El asentamiento chabolista de Isla Cristina, situado detrás del cementerio de San Lorenzo desde hace una década, quedó arrasado y destruido en una operación coordinada por un gran dispositivo de seguridad. En presencia de la Guardia Civil, la Policía Local y algunos miembros del equipo de gobierno de Isla Cristina, numerosos operarios de una empresa dependiente de Medio Ambiente procedieron, a primeras horas de la mañana del martes, al derribo de las chabolas del pinar, como eran conocidas popularmente.

Las 16 personas que vivían en el asentamiento -todos toxicómanos y algunos afectados con enfermedades serias- fueron reubicados en unos módulos prefabricados, tipo caseta de obras, instalados a pocos metros de donde estaban las chabolas. El núcleo de prefabricados se encuentra en una zona rodeada por un muro perimetral de cuatro metros de altura, anexo a la espalda del cementerio, y fue construido la pasada primavera. Ante la incertidumbre de su destino, muchos ciudadanos creyeron que se trataba de la tan escuchada ampliación del camposanto.

Parte de la oposición mostró su indignación calificando la nueva ubicación como "el muro de la vergüenza, que sirve para esconder el problema en vez de solucionarlo". El albergue provisional como así lo ha denominado el Ayuntamiento, cuenta con 19 módulos de unos 10 metros cuadrados distribuidos en un aseo, y dos estancias pequeñas. Cada uno de ellos es ocupado por una sola persona. Ayer había un poco de desconcierto entre ellos, ya que algunos han salido de sus chabolas algo descontentos por abandonarlas, aunque según comentó el concejal de Familia y Adicciones, José Antonio Raya, "todo se ha llevado con normalidad dentro de lo posible". Ahora lo que queda es poner en marcha un operativo para que otras delegaciones de la Junta se impliquen.

En el Pleno ordinario que el Ayuntamiento celebra hoy, uno de los puntos a tratar es instar a Igualdad y Bienestar Social y a Salud a que colaboren en el programa de reinserción de estos enfermos. Según Raya, "los afectados pasarán a integrarse en un programa de Cruz Roja, que realizará análisis periódicos y todo el protocolo previo por si alguno de los toxicómanos deciden voluntariamente ingresar en un centro de rehabilitación".

Desde el Ayuntamiento se ha reconocido que la forma de vida de estas personas origina consumo de estupefacientes y venta ilegal de sustancias tóxicas.

Los empresarios que tienen negocios cerca de esa zona, establecimientos hosteleros o camping, así como algunos vecinos que viven en urbanizaciones cercanas siguen pensando que los toxicómanos deben ser trasladados a un lugar en condiciones y no seguir en el mismo lugar, "sin control de sus vidas y sus vicios".