La Consejería de Medio Ambiente, el Puerto de Sevilla, los expertos Miguel Losada y Javier Ruiz -que han dirigido el informe científico sobre el estuario del Guadalquivir-, y miembros del Consejo de Participación de Doñana -entre ellos Fernando Hiraldo, director de la Estación Biológica de Doñana- acordaron ayer en Sevilla ir de la mano en el proyecto del dragado del río, ahora que el Ministerio de Medio Ambiente ha dejado claro que su autorización o desestimación definitiva dependerá de lo que diga precisamente el Consejo de Participación de Doñana.

En una reunión privada en la Casa Rosa que duró hora y media -no constaba en la agenda oficial ni se informó a la prensa-, todas las partes acordaron explicar con claridad este mismo mes a la opinión pública los pros, los contras y las medidas científicas que se plantean para ganarle al río dos metros más de profundidad: de los 6 actuales a los 8. Todos comparerecerán en rueda de prensa en una fecha por fijar.

Al término del encuentro, el presidente y el director de la Autoridad Portuaria, Manuel Fernández y Fausto Arroyo, declararon a este periódico que la reunión ha servido "como toma de contacto para seguir avanzando". La intención del Puerto de seguir avanzando supone que podría tener que renunciar a su insistente deseo de sacar a concurso la obra del dragado en 2011 y esperar a que la situación del estuario mejore.

El proyecto del dragado está a la espera de lo que decidan el Consejo de Doñana y el Ministerio de Medio Ambiente sobre la base de los informes científicos que han radiografiado el estado actual del Guadalquivir.

A mediados de enero, el ministerio anunció al Puerto de Sevilla que su autorización del dragado del Guadalquivir depende del pronunciamiento del Consejo de Participación de Doñana que preside Felipe González. Pero adelantó que para ganar dos metros al fondo debe cumplir varias condiciones: (1) garantizar la protección del Parque de Doñana, de su flora y fauna, e (2) integrar las conclusiones del informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), incluidas las referidas a la dinámica del estuario del Guadalquivir, su flora y fauna.

El informe científico lo encargó el Ministerio de Medio Ambiente ante la carencia de estudios sobre el Guadalquivir que tenía la primera autorización ambiental del proyecto en 2003: la Declaración de Impacto Ambiental (DIA). De esos estudios dependía, por tanto, que se desestimara o se culminara esa autorización incompleta hasta entonces.

El informe sobre el estado del Guadalquivir se encarga a científicos de cuatro universidades andaluzas y del CSIC. En sus conclusiones, adelantadas por este periódico el 16 de septiembre de 2010, afirman que el río está ya "agotado" por la cantidad de usos que acoge y por la "descoordinación" en su gestión. Aseguran que el dragado y todas las demás intervenciones propuestas en el estuario "repercuten negativamente en la dinámica, morfología y biodiversidad del estuario, no mejoran la situación frente a episodios extremos (turbidez y salinidad) y limitan severamente la capacidad de minimizar su duración y sus efectos".

Los expertos añaden que, si ya es complicado mantener un calado a -6 metros, aún lo será más a -8 por la erosión de las márgenes. "La dinámica mareal no es capaz de mantener el calado -6, por lo que tendrá menos capacidad de hacerlo con el -8 y será necesario realizar labores de mantenimiento. La extracción del material de dragado creará la demanda de nuevo material que necesariamente saldrá de las márgenes", reza.

Sobre este informe la comisión científica Doñana 2005 (13 expertos más el Parque Nacional Doñana) emitió su conclusión definitiva. El 12 de noviembre de 2010 acordó "desestimar definitivamente" el dragado de profundización porque "se ha demostrado incompatible con la conservación del estuario y de Doñana".