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Fuentepiña, abandonada a dos meses del Año de Platero

  • Tras diez años de desidia, la Junta evaluará el estado de la finca, cuya puerta está tapiada para evitar la entrada de okupas Moguer aún negocia el alquiler con la propietaria

La pequeña piedra blanca que el poeta llevó en el bolsillo de su chaqueta durante los años que duró su exilio hasta su muerte tomó brillo de tanto estar entre sus dedos. Tal y como relata el documental Fuentepiña, paraíso perdido de Juan Ramón, aquella piedra, a modo de talismán o reliquia, recordaba al Nobel aquel paraje que tanto le inspiró y en el que, en parte, escribió y ubicó sus historias de Platero, así como otras muchas obras.

No es casual que, tal y como determina Luis Manuel de Prada, estudioso de la obra del Nobel y ex director de la Fundación Juan Ramón Jiménez, entre junio de 1906 y noviembre de 1910 (periodo en el que el moguereño disfrutó de la casa de campo) el poeta viviera una feliz creatividad en la que vieron la luz casi 18 libros en verso, dos libros en verso y prosa y cinco en prosa. En total, nada menos que una tercera parte de su obra.

Sin embargo, todas estas cuestiones no hallan su correspondencia lógica con el actual estado de la finca: a poco más de dos meses de la celebración del centenario de la publicación de Platero y yo, efeméride bautizada como el Año de Platero, tanto la casa como el "pino grande", a cuyos pies descansa el popular burrito, siguen desprotegidos y al borde del abismo. No en vano, Fuentepiña es el verdadero logo del inminente Año de Platero y la desidia institucional es la culpable de su estado.

El Ayuntamiento de Moguer intenta negociar desde hace dos años con la propietaria de la finca el alquiler de este inmueble, si bien en estos momentos también estudia la opción de proponer una futura permuta de patrimonio público a cambio de la casa, "siempre y cuando sea viable", para adquirirla e incluirla en el registro de bienes inmuebles del Ayuntamiento. Así lo aseguró ayer el alcalde moguereño, Gustavo Cuéllar, tras valorar que las negociaciones se desarrollan en un ambiente de entendimiento.

Mientras se estudia una forma jurídica que permita dar una salida a este inmueble, el deterioro se hace cada vez más palpable y se aferra a las paredes de la casa sin que ninguna administración lo impida. Durante una nueva visita a las instalaciones, Huelva Información ha comprobado que la puerta de entrada ha sido tapiada por la propiedad con cemento para evitar que los okupas, que desde hace diez años y hasta hace pocos meses pernoctaban en su interior, campen en este espacio degradado que se sitúa dos kilómetros de Moguer y con la que el escritor tuvo una fuerte vinculación hasta que viajó a Madrid.

A través de los ventanales, enrejados y abiertos, se puede contemplar la suciedad que se agolpa en el interior de la finca como consecuencia de sus numerosas okupaciones, las pinturas que ensucian las paredes, los restos de fuegos y de destrozados enseres. En la parte trasera de la casa de campo, los aseos apenas conservan su estructura mientras que, delante de la fachada principal, las pilastras se derrumban a modo de lamento.

El pasado mes de abril este periódico ya alertó del abandono, que vivió uno de sus puntos más álgidos hace dos veranos, cuando la casa del guarda, situada a la izquierda según se sale de la finca, sufrió un incendio que también afectó a parte de la arboleda que sube hacia el complejo Nazaret. El estado del techo (prácticamente inexistente), del interior de la casita y de los árboles de uno de sus laterales aún dan buena cuenta de ello.

Ante el deterioro de los últimos meses, en una nota oficial enviada a este periódico la Delegación de Cultura asegura que los técnicos visitarán el lugar para comprobar el alcance de los daños. De esta forma, tras diez años de continuas okupaciones, la Junta anuncia que evaluará su estado y "emitirá un informe técnico que detalle los daños causados por las distintas circunstancias acaecidas".

Afirma también la Junta que la casa y el paraje están incluidos en el Conjunto Histórico de Lugares Colombinos (BIC) desde el año 2004, por lo que "dispone del mayor rango de protección". Sin embargo, tanto el TSJA como el Supremo tumbaron esta protección, que fue recurrida por la propietaria. Tanto es así que, para salvar este escollo, la Junta viene manteniendo desde hace meses que, en todo caso, Fuentepiña está incluida en los Lugares Colombinos, una obsoleta figura promovida por el Ministerio de Educación y Ciencia en 1967 y firmada por Francisco Franco, que declaró Conjunto Histórico-Artístico los sectores de Palos de la Frontera y Moguer.

Según apunta la Junta en su nota oficial, el artículo 14 del capítulo tercero de la ley de Patrimonio Histórico Andaluz determina que los propietarios de bienes integrantes del Patrimonio Histórico Andaluz, se hallen o no catalogadas, deben "conservarlos, mantenerlos y custodiarlos de manera que se garantice la salvaguarda de sus valores".

Sin embargo, el siguiente artículo de la ley ( el 15) explica que, en el caso de que esto no se cumpla, tal y como sucede en el caso de Fuentepiña, la Consejería competente en materia de patrimonio puede ordenar a las personas propietarias de bienes inscritos en el Catálogo General del Patrimonio Histórico "la ejecución de obras o la adopción de las actuaciones necesarias para su conservación, mantenimiento y custodia". La Delegación de Cultura insiste en que "en el pasado y en varias ocasiones" el servicio de Bienes Culturales ha remitido escritos "a la propietaria de la finca y al Ayuntamiento de Moguer" instando a la conservación y mantenimiento de este registro patrimonial, si bien a día de hoy no ha abierto expediente administrativo alguno.

La normativa también deja claro que la Consejería competente puede imponer multas coercitivas cada mes en que se mantenga la situación de desobediencia, por importe máximo (cada una del 10% del coste de las obras o actuaciones impuestas) o bien proceder a la ejecución subsidiaria de las mismas. En último lugar, podrá proceder a la expropiación total o parcial del bien "por causa de interés social". Ninguno de estos extremos han sido abordados.

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