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Matalascañas proyecta el futuro arquitectónico de su paseo marítimo

  • 'Almenara' y 'Deployé' son las propuestas ganadoras del Plan Maestro para las necesidades del litoral Frenar la pérdida de arena y romper la estacionalidad suponen los mayores retos

Matalascañas busca reescribir su modelo turístico y virar su errático desarrollo urbano. Quiere, en síntesis, una imagen moderna donde la arquitectura resuelva las necesidades de sus ciudadanos y haga atractiva la estancia del turista a lo largo de todo el año, rompiendo con ello la estacionalidad del binomio de sol y playa. Un futuro que quiere construirse en torno a un nuevo paseo marítimo que se convierta en emblema del litoral onubense y nudo de comunicación entre los 4.200 metros que conectan toda la franja urbana.

Con este objetivo por bandera, en 2014 el entonces alcalde, José Antonio Domínguez, convocó, en colaboración con el Colegio Oficial de Arquitectos de Huelva (COAH), un Master Plan.

De aquel germen nacieron las propuestas Almenara y Deployé, que ganaron ex aequo el concurso del Plan Maestro. Carlos Rodríguez, vicedecano de COAH y miembro del jurado, explicó que sendos proyectos "son complementarios y tiene el potencial suficiente como para transformar la ciudad costera y brindar una imagen fresca que le permita romper la estacionalidad" que aqueja a su modelo turístico.

Pero la iniciativa es mucho más ambiciosa. Matalascañas nació como tal en los año 60, al albur del boom del turismo extranjero, que reportaba a la economía española una importante inyección de divisas. Almonte se subió a este tren con un modelo de turismo de masas que, sin infraestructuras ferroviarias o aeroportuarias, tiene difícil triunfar. Ese es uno de sus hándicap principales, junto con una construcción de viviendas que erigió demasiado cerca de su litoral y unas calles curvadas que generan un importante caos circulatorio.

El Master Plan trata de corregir estos errores de planeamiento con una reordenación de los espacios públicos, amén de un paseo marítimo que contenga las embestidas del mar y sirvan como reclamo turístico. En paralelo, se debe de persistir en todo lo que se ha hecho bien, primordialmente no sucumbir a la desaforada presión del ladrillo durante finales y principios del siglo XXI.

En consecuencia, uno de los mayores retos lo conforma el ofrecer soluciones sin ampliar la zona urbana, delimitada en todo su perímetro: al sur por la propia costa; en la zona oriental por el Parque Nacional y, a occidente, por el Espacio Natural.

Los dos Master Plan, premiados globalmente con 36.000 euros, están llenos de ideas brillantes que ahora tienen que ser puestas en común. La arquitecta Laura Moruno considera que "la idea no es descabellada, puesto que "nuestro proyecto tenía mucho más definido el paseo marítimo de Matalascañas, mientras que los compañeros habían hecho lo propio con la zona urbana".

Su homólogo de Factoría de Arquitectura y Urbanismo, Miguel Rojas, detalló que ahora toca "materializar un refundido de sendos proyectos mediante mesas de trabajo en las que estén implicadas todas las administraciones y los responsables del Parque Nacional de Doñana", que serán quienes marquen la pauta y la dirección a seguir, mientras que los arquitectos abordarán la parte técnica para encajar cada pieza del puzle.

Deploye propone tres grandes ejes de actuación: el ecológico, el cívico y el del litoral en el que se enmarca el propio paseo marítimo y que estarán interconectados. En otro orden de cosas los proyectos coinciden a la hora de resolver la pérdida de arena que sufre el litoral almonteño desde que se construyera el espigón Juan Carlos I. Para ello proponen la construcción de una serie de espigones en peine que frenen la pérdida de arena durante la época invernal.

Almenara solventa esta necesidad en el paseo marítimo con núcleos de servicios cada doscientos metros, con actuaciones mínimas de servicios y equipamientos básicos pero que se pueden incrementar con chiringuitos, salones de uso múltiples para exposiciones o la actividad vecinal. Estas zonas podrían ir desarrollándose en el tiempo y en función de la disponibilidad presupuestaria. Otra de las ideas originales son los aparcamientos jugando con los desniveles que van hasta la playa o los locales náuticos, deportivos o de gimnasia.

Los arquitectos también formulan sus propuestas para generar recursos con la colaboración público privada, no solo con la enajenación de parcelas, sino con infraestructuras como parkings de 500 plazas que podrían explotarse en régimen de concesión administrativa. En síntesis, generar fondos con los que ir completando de forma paulatina un Master Plan que ofrece por primera vez a Matalascañas soluciones globales que regulen un destino maduro que busca rejuvenecerse.

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