Toros

Caballos toreros en Las Monjas

  • Masiva asistencia de público ayer tarde en la presentación de la cuadra del rejoneador Andrés Romero Por la pasarela desfilaron algunas de sus nuevas estrellas, caso de 'Kabul' y 'Odiel'

Se vino la tarde llena de expectación junto al rejoneador Andrés Romero, su cuadra de caballos y varios centenares de personas de todas las edades esperando el momento de verlos y disfrutarlos. La experiencia no era nueva para el rejoneador, que ya mostró hace tres años su cuadra en el precioso entorno del Muelle de las Carabelas. Sí lo era el escenario, porque nunca antes nueve caballos toreros se habían paseado tan toreramente por el corazón de una ciudad que anda respirando ya la intensidad de una feria que se viene poquito a poco con un son que ilusiona. Porque si en ese escenario de la Plaza de las Monjas ayer había algo cierto, fue la enorme expectación que se había despertado en torno al rejoneador onubense y su cuadra de caballos.

Se habían acondicionado espacios en forma de gradas. La Diputación y el Ayuntamiento se volcaron en colaborar con la plaza de toros, organizadora del evento, y así, a diferencia de otros años, esta vez hubo un espacio más confortable para el público. Con lo que no contaba la organización es con que se desbordaran todas esas previsiones con varios centenares de personas presentes y que la curiosidad de los últimos en llegar se esparciera por cualquier rincón que brindara la mínima rendija por la que ver desfilar uno tras otro a esos nueve caballos que Romero se trajo desde su finca serrana de Zufre. En la plaza los enjaezó y mostró a una ciudad que ayer se embelesó viendo pasear entre aplausos la estampa de Kabul, el nervio de ese albino, Sol, que tantas esperanzas cuadra para el futuro, o esa belleza innata que caballos como Conquistador, Carbón y el mismo Odiel, pasearon, con sus crines adornadas , por esa pasarela que les hizo grandes protagonistas mientras su dueño iba explicando las características de cada uno, el por qué de su lugar en la lidia e incluso el carácter tan diferenciador que son capaces de mostrar ante el toro.

Dijo Romero de sus caballos que "son mi segunda familia, aunque posiblemente paso más tiempo con ellos que con las personas que me rodean".

El rejoneador onubense explicó a todos los presentes cómo se forja un caballo de rejoneo, las horas que se necesitan para ponerlos a punto para la lidia y el gran valor que llegan a representar en una cuadra no sólo por su aspecto económico, sino por lo determinante que llega a ser en una temporada un buen caballo de rejoneo.

Tiempo tuvo el onubense para agradecer tan masiva presencia de público, "porque se ha convertido en un aliciente más para ese nuevo paseíllo en mi plaza".

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