y la experimentación sobre su propia sexualidad.

A pesar de su voluntad no explicativa y de su juego formal, tal vez sean demasiadas las cosas que 52 martes quiere contarnos, trenzando y desdoblando sus crisis de identidad en un espejo demasiado obvio, añadiendo incluso algunos conflictos extra (la familia excéntrica, las cintas de vídeo, el conflicto académico, el accidente final) que subrayan más de la cuenta esta condición algo artificial sobre un asunto que, por otro lado, es tratado, especialmente gracias a la estupenda interpretación de Del Herbert-Jane en el papel de la madre, con seriedad, delicadeza y, lo más importante, normalidad.

Ciertos tics indies y la inevitable previsibilidad de la estructura fragmentada no siempre juegan a favor de su respiración, pero 52 martes quedará como un más que loable ejercicio cinematográfico sobre los complejos procesos de la transexualidad y las relaciones materno-filiales en la adolescencia.

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