Sociedad

Teresa Romero supera la infección por ébola

  • La auxiliar de enfermería ha dado negativo en la segunda prueba. No recuerda haberse tocado la cara ni haber dicho a nadie que lo hizo. Quiere donar plasma para ayudar a otros enfermos.

La auxiliar de enfermería Teresa Romero ha dado negativo en la segunda prueba realizada, por lo que se puede confirmar que ya ha superado el virus del ébola, según ha informado este martes el equipo médico que la atiende en el Hospital Universitario La Paz-Carlos III de Madrid. "Se cumplen los criterios de curación", ha indicado el jefe de la unidad de enfermedades infecciosas del Carlos III, José Ramón Arribas en rueda de prensa. Romero ya dio negativo en un primer análisis, cuyos resultados se conocieron el domingo, y donde los niveles del virus eran ya indetectables.

"Se ha controlado la infección de la paciente", ha insistido Arribas respondiendo con "precaución" a las preguntas de los periodistas sobre si ya se la puede considerar curada del todo. En este punto, ha matizado que la auxiliar "no está en su estado" previo al contagio, ya que "cualquier infección grave produce un daño en los pacientes" y la "recuperación lleva tiempo". Preguntados por qué secuelas puede tener la paciente, los médicos han señalando que "va mandando la evolución clínica" y cómo se va comportando con el paso de los días. Por eso, han explicado que van a seguir con la "vigilancia y el estudio", "para ir controlando y poniendo tratamiento si hiciera falta".

La primera superviviente en España

Romero, de 44 años, se infectó mientras atendía al misionero y religioso español Manuel García Viejo, que había sido repatriado desde Sierra Leona y que murió el pasado 25 de septiembre. Al día siguiente, Romero cogió vacaciones y continuó haciendo "vida normal", hasta que poco después empezó a tener fiebre y sensación de debilidad. A raíz de esos síntomas, el 29 de septiembre acudió a su médico de cabecera, a quien no reveló que había asistido a un paciente afectado de ébola y que le recetó paracetamol.

Como los síntomas no remitían, Teresa decidió ir al hospital de Alcorcón, en el que ingresó el 6 de octubre y donde se le realizaron dos análisis del virus del ébola, que dieron positivo. Esa misma tarde la ministra de Sanidad, Ana Mato, compareció en rueda de prensa para confirmar el contagio de Romero, y poco después de la medianoche fue trasladada al Hospital Carlos III, donde también habían sido atendidos los dos religiosos. Desde el mismo día de su ingreso, Romero fue tratada con plasma de la religiosa Paciencia Melgar, superviviente de la enfermedad.

En el Carlos III fueron también ingresados y aislados el marido de Teresa, Javier Limón -quien hizo un llamamiento desde el hospital para que no sacrificaran a su perro-, un ingeniero español procedente de Nigeria, y dos sanitarias (una auxiliar y una enfermera) que también habían atendido a los misioneros fallecidos. El día 8, un médico informó de que Teresa Romero había reconocido que pudo tocarse la cara con un guante cuando se retiraba el traje protector, aunque, según los médicos que la atendían, en ese momento se encontraba "confusa".

Por su parte, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, reveló que la auxiliar fue a depilarse a una peluquería después de visitar al médico de cabecera con los primeros síntomas de fiebre. Precisamente, varias declaraciones de Rodríguez, especialmente unas en las que apuntaba a la responsabilidad de la auxiliar en su contagio y la posibilidad de que hubiera mentido a los médicos, desataron las críticas y las peticiones de dimisión. Esos días se conocieron otros detalles de las jornadas anteriores al aislamiento de Teresa, entre ellos su asistencia a unas oposiciones de enfermería, el 27 de septiembre, o el hecho de que la ambulancia que la trasladó desde su domicilio al hospital de Alcorcón, continuó después prestando servicio. El 8 de octubre, además, fue sacrificado el perro de Romero y Limón (de nombre Excalibur), en medio de una campaña en las redes sociales y concentraciones delante de la vivienda de la pareja para intentar salvarle la vida.

Tras las críticas de los sindicatos del personal sanitario a la gestión por parte de las autoridades del Ministerio de Sanidad y de la Comunidad de Madrid, el Gobierno creó el 10 de octubre un comité especial para el seguimiento de la enfermedad. En una reunión esa misma tarde, Sanidad y los consejeros de las comunidades autónomas acordaron ampliar los protocolos de seguimiento rebajando, por ejemplo, la temperatura a partir de la cual una persona con síntomas debe ingresar de 38,6 a 37,7 grados. El estado de Teresa empeoró durante la mañana del día 9, aunque tras el fin de semana, los médicos explicaron que se había reducido la carga vírica y que la paciente se encontraba estable dentro de la gravedad.

Quince personas permanecen ingresadas en observación en el Carlos III de Madrid, aunque irán abandonando el hospital. A otras 68 personas se les aplica el protocolo de vigilancia en su domicilio, que consiste, fundamentalmente, en tomarse la temperatura dos veces al día. Además, cuatro personas consideradas sospechosas fueron ingresadas: un misionero de la Orden de San Juan de Dios, un viajero procedente de Nigeria, un cooperante canario que había estado en Sierra Leona y un hombre que usó la misma ambulancia que trasladó a Romero desde su casa al hospital de Alcorcón, pero ninguno de ellos resultó infectado.

No recuerda haberse tocado la cara

Romero cree que lo hizo "todo bien" mientras atendió al misionero Manuel García Viejo y hasta que se confirmó su enfermedad y "no tiene noción de haberse tocado la cara", según ha trasladado ella misma a la portavoz de la familia, Teresa Mesa. Mesa, en declaraciones a las puertas del hospital Carlos III, ha asegurado que la auxiliar no recuerda haber mantenido "esa entrevista" en la que habría reconocido que pudo tocarse la cara con un guante y que tiene "muy claro lo que hizo" porque "recuerda antes y después lo que ha pasado".

La portavoz ha lamentado que "en el estado en que estaba y llena de medicación" le hicieran esas preguntas. La auxiliar se ha mostrado dispuesta a donar plasma y a colaborar con un estudio médico para determinar el momento más adecuado en el que se debe extraer el plasma de los pacientes convalecientes para que los anticuerpos que aporten a otros infectados sean eficaces.

Sabe que le han tratado con suero de la religiosa que superó el ébola Paciencia Melgar, y tiene la intención de "seguir la cadena". "Ella va a hacer lo mismo, está muy agradecida". Romero, que se encuentra "muy delgada", podría pasar a planta, donde permanecería unos quince días, según la portavoz. "Tiene momentos de desesperación, pero bueno, su estado de ánimo es bastante bueno", ha dicho Mesa, aunque ha advertido que cuando le den el alta "va a salir como ausente y tocada". La portavoz ha señalado que Teresa "está muy agradecida con el trabajo de los compañeros" que han sido "su gran familia".

Teresa Romero ya sabe que su perro ha sido sacrificado, según ha indicado Teresa Mesa. Javier Limón, que permanece ingresado en observación en la quinta planta del hospital Carlos III, se lo ha contado a su mujer por teléfono aprovechando la buena noticia de que el resultado de los últimos análisis han ratificado que ya está libre del virus. "Los dos se han puesto a llorar, pero parece que lo ha encajado mejor ella que Javier, que se ha desmoronado cuando se lo ha dicho", ha añadido. Según la portavoz, que ha señalado que están "muy contentos" por los resultados de las pruebas, los médicos han adelantado a Javier Limón que hasta el lunes o martes de la próxima semana no será dado de alta.

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