británicos en andalucía

Las imágenes del Archivo Histórico Minero de la Fundación Río Tinto (II)

  • Las diferencias culturales entre empleados españoles y británicos eran más que evidentes.

Como hemos apuntado en la primera parte de este artículo, la historia de los Carr en las minas de Río Tinto coincide con la llegada de M. W. Carr, como director general, responsable del diseño de planificación para rentabilizar la explotación minera de Rio Tinto, incrementando la producción como nunca se había hecho hasta entonces. Administró los asuntos españoles de la RTCL desde septiembre de 1873 hasta diciembre de 1878, cuando presionado por Matheson & Co. que era la que controlaba la compañía con el asesoramiento de Doetsch, solicita su renuncia para el próximo mes de abril de 1879 y vende sus acciones. Es sustituido por Charles Prebble, que a diferencia de Carr que vivía en Huelva, tuvo que establecer su residencia en la Casa Grande en Riotinto pueblo, antes de construir el barrio inglés de Bella Vista, a partir de 1883. (foto nº 1)

Carr tuvo un elevado sueldo de £ 2.500 anuales, más el 0,5% de los beneficios netos, hasta £ 3.000 anuales como máximo. Su segundo fue el alemán Theodor Blum al que se le pagaban £ 1.500 anuales, que según algunos informes (Hill, 1875) no gozaba de las simpatías del personal británico.

Carr había adquirido experiencia de ingeniería para la construcción de ferrocarriles desde 1837, nada más y nada menos que trabajando al servicio de la compañía Robert Stephenson and Co.Acabó sus estudios de Ingeniería en la Universidad de Glasgow, bajo la dirección del profesor Gordon.

En 1858 después de algunos años de experiencia en los trabajos de puentes de hierro y muelles, fue nombrado ingeniero jefe del Great Southern of India Railway, por recomendación de George B. Bruce, presidente de la institución de Ingenieros Civiles Británicos e Ingeniero Consultor de ese tren, y a la postre consultor también del ferrocarril de Riotinto en Huelva.

Carr no defraudó las expectativas de la RTCL y a pesar de los momentos tan difíciles que le tocó vivir en cuanto a las relaciones sociales entre las dos comunidades, en los algo más de 6 años que estuvo al servicio de la RTCL, logró poner en marcha tan vasta explotación y cumplir los objetivos encargados por la compañía. Como la puesta en explotación a cielo abierto (cortas) de filón sur, trabajo que fue dirigido a pie de tajo por Theodor Blum, ayudado por Neil Kennedy. En Huelva, Carr se encargó directamente de controlar la construcción del ferrocarril y el muelle, construidos por las compañías Clark & Punchard y Jhon Dixon respectivamente. El equipo constructor de está colosal infraestructura de hierro pudelado está inmortalizado también en una de los fotografías. (foto nº 2)

William Carr murió repentinamente en Morelia, en México, el 5 de febrero de 1888, donde había ido a examinar e informar sobre algunas minas de plata, en representación del Gobierno británico. Dejó tras de sí grandes obras de gran complejidad técnica, que en el caso de Riotinto contribuyeron sin duda al desarrollo sin precedente a gran escala que se iba a producir.

En el caso de su hijo Richard Eshott Carr, autor del diario, fue nombrado el 26 de abril de 1877 por la RTCL como jefe para los asuntos del Staff extranjero con un salario anual de 150£ anuales (AFRT- Staff Book nº 1). Extremo que confirma R. E. Carr en su diario, donde indica que el día 25 de abril visitó las oficinas de Matheson&Co. en Londres, y Fennessy, secretario de la compañía, le presentó al propio Hugh Matheson. Inició el viaje el 5 de mayo y tan solo dos días después ya estaba en Huelva, incorporándose al trabajo en la mañana del día 11 de mayo. El viaje completo le costó £14, que le fueron reembolsadas por la Compañía. El día 30 su padre lo acompañó a las minas donde de la mano de Hill empezó a familiarizarse con las instalaciones mineras. (Ya se citan las teleras y sus efectos sobre la vegetación). (foto nº 3)

A su llegada fue sorprendido por las tradiciones religiosas de los riotinteños y onubenses, cuando descubrió la procesión del Corpus Christi, de los malos olores a su llegada a Huelva, pero sobre todo le incomodaba el calor, constatado con sus innumerables referencias a las altas temperaturas que marcaba el termómetro, aunque poco después, debe haberse acostumbrado, porque confiesa no molestarle en absoluto. Le parecía maravilloso e indescriptible el paisaje minero refriéndose a él después de descubrir las cortas, y paseaba para "… to see the fashion & the beauty of Huelva".

Las diferencias culturales en estos momentos son más que evidentes entre los trabajadores de la mina, la mayoría de clase obrera y una élite de empleados británicos, llegados para dirigir la explotación, que se reunían entre ellos para cenar con champán que en ocasiones terminaba con un baile, que iban al teatro dos o tres veces por semana y que interrumpen el trabajo a diario desde las 17:30 hasta las 19:00 horas para tomar el té. Incluso los empleados en las minas, como Graham y Kennedy, bajaban a Huelva algún que otro fin de semana para disfrutar de las actividades que organizaban sus compatriotas. Se constata ya los baños y deportes de vela que se celebraban en La Rábida.

Sobre su adaptación a España e impresión de los onubenses es mejor conocerlo a través de sus propias palabras "… You asked me if I like Huelva life as much as I expected. I can safely say yes & more thanks to your Huelvans' descriptions. I expected to find a howling wilderness, not to say desert, full of cut-throat, stomach-sticking, bullfighting Spaniards, but so far I have seen nothing of all this, rather the contrary; and I firmly believe that they are better behaved & more moral than the same number of Englishmen: as for drunkenness, I have seen a few drunkards, but, shameful to say, most of them were English! I admit the Spaniards are dreadfully backward in civilization, in enterprising & ignorant".

En cuanto a la corrupción política y a las mujeres piensa lo siguiente: "… As to the fearful bribery & corruption, that is owing to the bad system of Government. The women are very ladylike, graceful & pleasant, but they are, as a rule, mere ignorant useless toys".

Y esta afirmación del diario confirma el control del poder político que la compañía siempre ejerció, y lo que es peor los mecanismos que utilizaba: "…My friend, the Governor of the Province has died & a new one taken his place of a different stamp, as he requires to be paid-like the generality of Spaniards, but unlike his predecessor who was a native of the Canary Isles & received part of his education in England, & who was I believe above bribery although his pay was only £300 a year!".

Le fascinaba el muelle-embarcadero de mineral que podía cargar 2000 Tm. diarias y 4 vapores a la vez en dos horas, diseñado por un viejo amigo de su padre, George Barclays Bruce, quizás uno de los ingenieros más prestigiosos del momento en cuanto a la construcción de ferrocarriles, muelles y puentes se refiere. El muelle fue construido sólo un año antes de su llegada, que fue inaugurado el 23 de marzo de 1876. La dirección de la obra in situ fue realizada por Thomas Gibson. (foto nº 4)

En el diario aparece toda clase de apuntes de la explotación en la primera etapa de la mina, métodos de trabajo, leyes de mineral, estados de los transportes, inversiones empresariales, etc. así como el transcurrir diario en cuanto a su vida personal se refiere, testigo no sólo de su comunidad británica sino también relata a modo costumbrista las actividades socio-económicas y culturales autóctonas. Muchas veces participando de la cultura hispánica asistiendo a espectáculos taurinos como capeas y novilladas, constatadas ya en 1878 (Diario pág. 58).

En fin llevaba sólo 6 meses en España cuando escribió ésto: "…This is a very fine climate, the air is so wonderfully clear, the sky such a brilliant blue for weeks & even months together, the stars so bright & the moon so lovely". Toda una intención de permanencia duradera como así ocurrió.

Mientras observaba y anotaba todos estos extremos, su trabajo en Huelva consistía en el registro de la entrada de suministros en tránsito, libro de pedidos, lista de embarque, etc. En resumen se ocupaba del control de la entrada y salida de mercancías en Huelva.

Hemos detectado también su presencia en la compañía en los apuntes contables de los libros diarios desde el 31 de enero de 1879 (AFRT LDR nº 3, Pág. 22), hasta que fue baja muy poco tiempo después, en noviembre de 1880. Un año antes con la salida de su padre de la compañía, ya fue consciente de su posible marcha también, pero ya entonces tenía muy claro que le gustaba España y que quería seguir aquí. "… In all probability I shall have to go also, but of that am not yet sure. I should be sorry to leave Spain just now & shall do my best either to stay on with the Co., or get another place at Tharsis, Seville, and Cadiz, etc".

Consiguió su objetivo y fue contratado como agente comercial y contable por la compañía The Bede Metal & Chemical Cº Ltd, fundada en 1871 en Inglaterra, con un capital de 115.360£ en acciones de 10£, teniendo su sede social en Córdoba. Así que siguió vinculado a minas como La Joya, El Carpio, San Telmo, Cazas del Pasto, Herrerías, etc. propiedad de Bede, cambiando su residencia de Huelva a la Puebla de Guzmán. (foto nº 5)

En su etapa en la Bede una de las acciones más destacadas fue la construcción del Ferrocarril del Guadiana para dar salida a la producción de las minas de Cabezas del Pasto, que fue encargada al contratista Wilhelm Roëdiger Zimmermann. El trayecto iba desde la mina Cabezas del Pasto hasta Sardón, mediante una vía de 762 mm. de ancho a lo largo de 30,900 kms, el resto, hasta el Puerto de la Laja en el estuario del Guadiana, se completaba con un cable aéreo de 4,300 Kms.

Estableció una estrecha relación con Guillaume Daniel Delprat (1856-1937), ingeniero metalúrgico, pionero en la industria minera, que en 1879 comenzó a trabajar en The Tharsis Sulphur and Copper Cº .Lted., pero tan sólo tres años después coincidió con Carr en Bede Metal Co., pero sobre todo porque ambos fueron socios y responsables de la llegada del capital inglés a Cerro Muriano en Córdoba para la explotación de sus minas.

Delprat, en febrero de 1892 publicó en The Transactions of the American Institute of Mining Engineers un artículo, Extraction of ore from wide veins or masses, que le sirvió para reconocimiento de su potencial por la compañía australiana Broken Hill Proprietary Cº. Ltd. convirtiéndose, aunque continuó trabajando para Bede Metal Cº, en una autoridad minera como resultado de la expansión de su obra a México y América del Norte.

Por su parte R. E. Carr, después de pasar por numerosos yacimientos mineros, fue considerado como el ingeniero propulsor del laboreo moderno de Cerro Muriano. Además fue vicecónsul británico en Córdoba entre 1893 y 1910. Ambos aparecen en numerosas fotografías. (Foto nº 6)

Aunque esta presencia británica en las minas es un periodo singular y atípico en cuanto a las formas de vida, tradiciones, usos, costumbres, convicciones, mitos y creencias, forman parte de un capítulo de conformación cultural en la comarca minera de Río Tinto y en otras minas andaluzas.

No obstante, debemos tener mucho cuidado con la simplificación cultural. En Huelva, la desactivación de la minería está provocando "procesos evocadores" de momentos pasados de esplendor, que pueden inducir a la conformación de una seudo-cultura interesadamente.

No podemos caer en el "reduccionismo histórico", y ensalzar únicamente los logros de la comunidad británica en Río Tinto, que por otra parte, representaban y actuaban casi siempre bajo el quitasol de la todopoderosa RTCL, sin presentar paralelamente también las formas de sociabilidad de la comunidad minera autóctona, y las relaciones sociolaborales que emanaron de esta difícil convivencia. Además podemos correr el riesgo, en este proceso de estudio aislado, de quedarnos sólo en el estereotipo, en la anécdota y convertir estos aspectos culturales británicos tan singulares en Río Tinto y otros lugares de Andalucía, en un simple producto turístico desconectado de la verdadera significación cultural e histórica en su conjunto.

No es nuestra intención postularnos en una visión anti-británica de la cultura minera, ni mucho menos; ni plantear un enfoque maniqueo de lo británico en contraposición de lo español. Todo lo contrario venimos destacando la importancia cultural que la presencia británica aportó en la minería andaluza desde mediados del s. XIX. Tan sólo queremos poner de manifiesto que la verdadera esencia de la formación cultural de la comarca es la mina. No son cada una de las muchas influencias culturales de las civilizaciones y empresas que han devenido a lo largo de la historia, sino el conjunto de ellas, en un proceso holístico de generación patrimonial. En Río Tinto, todo lo es por y para la mina. Ha sido el origen del esplendor y la causa de la decadencia con la crisis. Es por tanto el elemento principal de la cultura minera, aunque recientemente lo olvidemos muy a menudo. No debemos olvidar que nos avalan 5.000 años de historia minera, desde el Calcolítico las primeras civilizaciones que se asentaron en nuestra comarca lo hicieron atraídos por la riqueza de los minerales de Rio Tinto.

Dicho esto, es evidente que un apartado de la historia contemporánea onubense, a partir de 1873, estuvo dominado por la RTCL, que llevó a cabo una explotación minera colonial como enclave minero e implantó sus usos y costumbres para una comunidad británica aislada y sin ninguna permeabilidad con los nativos.

Podríamos preguntarnos parafraseando el Gibraltar económico siempre presente en la historiografía de Río Tinto, si existió también un Gibraltar cultural. Entendiendo cultura como la forma de vida de una sociedad a partir de los elementos que comparten sus miembros y transmiten a sus descendientes a través de las tradiciones comunes, de la herencia cultural y social.

Donaciones como ésta, nos ayuda a reconstruir fielmente la historia de las minas de Río Tinto y a determinar las relaciones sociales de cada época en su justa medida.

Es fundamental para generar una conciencia crítica e independiente, que las nuevas generaciones entren en contacto con la historia a través del patrimonio bibliográfico y documental que debemos preservar para ellos.

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