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El caudal de las aguas subterráneas cae a mínimos por la escasez de lluvia

  • El Consejo de Participación analiza la situación del acuífero en un año "de vacas flacas" que castiga al campo Los ecologistas insisten en pedir medidas correctoras para disminuir la presión

El acuífero de Doñana que riega todo el ecosistema del Parque Nacional y el Espacio Natural sigue languideciendo, especialmente en zonas como el norte de la Rocina y los Hatos. Así se desprende del último informe del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente en el que se analiza, tras el año hidrológico 2014-2015, el estado de salud de estos embalses naturales que dormitan bajo las entrañas de Doñana. La Comisión de Trabajo de Aguas del Consejo de Participación analizó ayer esta radiografía, que constata una vez más cómo el caudal subterráneo decrece por la presión de la agricultura, rompiendo el equilibro en el proceso natural de recarga de esta fuente de recursos subterráneos, sobre todo si, como es el caso, se unen varios años muy pobres en precipitaciones.

Aunque siempre se pone el foco en los cultivos de berries, y en Matalagrana en particular, donde la situación es también delicada, una de las zonas más castigadas se haya en Los Hatos, en el norte del Espacio Natural, que abarca Aznalcázar, Villamanrique e Hinojos, términos municipales donde se cultivan vastas extensiones de arroz, cereales, algodón, remolacha y tomate. La situación no es nueva y ya el año 2001 el Instituto Geológico y Minero de España cifró en 15 metros su descenso piezométrico.

El jefe de la Oficina de Planificación Hidrológica de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Víctor Cifuentes, contextualiza los datos ampliando la perspectiva y recordando que las cifras son el resultado de un año hidrológico pobre en precipitaciones, que ha dejado en la comarca "413 metros cúbicos por metro cuadrado, frente a una media que se sitúa en los 543".

El técnico reconoció ayer, sin rodeos, que atraviesan un periodo de vacas flacas que ha dejado fincas muy castigadas, si bien matizó que "las zonas que soportan los ecosistemas más valiosos de Doñana están en un estado aceptable".

Una lectura más critica realiza la organización ecologista WWF, para quien los datos confirman los peores presagios: "Los temores de la Comisión Europea no son infundados, como ha quedado claro en el dictamen sobre el procedimiento de infracción sobre España por la situación del acuífero". Precisamente, los ecologistas recuerdan que el organismo europeo ya mostró "su incredulidad" tras no declarar las autoridades nacionales el estado de sobreexplotación de las aguas subterráneas en los anteriores Planes Hidrológicos de Demarcación, ya que los parámetros de descenso "son más que suficientes para ello".

WWF demanda al Gobierno de España dar un paso al frente y decretar la situación de "riesgo" del acuífero, lo que permitiría adoptar las medidas correctoras y de control que prevé la Ley de Aguas. Urge, con ello, a "reordenar el uso del agua en la zona, clausurar pozos ilegales; a la par que frenar la expansión del regadío ilegal" en todo el perímetro del Espacio Natural.

Felipe Fuentesalz, responsable de aguas de la organización conservacionista, explica que elevar el nivel de riesgo brindaría a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir "una mayor gobernanza y un acortamiento de los procedimientos administrativos para sancionar de forma más dura y contundente a quienes extraen agua de manera ilegal".

Con respecto a la idoneidad de invocar este estado de riesgo, Cifuentes reiteró que no es una decisión que le corresponde decidir a él. Con independencia de ello, subrayó que este año, en el que todas las estimaciones apuntan a un mal año hídrico, las buenas cifras del mes abril, en el que se registraron precipitaciones que descargaron 60 litros por metro cuadrado, y 150 en mayo, permiten ser optimistas.

Un buen o mal año hídrico, sin embargo, tendrá poca trascendencia ya que, "al contrario que ocurre con un río", los índices de recarga de un acuífero se miden "en el largo plazo". Por tanto, Fuentesalz apuntó que la situación puede virar en el próximo lustro gracias a la adquisición de la finca Los Mimbrales, que permite liberar 6,8 hectómetros cúbicos de derechos privados de agua, así como el trasvase de 4,9 hectómetros cúbicos llegados desde el Guadiana, lo que conllevará que este caudal dejen de extraerse del subsuelo de la Corona Norte de Doñana.

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