Crítica de Cine

El explotado monstruo debe jubilarse

Un plano de la nueva vuelta de tuerca de Ridley Scott al universo de su clásico 'Alien' del 79.

Un plano de la nueva vuelta de tuerca de Ridley Scott al universo de su clásico 'Alien' del 79.

En 1977 un señor llamado Ridley Scott hizo una buena adaptación de Los duelistas de Joseph Conrad. En 1979 cambió la historia del cine de terror y ciencia ficción con Alien, una obra maestra. Y en 1982 volvió a cambiar la historia del cine de ciencia ficción -esta vez sin terror y con ambiciones metafísicas- con Blade Runner, otra obra maestra (o casi). Y ahí acabó todo. En uno de los casos más espectaculares de eclipse de talento de la historia del cine todo lo que rodó en los 35 años transcurridos desde entonces hasta hoy ha sido un pretencioso fracaso (Legend), una impostura desbaratada por el paso del tiempo (la en su día sobrevalorada Thelma y Louise), películas rutinarias de género (La sombra del testigo, Black Rain, Tormenta blanca, Un buen año, American Gangster, El consejero), colosales históricos horteras, huecos y grandilocuentes (1492, Gladiator, El reino de los cielos, Robin Hood, Exodus) o directamente basura (La teniente O'Neil, Hannibal). Volvió a la ciencia ficción pos-pre-Alien con la decepcionante e incluso irritante Prometheus, pareció recuperar cierto pulso en este género con Marte -pero nada comparable a sus tres primeras películas- y ahora sigue en esta línea de cierta recuperación con esta otra secuela pos-pre-Alien de Prometheus, tan pedante e irritante por sus pretensiones metafísicas como ella pero por lo menos animada por aproximaciones, no a su Alien del 79, sino más bien a la franquicia prolongada por Cameron, Fincher y Jeunet. Es decir, más entretenida -por lo menos- que la plasta que le precede.

Muy bien rodada desde el punto de vista técnico -que es un buen técnico no se le puede negar a Scott-, muy bien vestida por el diseñador de producción Chris Seagers, muy bien fotografiada por el experto en películas de efectos especiales y atmósferas extravagantes Dariusz Wolski (es el director de fotografía de todas las entregas dePiratas del Caribe y de las burtonianas " y Alicia en el país de las maravillas, además de los cuatro últimos Scott) y muy bien asistida técnicamente por un extraordinario y carísimo equipo de efectos especiales, todas estas bondades no logran más que una espectacular y entretenida variación sobre la saga Alien/Prometheus que no aporta nada ni a la obra maestra del 79 ni a sus tres buenas secuelas filmadas por otros directores. En parte a causa del mal guión y en parte a causa del carácter tecno-mecánico de la dirección de Scott, cuyo eclipse de talento tras sus tres grandes obras dirigidas entre 1979 y 1982, tal vez sea único en la historia del cine. Aunque como ya se ha dicho es mejor que Prometheus, lo que tampoco es decir mucho a su favor. Michael Fassbender convence. El resto del reparto, tal vez con la excepción de Demián Bichir, hace que se sienta nostalgia de Sigourney Weaver, Ian Holm, John Hurt o Harry Dean Stanton. ¡Qué reparto, el del 79! La sensación final es la de una serie B un punto gore rodada con el carísimo presupuesto y el lujoso look de una serie A. El bicho de Alien debería jubilarse. Está ya tan explotado que hasta los del Pacma podrían protestar.

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