FIESTA DE LA CANDELARIA

Luz para el linaje rociero

  • Más de 4.000 niños fueron presentados ayer ante la Virgen del Rocío Los menores fueron bendecidos alzados en los brazos de sus padres

La Virgen del Rocío recibió ayer en torno 4.000 niños que literalmente colapsaron su santuario con motivo de la Fiesta de la Luz, una celebración cristiana que los rocieros viven presentando a sus retoños frente a la bendita imagen. En total, más de tres horas duró el desfile de infantes por el camarín de la Virgen, donde pasaron sus cabecitas bajo su manto protector. Un ritual que, para muchos, representa un 'bautismos' en la fe rociera que, a modo de cordón umbilical, les acompañará toda la vida.

Escasos minutos después del mediodía el párroco Francisco Martín Sirgo procedió a la bendición de los menores, momento en que los niños son elevados por los brazos de sus progenitores. Se produce entonces esa icónica instantánea en la que se divisan decenas de rostros sobresaliendo de la marea humana que fluye en la ermita, mientras que otros, a hombros de sus papas, ven toda esta privilegiada panorámica.

Son momentos en los que la ermita se hace minúscula para contener todo el pulso cristiano. En sus postrimerías no dejaban de agolparse más y más personas, que hacían imposible acceder al interior del templo religioso, cuyas paredes físicas no podían cobijar más personas. Mientras el tamboril y la flauta resuenan en el altar, por las puertas continuaba llegando más gente, lo que provocó la formación de varios tapones durante el momento en que se procedía la multitudinaria bendición. La tranquilidad vuelve minutos más tarde. El ritual sacerdotal finalizaba y los padres llevaban a sus hijos hasta el camarín de la Virgen para pasar el manto de la Patrona almonteña, donde reciben una estampa en recuerdo de este día. Fue entonces cuando la cola formó en fila india, alargándose medio centenar de metros en el exterior del templo.

Todos esperaban con súbita devoción participar de este ritual que no conoce fronteras. En efecto, como si de la propia Romería de Pentecostés se tratara, en la aldea podías encontrar a padres llegados desde San Sebastián (Guipúzcoa), Madrid o Salamanca; amén de indudablemente puntos de la geografía andaluza, que en este fin de semana han realizado centenares de kilómetros, únicamente para presentar sus retoños frente a la Reina de las Marismas.

El propio presidente de la Hermandad Matriz, Juan Ignacio Reales, se congratulaba de ver como "han acudido personas llegadas desde los puntos más recónditos de España", lo que provocó que "hasta las tres de la tarde no finalizara" el paso de los niños frente a la protección de María.

La Fiesta de la Luz hunde sus raíces en la tradición cristiana, al recrear el pasaje bíblico incluido en el Nuevo Testamento (San Lucas, Capítulo 2 Versículo 22-39) en el que se narra la presentación de Jesús a los doctores del templo. Cumplían así María y José con la Ley de Moisés, que decía que a los 40 del alumbramiento el recién nacido debía de ser presentado. Hoy día esta tradición se mantiene viva, si bien el primer domingo después de los cuarenta días en que nació Jesucristo (25 de diciembre).

La aldea ha congregado en este fin de semana a docena de miles de personas que han vivido los distintos cultos religiosos celebrados con motivo de esta festividad cristiana que no deja de ganar en dimensión social. El sábado tuvo lugar el santo rosario con el desfile del simpecado de la Hermandad Matriz, a cuyo rezo le prosiguió la entrega de título de filial a Valencina de la Concepción (Sevilla), que amplió a 117 el número de hermandades rocieras. En esa misma noche se celebró la Vigilia Mariana y la eucaristía con el acompañamientos de la Coral de Hinojos y su homóloga de Santa María de la Rábida de Huelva.

Reales recordó la gran respuesta de la familia rociera a los cambios en los cultos, como el adelantamiento del Rosario previo a la eucaristía.

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