Provincia

Tercer incendio en un asentamiento de inmigrantes en menos de un mes

  • Las llamas se originaron a las 02:45 del miércoles, se apagaron dos horas después, pero a las 07:45 se reavivaron Los servicios de emergencias evacuaron a unas 40 personas

La peor de las suertes se cebó de nuevo con los más pobres y tan solo dos días después de que las llamas acabaran con 35 chabolas de un asentamiento de inmigrantes junto al polígono San Jorge de Palos de la Frontera, y menos de veinte días después del fuego registrado en un campamento chabolista habitado por el mismo colectivo en Lucena del Puerto, un nuevo incendio se registró ayer, a las afueras del casco urbano de Lepe, calcinando aproximadamente una veintena de chabolas de plástico.

Los patrones se repiten entre uno y otro suceso, y de un año a otro. Desde los orígenes de las llamas, casi siempre por descuidos a la hora de cocinar o calentar agua para asearse, hasta sus devastadores efectos, ya que este tipo de incendios en todos los casos suele saldarse con la pérdida de lo poco que estas personas poseen: colchones y mantas, algo de ropa, algunos enseres para cocinar, documentos personales y, lo que es peor, el poco dinero que han podido reunir para enviar a sus familias, en cualquier país del África Subsahariana.

En el de ayer, según informó el Servicio de Emergencias 112 de Andalucía, el suceso se produjo en la madrugada del miércoles, en torno a las 02:45, cuando llamadas de particulares alertaban de un incendio en la calle Blas Infante de Lepe, a la altura del número 117 y detrás de las instalaciones de la Cooperativa Nuestra Señora de la Bella, ubicadas en el antiguo camino que discurre entre el municipio lepero y La Redondela, zona en la que había infraviviendas de un asentamiento de inmigrantes afectadas.

Otro de los patrones que se repiten en este tipo de sucesos, y el de ayer de Lepe no fue la excepción, es el origen de los afectados, casi siempre de países del África Negra como Mali, Senegal, Mauritania, Guinea-Bissau, Guinea-Conakry, Gambia, Ghana o Nigeria, entre otros, así como la incomodidad que manifiestan cuando al asentamiento donde habitan se acerca algún periodista o fotógrafo por miedo a que llegue a sus familias el lamentable estado en el que viven.

Entre murmullos, ayer se podría oír (y entender) cómo entre ellos, un grupo de una treintena que se había sentado en torno a una mesa en medio de las chabolas que no habían resultado calcinadas, se lamentaban con resignación por cómo a algunos de los afectados el incendio les había dejado sin una de sus mayores ilusiones: viajar a sus países para reunirse con sus seres queridos. Y es que algunos, sin ir más lejos, tenían ya en sus manos hasta el billete para viajar en los próximos cuatro o cinco días, algo que ahora les resultará prácticamente imposible.

Otro de los afectados narraba cómo pasadas las dos de la madrugada del miércoles, tras detectar un fuerte olor a humo mientras dormía en el interior de su chabola, se percató de las llamas y comenzó a alertar al resto de inmigrantes. Quizás éste haya sido el pequeño gran héroe de este nuevo percance, gracias al que no ha habido que lamentar, una vez más, daños personales, que parece ser es lo que están esperando nuestras autoridades para tomarse en serio el problema y comenzar a trabajar de verdad para erradicar este tipo de asentamientos. O no, qué más da, se trataría de personas que casi no existen para nuestra sociedad y que hasta incluso resultan incómodas. Son prácticamente invisibles.

Inmediatamente después, y alertada la Policía Local de Lepe y el Consorcio Provincial Contra Incendios, estos efectivos evacuaron a unas 40 personas de manera preventiva. El Consorcio desplazó hasta la zona bomberos de los parques de Ayamonte y Aljaraque, que dieron por terminada la actuación en el incendio sobre las 04:45 de la madrugada, tras haber arrasado las llamas un área de aproximadamente 300 metros cuadrados.

Sin embargo, sobre las 07:45, nuevas llamadas al 112 indicaban que el incendio se había reavivado en determinados puntos, lo que motivó un nuevo desplazamiento de los bomberos, que no pararon de realizar labores de refresco hasta primera hora de la tarde.

Tras de sí, de nuevo la desolación: algo de las estructuras de madera de las chabolas, bombonas de gas reventadas, útiles de cocina ennegrecidos, alambres de colchones, restos de papeles irrecuperables, estructuras y ruedas de bicicletas sin asientos ni gomas, suelas de zapatos, un fuerte olor a plástico quemado, restos de comida insalvables, y sobre todo caras de desolación e impotencia.

Desde Cáritas remarcaron que miembros de la organización católica se desplazaron a la zona para dar la asistencia más urgente a los afectados como ropa y comida.

Por otra parte y tras los incidentes registrados en los últimos días, el delegado de la Junta de Andalucía en Huelva en funciones, José Fiscal, aseguró que la Administración autonómica "participará en cualquier foro, órgano de trabajo o reunión al que se le convoque para buscar una solución a los asentamientos chabolista de inmigrantes en la provincia".

En cuanto a la responsabilidad de la Junta de Andalucía, Fiscal recordó que la Administración regional actúa "constantemente" con los servicios sociales de la Junta "en todos los asentamientos que existen" en la provincia.

Asimismo, dijo que "desde el punto de vista de la seguridad y Protección Civil se tiene geolocalizado cada asentamiento" y se actualizan los datos "casi diariamente".

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