Si nadie lo remedia, a primeros de noviembre el campo Doñana Golf, una de las infraestructuras más icónicas de la costa, cerrará sus puertas; precisamente, en una fecha clave para romper la estacionalidad que aqueja al sector turístico de Huelva.

Las instalaciones han sido testigo de cómo los promotores y patrocinadores de los torneos Circuito Atlántico, Pasaporte Huelva, Liga Cartuja, Prosho y Final Interclub Huelva suspendían las competiciones deportivas por el mal estado del césped, a consecuencia de la "pésima calidad de las aguas" que se le suministran para el riego.

Al ser un campo ecológico los recursos hídricos para el riego de los 18 hoyos se suministran desde la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Matalascañas que gestiona Aqualia, si bien desde la empresa aseguran que el agua no potable que le llega no es apta para el riego, lo que convierte en un desierto algunas zonas del campo y en barrizal los lagos artificiales.

De esta forma, la empresa aseguró a Huelva Información que están a expensas de evaluar las pérdidas ocasionadas si bien, dan por seguro un mínimo de 36.000 euros. José Antonio López Casas, administrador de la sociedad mercantil Doñana Da Silva Golf, detalla que "sólo en el periodo junio/septiembre el número de jugadores ha descendido en 1.348, lo que representa una caída del 40% en un año en el que Matalascañas ha estado repleta". Si tenemos en cuenta que la entrada mínima al campo son 20 euros, "sólo en este concepto las pérdidas superan ampliamente los 26.000 euros". Se suma a la ecuación la cancelación de los torneos previstos, que reportaban al negocio una media de 2.500 euros (que tendrán una dimensión de los perjuicios ocasionados). Todo ello, sin contar las pérdidas inmateriales a largo plazo por la mala imagen proyectada a sus clientes.

El escenario en algunos puntos del campo es desolador. Los greenes (zona del campo de golf con césped donde se sitúa el hoyo) precisan cuidado con mimo y regados en abundancia para que conserven la humedad necesaria para que la circulación de la bola sea perfecta. Sin embargo, López Casas detalló que "no es un problema de cantidad si no de calidad de las aguas que me suministran desde la EDAR". Y añade, "poseo un informe en el que Aqualia acredita que puede cubrir las necesidades del campo en cualquier época del año".

En consecuencia, el problema parece radicar en que el agua que bombea la EDAR no se somete a un tratamiento biológico, a pesar de verter sus aguas a escasos metros del Parque Nacional de Doñana, donde se ubica la planta. Para corregir esta situación el Ayuntamiento viene reclamando históricamente al Gobierno Central (y a la Junta de Andalucía durante el periódico que tuvo en sus manos las competencias de la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir), la construcción de una planta análoga que permita finiquitar este deficiente tratamiento de las aguas.

Cuando se creó el campo, un estudio de la Universidad de Huelva concretó que para alimentar las 54 hectáreas que integran los 18 hoyos almonteños; así como los cuatro lagos artificiales y la zona de crías de aves acuáticas; era necesario disponer de 700.000 metros cúbicos anuales. Sobre el papel los 200.000 ciudadanos que residen en la costa durante la temporada veraniega generan suficientes aguas negras que son bombeadas al campo de golf tras su reciclaje. No obstante, a tenor de los hechos, existen razones objetivas para dudar de que las actuales instalaciones puedan tratar tal caudal de agua en óptimas condiciones como para el riego de un campo a escasos metros de zonas residenciales.

Ante esta situación, desde el Ayuntamiento de Almonte se limitaron a decir que hasta ahora no tenían ninguna comunicación oficial sobre el cierre de las instalaciones deportivas más allá de lo que fue publicándose ayer en las redes sociales y el propio portal de la empresa. Por esta razón indicaron que la concejala de Matalascañas, Rocío de la Torre, no se pronunciara sobre el tema hasta tener una "notificación oficial".