Provincia

Tres crímenes que esperan respuesta

  • La Guardia Civil aguarda el resultado de las pruebas del laboratorio que fueron recogidas en los escenarios

Fue el auténtico comienzo de una semana negra apenas comenzado el pasado mes de septiembre. En su primer día, el campillero de 77 años José Cachón, cumplía como casi desde que recordaba con su trabajo de guardés en una de las fincas que jalonan el Camino de Rocalero de El Campillo. Uno de sus hijos lo encontró a primera hora de la mañana, muerto en el suelo y con lo que las fuentes policiales denominan "evidentes signos de violencia". Eran poco más de las ocho cuando las primeras unidades de la Guardia Civil llegaron al lugar de los hechos, un camino frecuentado por trabajadores de explotaciones limítrofes que se dirigían a sus trabajos.

Como también suele suceder en la mayoría de las ocasiones, quienes conocían las primeras informaciones sobre lo que había ocurrido no daban crédito. A la víctima no se le conocían rencillas con vecino alguno y su muerte dejó perplejos a todos los muchos que le conocían.

De inmediato se acercaron al lugar efectivos de la Policía Judicial, encargados de arrojar luz sobre un crimen al que los primeros focos señalaban con la etiqueta del robo como principal justificante, aunque poco explicaba para una violencia tal con alguien que no podía defenderse de su agresor, o agresores. Esta hipótesis se reforzó con el conocimiento de que poco antes, la piscina municipal del parque de los Cipreses de la misma localidad había sufrido un saqueo. Los ladrones se llevaron el medidor del cloro de la pileta, un elemento no demasiado valioso, además de revolver el bar, que tampoco hacía gala de una suculenta recaudación. ¿Estaban conectados ambos hechos? El secreto del sumario decretado por la autoridad judicial que lleva el caso, cercenó cualquier intento por encontrar una respuesta para explicar lo inexplicable. ¿Quién lo hizo? y, sobre todo ¿Por qué lo hizo?

Al día siguiente, frente al Ayuntamiento de la localidad, la gente mostraba su solidaridad con los familiares y amigos de José. Repulsa, condena, sonaron, tal vez, más sinceros que nunca.

Una semana después, de nuevo la tragedia golpeó a la provincia, en esta ocasión en el municipio de Bonares. Un trabajador que iba a realizar unas labores en la casa de un matrimonio austriaco se extrañó al no poder entrar en la vivienda, a pesar de que había avisado de su llegada. La presencia del coche de la pareja y del perro que normalmente dormía en el interior, levantó sus sospechas. Corrió a casa de un vecino desde donde se avisó a la Policía Local. Fueron ellos quienes se encontraron los cuerpos de ambos, en medio de un gran charco de sangre, tendidos en el suelo y con innumerables golpes en la cabeza.

Otra vez lo inexplicable. De nuevo el robo como principal hipótesis de trabajo para la Policía Judicial de la Guardia Civil que, nuevamente se enfrentaba al reto de averiguar qué y quiénes fueron los responsables del tercer crimen en menos de una semana. El matrimonio había denunciado días antes el robo de su tablet donde -hipótesis de trabajo- podían guardar la combinación de una caja fuerte que no estaba abierta cuando entraron a recabar cuantas pistas fueran posibles. La tranquilidad que buscaban en tierras onubenses se vio cercenada trágicamente.

Las coincidencias (la edad de las víctimas, que se encontraran en parajes aislados y la extremada violencia con la que les mataron) no fueron suficientes para que las autoridades (el delegado del Gobierno en Andalucía en funciones, Antonio Sanz), descartara tal vez demasiado pronto la relación entre ambos sucesos, para segundos después hacer un llamamiento a la cautela y al respeto al trabajo judicial y de las fuerzas de seguridad, como garantes de que ambos hecho tendrían su pronta explicación.

Desde entonces, según ha podido conocer Huelva Información de fuentes policiales, se trabaja para lograr lo antes posible los resultados del laboratorio que analiza las pruebas recogidas en ambos escenarios. Será entonces cuando comience a arrojarse luz sobre los autores y las circunstancias que rodearon los tres asesinatos.

A pesar de que un crimen es un hecho puntual imposible de ser evitado por más vigilancia que se disponga en torno a alguien (no se va a poner un policía o un guardia civil a cada pareja que vive sola, o a cada vigilante) las cifras de criminalidad dadas a conocer por el Ministerio del Interior, señalan que en la provincia de Huelva se han producido desde el año 2014, 13 homicidios. El año pasado se cerró con 3 casos, o lo que es lo mismo, en la primera semana de septiembre, se han producido las mismas muertes violentas que en todo el año pasado. Desde hace más de un mes, esperan que sus responsables, haciendo gala de la efectividad que tienen las unidades de la Guardia Civil en la resolución de este tipo de casos, sean detenidos, acusados con todas las pruebas en su contra, sean puestos a disposición del juez y que sea éste quien determine su castigo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios