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El club de Golf Bellavista oferta acciones para evitar el cierre del decano andaluz

  • La administración concursal pide la apertura de la fase de liquidación al no poder hacer frente la sociedad a los compromisos de pago del concurso La dirección reclama la ayuda de los socios

SOS del Club de Golf Bellavista para evitar la desaparición a las puertas de su centenario. El histórico club social necesita una urgente inyección de liquidez que le permita afrontar con garantías el abono de las deudas pendientes para llegar al menos con vida al próximo año y poder celebrar así un siglo de historia desde su fundación en 1916. De lo contrario, la entidad golfística decana de Andalucía se verá abocada irremediable a su disolución al no poder hacer frente al plan de pagos recogido en el convenio de acreedores en que se haya inmerso.

La administradora del proceso concursal del club, con domicilio social en Aljaraque, ha solicitado al Juzgado de lo Mercantil de Huelva la apertura de la fase de liquidación al no poder hacer frente la sociedad a los compromisos de pago derivados del plan de viabilidad del concurso de acreedores de carácter voluntario al que se acogió en diciembre de 2014.

Un paso más en la lenta agonía de la asociación que su junta directiva pretende frenar a la desesperada proponiendo que, sin cerrar la puerta inversores externos, sean los propios socios del club, que cuenta con 200, los que prioritariamente den el paso al frente con aportaciones económicas que permitan lograr un acuerdo con los acreedores que saque adelante el convenio y evite la liquidación.

Según ha podido saber este periódico, su actual junta directiva, presidida por Carlos Ortega, ofertó en la última asamblea a sus socios entrar en el accionariado social para reactivar la sociedad mediante la suscripción de acciones por valor de casi 1,4 millones, el mismo de la deuda que arrastra, como parte de un proyecto garante de su viabilidad que detalló explicando los pasos a seguir.

Una alternativa a la disolución que, por ahora, no ha hallado demasiada receptividad entre los socios, muchos de ellos reacios a un desembolso económico y con dudas sobre un proyecto bajo la misma dirección, lo que agrava el riesgo de desaparición de una institución muy arraigada en la provincia tras casi un siglo de existencia.

Aunque el origen de la deriva, acentuada por la crisis y la pérdida de socios, se fraguó durante años, ha sido en los dos últimos cuando el problema se ha agravado con las declaraciones de un preconcurso y un concurso de acreedores que no han evitado que el club se ha situado al borde de la desaparición.

El Juzgado de lo Mercantil de Huelva admitió a trámite el pasado mes de diciembre la demanda de concurso de acreedores solicitada por el Club de Golf Bellavista, que finalmente se vio abocado a recurrir a dicho procedimiento judicial para garantizar su viabilidad después de que no fructificase el preconcurso al que se acogió en 2013 para refinanciar una deuda que UGT cifró entonces en algo más de 1,3 millones de euros.

La empresa despidió, al mismo tiempo, a ocho trabajadores entre las medidas drásticas adoptadas para tratar de enderezar su rumbo y evitar la declaración de un concurso de acreedores que finalmente resultó inevitable.

El sindicato UGT denunció que los ocho trabajadores responsables del mantenimiento del campo despedidos no habían recibido cantidad alguna en concepto de finiquito y que la empresa, según la misma fuente, rechazó una propuesta de reducción de salario de entre el 15% y el 17%, y decidió extinguir la relación laboral al negarse los trabajadores a rebajárselo un 33%. Además, denunció que la dirección empresarial contrató en su lugar a una firma externa cuyo coste era proporcionalmente más elevado que el de los ocho exempleados, quienes decidieron recurrir sus despidos.

UGT alertó por entonces de que los trabajadores ya venían soportando un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) desde el año anterior, que finalizó en agosto, y una deuda de 120.000 euros correspondientes a sus nóminas, por lo que, ante los continuos incumplimientos, denunciaron la extinción de sus contratos.

La respuesta, según la central sindical, fue el despido inmediato "sin indemnización" y la entrada en preconcurso de acreedores después de que la empresa rechazase la posibilidad de establecer cuotas extraordinarias para los socios ante el temor a que se agravase la pérdida de abonados de los últimos años por la crisis económica.

Pero ni el preconcurso ni el concurso de acreedores han servido para enderezar una situación que amenaza con un cruel desenlace. La situación, incluso, se ha agravado en los últimos meses, en los que la administración concursal se ha visto obligada a acometer el despido de nuevos trabajadores, entre ellos la gerente nombrada recientemente, al no disponer la sociedad de recursos suficientes para abonar las nóminas, lo que finalmente ha desembocado en un riesgo de liquidación que la junta directiva trata de evitar a toda costa.

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